El hombre que mató a su mujer y a su hijo en sa Pobla se excusa que actuó drogado
El individuo se ha presentado como una víctima de sus adicciones, pero no ha explicado las razones del doble crimen, ni se ha mostrado arrepentido

Atlas News
Ali Khouch, el ciudadano marroquí que asesinó a su mujer Warda Ouchene y a su hijo Mohamed en su domicilio de sa Pobla y que se convierte en el primer acusado que se enfrenta en Baleares a la pena de prisión permanente revisable, no ha querido explicar las razones que le llevaron a tomar tan horrible decisión.
Aunque no se ha justificado por lo que hizo, que él mismo reconoce, se ha excusado en que aquel día tomó drogas y alcohol. Es decir, siguió la estrategia que le ha marcado su abogado Miguel Ángel Ordinas, al único al que ha querido responder preguntas, en un intento de que se le reconozca una atenuante de embriaguez. Y para ello ha sostenido que venía consumiendo cocaína, heroína y alcohol desde el año 2007. Es decir, ha interpretado un papel de una víctima más de este suceso, debido a su condición de adicto.
Para escenificar este papel ha explicado que mucho antes de la fecha del doble asesinato, cometido en la noche del día 16 de mayo del año 2021, había intentado varias veces suicidarse, aunque sin éxito, y había ingresado varias veces en un hospital por estos problemas de adicción. Sin embargo, no aclaró el número de intentos de suicido, ni tampoco las veces que había ingresado, ni dónde lo había hecho. El acusado, tras una breve declaración, regresó al banquillo, sin manifestar su arrepentimiento por este doble asesinato, que incluye la muerte del bebé que esperaba su mujer embarazada, ni tampoco disculparse por lo que había hecho.
Antes de la declaración de Ali las distintas acusaciones expusieron a los ciudadanos que forman el jurado popular la atrocidad de este doble asesinato, que justifica esta petición de prisión permanente revisable, a la que también se añade otra pena de 25 años de prisión por uno de los dos asesinatos que el propio acusado confesó desde el momento de la detención.
Al ser la primera vez que en Balears se solicita la máxima pena que recoge la ley la acusación que representa la fiscalía la está ejerciendo el fiscal superior, Julio Cano, que habló de “hechos espantosos” y de tanta brutalidad que incluso son difíciles de describir en un juicio. Y es que la fiscalía quiere demostrar que el acusado, al regresar esa noche a su domicilio de sa Pobla, donde se encontraba su mujer y su hijo de solo siete años, inició una disputa con la víctima. Y durante esta pelea agarró un cincel y le propinó una fuerte en la cabeza de la mujer. Al darse cuenta que seguía con vida, forcejó con ella, agarrándola del cuello y estrangulándola, hasta que logró dejarla sin respiración y matarla. Toda una agresión que fue presenciada por el niño de siete años, llamado Mohamed, que también fue asesinado por su propio padre, que estranguló a su hijo hasta que terminó con su vida.
El acusado intenta también que se le reconozca, además de la atenuante de drogadicción, la de confesión, ya que fue él mismo quien, primero avisó a su cuñado (hermano de la víctima) y después a la Guardia Civil para anunciar que había matado a su esposa y a su hijo. Pero este aviso no se realizó el mismo día del crimen, sino al día siguiente por la tarde. Tras matar a sus dos familiares, el individuo se cambió de ropa y quitó la batería y la tarjeta al teléfono de su mujer. Después pidió a un taxi para que le trasladara a Palma, aunque más tarde fue en su propio vehículo. Se dirigió a Son Banya, supuestamente para comprar droga, y después contrató a una prostituta para mantener relaciones sexuales y pasar la noche con ella. Al día siguiente fue cuando confesó lo ocurrido y se entregó.
Para las acusaciones, que también ejercen la familia de las víctimas y la comunidad autónoma, este comportamiento posterior al crimen no encaja en una persona que afirma que se encontraba bajo los efectos del alcohol y las drogas. Y no lo es por la capacidad que tuvo para conducir de sa Pobla a Palma y dirigirse a Son Banya. También han resaltado las acusaciones que el individuo, en ningún momento de esta confesión a la familia, habló de su hijo al que acababa de asesinar.
Los cuerpos, en realidad, fueron descubiertos por un sobrino de la mujer, de doce años de edad, que al encontrar la puerta cerrada con llave, hecho que no ocurría nunca, primero avisó a la Guardia Civil y después entró en la casa a través de una ventana rota. Allí se encontró con el atroz escenario de que su tía y su primo de siete años que habían sido asesinados.
El abogado de la familia ha insistido en su exposición al jurado que “el dato vence al relato” y que lo ocurrido esa noche en el domicilio de sa Pobla superaba cualquier película de ficción, por la brutalidad con la que fueron asesinadas ambas víctimas.
En la exposición también se detalló que la mujer había denunciado varias veces a su marido por maltrato y que incluso durante unos meses había abandonado el domicilio familiar. Sin embargo, por la presión que habían ejercido los hermanos del acusado, debido a que en su cultura está mal visto la separación de una pareja, había decidido regresar. De hecho, tras reanudar la relación la mujer había quedado embarazada de su segundo hijo, aunque el acusado declaró en su momento que tuviera conocimiento de ello.
El jurado popular ha quedado convocado para el próximo martes, fecha en la que continuará el juicio, que durará varias semanas. Las acusaciones han anunciado que los hechos quedarán más que demostrados a través de las declaraciones de los testigos, de los investigadores y de los técnicos.
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