El omnibús atropella al autobús

El transporte es una cuestión de Gobiernos, así que La Moncloa y el Consolat han de explicar sus angustias minoritarias

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reúne por primera vez con la presidenta del Govern, Marga Prohens, en Consolat de Mar.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reúne por primera vez con la presidenta del Govern, Marga Prohens, en Consolat de Mar. / Isaac Buj

Matías Vallés

Matías Vallés

El omnibús atropella al autobús, cargado de pasajeros mallorquines. No vengan aquí a buscar culpas, solo competencias y sobre todo incompetencias. No se dejen amilanar por los gritos de una María Jesús Montero siempre nefasta para Balears, con el nuevo estribillo de que «nadie puede estar en contra del Decreto», como si el PSOE fuera una religión.

El transporte es una cuestión de Gobiernos, y su carácter gratuito durante dos años ha desatado en Mallorca una de las revoluciones más interesantes de los últimos tiempos, porque ha invitado a subir al autobús a personas que nunca se lo hubieran planteado. Además de aliviar a las famosas «clases medias y trabajadoras», codiciadas por todos los partidos.

Las responsabilidades estrictamente gubernamentales del fracaso del decreto omnibús exoneran a la oposición. Es más incorrecto que injusto atribuir el fracaso de la iniciativa legal al PP, que necesita a Vox y sobre todo a Junts para abortar el trayecto. El único titular posible señala que Sánchez no ha conseguido su propósito de gobernar, en un ritual de peligrosa reiteración.

Por lo mismo, si Marga Prohens insiste en considerarse presidenta del Govern, palabra de traducción inminente incluso para un patriota de ultraderecha, tiene que asumir la tarea de gobernar no siempre posible desde el palco del fútbol sala. El PP balear en el poder, mal que le pese, no solo carece de presupuestos sino que ha perdido las cuentas que tenía garantizadas al principio de la legislatura.

La Moncloa y el Consolat han de explicar sus angustias minoritarias para aprobar gratuidades y presupuestos, deben dejarse de trolebuses porque la oposición se limita a hacer su trabajo disolvente. Despertarse hoy a la evidencia de que el PP y el PSOE anteponen Madrid a Mallorca equivale a escandalizarse por la victoria de Trump. Sobre todo cuando Prohens ha sido diputada en Madrid, sometida a un voto de obediencia de disciplina cartuja.

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