Una mallorquina en los incendios de Los Ángeles: «Son comunes en la zona, pero esta vez era diferente»

Más de 20 fallecidos, 16.000 hectáreas afectadas y 150.000 personas evacuadas es el balance provisional tras el feroz paso de las llamas por la costa oeste de Estados Unidos

Dos mallorquinas vivieron de cerca el poder del fuego

El fuego ha devastado más de 16.000 hectáreas en Los Ángeles.

El fuego ha devastado más de 16.000 hectáreas en Los Ángeles. / DM / Bárbara Vidal

Jordi Sánchez

Jordi Sánchez

Los Ángeles se convirtió durante varios días en un verdadero infierno. El fuego, generado por hasta seis focos y avivado por las fuertes rachas de viento de Santa Ana, se ha cobrado hasta el momento la vida de 27 personas y ha destruido por completo más de 12.000 estructuras, la mayoría casas e incluso urbanizaciones completas. Desde el 7 de enero hasta hoy han ardido más de 16.000 hectáreas, 150.000 mil personas han sido evacuadas y los daños materiales han ascendido a millones. Sin embargo, las cifras no opacan el sentimiento de los californianos, muchos ahora sin hogar, otros devastados al ver las catastróficas imágenes. Dos mallorquinas afincadas en Los Ángeles, una de las capital es de la costa oeste de Estados Unidos, aseguran que los últimos días han sido «muy duros» y ambas conocen a gente «que lo ha perdido todo». 

Laura Niubó nació en Mallorca, pero una gran oportunidad laboral la llevó hace 11 años hasta Los Ángeles. Es diseñadora gráfica, y cuenta que «nunca había visto algo así». Su casa y su familia están bien, pero conoce a gente que lo ha perdido todo. «La primera noche pasamos mucho miedo. Los vientos eran muy fuertes y nos fuimos a dormir sin saber si nos darían el aviso de evacuación». 

La mañana después vieron la magnitud de la catástrofe: «Se cerraron los colegios y nosotros nos encerramos en casa. La calidad del aire se volvió muy mala y solo salíamos a la calle para cosas esenciales, y con la mascarilla puesta». Amigos suyos se han visto afectados por el fuego pero conocidos del trabajo han llegado a perder sus hogares y todas sus pertenencias. «Hemos podido hablar con ellos, todavía están asimilando la situación, e intentamos mantener el contacto», explica Niubó, que a medida que pasaban los días se empapaba de la masiva información que iba publicándose tanto en medios de comunicación como en redes sociales. «Me considero muy afortunada, no soy de las personas que está sufriendo las consecuencias directas, pero nunca había visto algo así, en ningún sitio en los que he residido».

Impactantes imágenes aéreas de las llamas que continúan arrasando Los Ángeles

Lucía Feijoo Viera

Ahora trata de ayudar a los afectados a través de donaciones, tanto económicas como de materiales. «Hice una compra para que una mamá la llevara al las familias afectadas, y también doné dinero a los bomberos a través de el primo de una amiga, que está en el cuerpo». La mallorquina se alivia al ver la unión humana que la catástrofe ha generado en su comunidad, y aprovecha el momento también para reflexionar «sobre el cambio climático y la conservación de la naturaleza». 

Sufrimiento a distancia

Sandra Lipski, directora del Evolution Mallorca Film Festival, vivió permanentemente en Los Ángeles durante 20 años. La germano-mallorquina tiene un apartamento en Hollywood Hills y las órdenes de evacuación llegaron a dos manzanas de su casa. 

«Al principio vi algunas fotos en las redes sociales y no les di mucha importancia. Estoy acostumbrado a los incendios estacionales en las colinas de California que rodean la ciudad. Algunos años son peores que otros, pero pronto me di cuenta de que esta vez la magnitud era diferente. Lo que hizo que los incendios fueran incontrolables fueron los famosos vientos de Santa Ana, que habían desarrollado una fuerza increíble durante la noche e hicieron imposible combatir los incendios», relata Lipski. 

Cuando se dio cuenta de que no se trataba de un incendio cualquiera, lo primero que hizo fue contactar inmediatamente con sus amigos de la zona. «Una familia con la que nos hicimos amigos a través del jardín de infantes de mi hija lo ha perdido todo. Su casa está en Malibú y su orden de evacuación fue una de las primeras emitidas. Tuvieron que caminar muy rápido, con sólo un pequeño equipaje de mano. Cuando regresaron a revisar su casa, se había quemado hasta los cimientos y solo la chimenea aún sobresalía hacia el cielo: una visión aterradora. La velocidad de la destrucción es inimaginable». 

Conocedora del negocio del cine, cree que «Hollywood no se recuperará en mucho tiempo, si es que alguna vez lo hace».

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