Condenado a un año de cárcel por agredir a su expareja y espiar su teléfono móvil en Palma

El maltratador acorraló de madrugada a la víctima en el portal, le impidió llamar a la Policía y accedió a contenido íntimo de su terminal sin su permiso

El acusado, durante la vista oral celebrada en los juzgados de Vía Alemania, en Palma.

El acusado, durante la vista oral celebrada en los juzgados de Vía Alemania, en Palma. / B. P.

B. Palau

B. Palau

Un maltratador aceptó en los últimos días en un juzgado de Palma una condena de un año de prisión y ochenta días de trabajos en beneficio de la comunidad por golpear a su expareja y espiar su teléfono móvil en la ciudad a finales de 2023.

El acusado, que se enfrentaba una petición inicial de siete años de cárcel, reconoció ante la sala que acorraló de madrugada a la víctima en el portal, le propinó un bofetón en la cara, le impidió llamar a la Policía y accedió a contenido íntimo y personal de su terminal telefónico sin el permiso de la perjudicada.

El hombre, que carece de antecedentes, confesó los hechos ante la magistrada y se declaró responsable de un delito de lesiones, otro de descubrimiento de secretos y un tercero de coacciones leves.

Tras admitir los cargos, la jueza dictó sentencia ‘in voce’ contra él. Además del año de cárcel y los trabajos comunitarios, le impuso una multa de doce meses con una cuota diaria de tres euros, la privación del derecho a la tenencia y porte de armas por dos años y la prohibición de aproximarse y comunicarse con su excompañera durante seis años.

En concepto de responsabilidad civil, el agresor deberá indemnizar a la víctima con 250 euros por las lesiones ocasionadas.

El sospechoso no ingresará en prisión porque la magistrada le suspendió la pena de cárcel por un periodo de dos años en los que no podrá volver a delinquir y con la condición de que debe pagar la compensación económica en un mes. La jueza accedió a la petición de la abogada defensora al valorar que el hombre carece de antecedentes penales.

La sentencia es firme, ya que las partes indicaron que no iban a interponer ningún recurso.

Octubre de 2023

Los hechos se remontan a la madrugada del pasado 7 de octubre de 2023, cuando el encausado logró entrar en el portal de la vivienda de su expareja en el barrio palmesano del Camp d’en Serralta, al acceder detrás de ella y empujarla hacia su interior.

El hombre se negó a marcharse de allí y le insistió en que debían retomar la relación, puesto que no aceptaba la ruptura sentimental que se produjo aproximadamente hacía un año.

El sospechoso, al ver que la víctima, cogía el móvil para llamar a la Policía, se lo arrebató de las manos y le dijo “tu no vas a llamar a la Policía”. Acto seguido, a fin de causarle un detrimento físico, le propinó una bofetada en el rostro, al tiempo que la zarandeaba con fuerza cogiéndola de los brazos y forcejeaba con ella para tratar de besarla.

El agresor le indicó que la tenía vigilada y controlaba sus movimientos al apostarse en las inmediaciones de la vivienda de la perjudicada a fin de comprobar si iba con otros hombres.

La afectada, finalmente, logró marcharse del lugar y pudo recuperar su teléfono móvil cuando los agentes detuvieron al acusado más tarde. En ese momento, el hombre devolvió el terminal.

Sin embargo, previamente el sospechoso había conseguido desbloquear el aparato, ya que conocía las claves del mismo. De esta manera, movido por los celos, según subraya el ministerio fiscal, buscó y finalmente encontró en los archivos privados del terminal, tanto en fotografías como en redes sociales y en la aplicación de WhatsApp de su expareja, contenidos relacionados con otros hombres.

El encausado logró acceder a este contenido íntimo y personal de la mujer sin que ella prestara su consentimiento ni autorización, por lo que cometió un delito de descubrimiento de secretos.

Como consecuencia de lo ocurrido durante esa madrugada y tras la agresión padecida, la joven sufrió hematomas en los antebrazos y en la zona facial. Según la acusación pública, precisó asistencia médica y tardó en curar de las lesiones cinco días.

Horas después del episodio de violencia machista, un juzgado de instrucción de Palma dictó una orden de protección en favor de la perjudicada, en la que prohibía al hombre acercarse y comunicarse con ella.

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