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Carles Manera, catedrático de Historia Económica en la UIB y consejero del Banco de España: «La izquierda debe centrarse en la inversión pública y no tener miedo a los mercados»

Desmontar los mantras de la economía ortodoxa es el mayor logro de 'Economía en crisis. Aprendiendo de la historia económica', el nuevo libro del mallorquín que será presentado en Madrid el día 28 por el ministro Carlos Cuerpo. Contestó a esta entrevista días antes de la muerte del presidente de Baleares Francesc Antich, quien le puso al frente de la cartera de Economía y Hacienda entre 2007 y 2011: «Fue un pionero».

El economista y exconseller balear de Economía Carles Manera, en el despacho de su domicilio en Palma.

El economista y exconseller balear de Economía Carles Manera, en el despacho de su domicilio en Palma. / B. Ramon

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

Palma

Economía en crisis es fruto de un proceso de diez años de trabajo. ¿De qué necesidad nace este libro?

Surge de dos cosas. Una, que la economía como disciplina científica está atravesando una situación de crisis de interpretación y de saber diagnosticar mejor los problemas y enfrentarse a ellos. Y la segunda es que pretendo reivindicar la historia económica como herramienta central para entender e incidir en el presente. Es decir, conocer las crisis más recientes y cómo se actuó ante ellas ha servido para corregir errores y, en algunos casos, para reincidir en ellos. El libro parte de reflexiones que desde el año 2013-2014 he ido publicando en mi blog y en algunas entradas de la web Economistas Frente a la Crisis. Entonces pensé que era interesante recogerlo todo, actualizarlo, darle un hilo conductor y tratar de dar respuestas.

¿Relegar la historia de la economía ha sido especialmente sangrante en este primer tercio del siglo XXI o es algo que arrastramos del XX?

Lo arrastramos, pero fue bastante elocuente con la respuesta que se dio en la crisis financiera del 2008, que lo que se hizo fue, en Europa, subir los tipos de interés, cortar el crédito, retirar ayudas, todo en aras de equilibrar las cuentas públicas e iniciar la austeridad económica, el austericidio. En cambio, durante la covid se aprendió de los errores. O sea, quieras que no, de manera subconsciente o inconsciente, la historia económica estaba ahí y se pensó que lo que hicimos en 2008 no fue bien y se probó otra forma. Entonces esto es lo que explica que en el siglo XXI las dos grandes crisis que ha habido se hayan enfrentado con políticas diferentes y se hayan resuelto de manera diferente. En el caso de la gran recesión, en Europa se inició la crisis en 2008 y se salió de ella en 2014. En la covid se inició la crisis en marzo-abril de 2020 y se salió en 2021. La conclusión es que una política económica de perfil keynesiano, como la que se aplicó durante la covid, ha servido para enfrentarse mejor a la crisis.

PALMA, CARLES MANERA ECONOMISTA Y PROFESOR DE LA UIB.

PALMA, CARLES MANERA ECONOMISTA Y PROFESOR DE LA UIB. / B. Ramon

Hirschman y la visión holística de la economía

Otro aspecto que reivindica en el libro es la necesidad de tener una visión más holística de la economía. En este sentido, uno de los autores que más cita es Albert Hirschman, un economista en los márgenes. ¿Cuándo lo descubrió?

A Hirschman me lo descubre Ernest Lluch, que era un buen amigo mío y un maestro para mí. Ha estado presente en muchas facetas de mi carrera profesional y él me indicó la necesidad de leer a Hirschman. Cuando yo trabajaba el modelo balear de crecimiento, veía que podían producirse encadenamientos productivos, es decir, que la actividad de un sector pudiera influenciar sobre el desarrollo de otro sector. La experiencia en este sentido de la industrialización balear y el desarrollo agroindustrial que había en Mallorca sirvió como bagaje para tirar adelante luego el sector turístico. Hirschman hablaba precisamente de links, linkages, encadenamientos. Esta es un poco la idea que presiden mis investigaciones científicas y luego la reflexión teórica sobre la economía. En este momento, son muchos los que invocan a Hirscham, pero pocos lo han leído, y no es un economista de cabecera más que para la economía heterodoxa. La economía mainstream sigue anclada en preceptos muy neoclásicos.

Hablar de economía también es hacerlo de batallas ideológicas. En España se está librando una muy importante respecto a la política fiscal. ¿Conducen los recortes impositivos a una mayor desigualdad?

Sin redistribución de la riqueza a través de los impuestos es muy difícil que funcione la democracia. Las políticas que se están desarrollando en determinadas regiones como Madrid, Andalucía, Extremadura o Cantabria, que se centran en una bajada muy importante de los impuestos a la franja más rica de la población y en un recorte de gasto social, como por ejemplo a las universidades públicas, son un exponente de esto. Si además tenemos un entorno planetario bastante inquietante con el triunfo de Trump y con el avance de la extrema derecha en muchos países europeos, pues tenemos un cóctel realmente difícil. Trump habla de un 60% de incremento arancelario a los coches eléctricos chinos y de casi un 30% a los productos europeos. Si esto se produce, va a generar unos efectos muy problemáticos. Esto va a significar un cierre comercial porque los otros países, con la política de arruinar al vecino, van a hacer lo mismo. Entonces se va a generar, por un lado, un incremento de los precios, se va a generar inflación, y la generación de inflación va a obligar a los bancos centrales a subir los tipos de interés. Si a todo eso el dólar se refuerza como se está reforzando, las compras europeas en dólares, es decir, la compra de energía, va a ser más cara, y se van a presentar más dificultades. Una de ellas es el empobrecimiento sobre todo para las clases medias y bajas. Lo que quiero decir es que es un sinsentido que se quiera forzar una recesión sin necesidad de ello, sólo por un tema estrictamente de ultranacionalismo económico. Una situación que es inquietante no sólo para los economistas hirschmanianos como yo o heterodoxos o progresistas, sino también para los bancos centrales.

«Sin una redistribución de la riqueza a través de los impuestos, es muy difícil que funcione la democracia»

¿Cómo puede la socialdemocracia hacer frente a toda esta ola reaccionaria, máxime cuando la izquierda más a la izquierda en este país está sumida en una crisis gravísima?

En efecto, hay un problema que hay que resolver y que tiene un impacto en la economía. Traería a colación en estos momentos ese concepto que se me ocurrió hace unos años, que es el de la Cuarta Vía, que está reflejado en estas páginas y que llamó mucho la atención de Joaquín Estefanía, de hecho el prólogo al libro lo titula así. Esta Cuarta Vía se origina de alguna forma con el primer Pacto de Progreso en Baleares. De alguna manera ese es el origen a nivel del Estado, porque luego del ejemplo balear, con la presidencia del pionero Francesc Antich, que es un gobierno de izquierdas por primera vez desde la Segunda República, se va a trasladar al gobierno de Maragall también, cuando va a necesitar el apoyo de otras fuerzas. ¿Por qué es así? Porque la aritmética parlamentaria ya no permite mayorías absolutas, entonces las izquierdas de alguna manera tienen que buscar puntos en común y desde mi punto de vista el punto en común central es la socialdemocracia. Es decir, de alguna forma se debe abandonar la idea de asaltar los cielos, que es muy tópica, muy poética, pero muy poco realista, e ir a lo concreto. Y en ese sentido, y sobre el libro también lo expongo, la socialdemocracia no tiene que inventar la pólvora, o sea, ni buscar ser de excesiva izquierda, ni centrar su batalla en lo queer o en ese tipo de planteamientos menos materiales.

Preservar los grandes resortes del Estado de bienestar

¿A la izquierda le han lastrado mucho las batallas culturales?

Sí. Lo importante para mí es preservar los grandes resortes del Estado de bienestar, que son la educación y la sanidad públicas, los servicios públicos, la inversión pública, y no tener miedo a esto y, sobre todo, no tener miedo a los mercados. Esto es muy importante. Y ahí la historia económica nos da nuevas lecciones. Esto le pasó a Roosevelt en el año 1937, le pasó a Zapatero en 2010 y a toda la UE en 2010. Pero por ejemplo no le pasó a Estados Unidos en 2008. En 2008-2009 no hubo miedo a los mercados. Un presidente de la Reserva Federal que era republicano, conservador, aplicó unas medidas diferentes porque sabía historia económica. Porque Ben Bernanke, que es Premio Nobel de Economía, es un historiador económico, experto en el crack del 29. Sabía perfectamente cómo tenía que actuar. Pero esto no es una deducción mía, lo explica él en sus memorias. Cuenta que hizo lo contrario a Roy A. Young, presidente de la Reserva Federal en los años 20-30. Bajó los tipos de interés, inyectó mucho dinero en el mercado, al gobierno federal y permitió que Estados Unidos en menos de un año se recuperara. En Europa tardamos seis años en reponernos con otra política económica.

PALMA, CARLES MANERA ECONOMISTA Y PROFESOR DE LA UIB.

PALMA, CARLES MANERA ECONOMISTA Y PROFESOR DE LA UIB. / B. Ramon

La economía debe interactuar también con los actuales indicadores climáticos. ¿Es el fin del crecimiento económico?

Soy crítico con las teorías del decrecimiento económico tal y como a veces se plantean. Es decir, hay que decrecer en determinados vectores, sí, pero no se puede decrecer en el conjunto de la economía. Hay que decrecer en los consumos energéticos, hídricos y en el consumo turístico, en eso yo creo que sí hay que establecer pautas de decrecimiento con medidas sensatas, pero plantear un decrecimiento para volver a una arcadia que no sabemos cuál es me parece muy utópico y, debo confesarlo, muy de pequeño burgués, de gente que ya tiene una cierta posición social, que tiene la vida ya solucionada. Nosotros hicimos un estudio sobre qué significaría para Baleares decrecer al nivel de turistas del año 98 y el resultado era una caída del PIB del 35%. Entonces, claro… Lo que no se puede es lanzar un mensaje sin ningún tipo de análisis ni alternativas realistas. El economista o el científico social tiene que trabajar con datos reales y con perspectivas de sentido común.

«Plantear decrecer para volver a una arcadia desconocida me parece u tópico y de pequeño burgués»

El decrecimiento

¿Es Baleares el lugar ideal para aplicar las medidas de decrecimiento que ha comentado?

Hay que decir que el libro no trata sobre Baleares, es un libro de economía general. Pero sería aplicable todo lo que he dicho. La palanca para mí esencial para avanzar en las islas es la inversión pública. Es decir, sin esto es muy difícil encarar el problema. Esto puede generar déficit público y por tanto incremento de deuda pública. Pero creo que en momentos de retos, desafíos y recesiones, esto también la historia económica nos lo enseña y ya lo decía Keynes, el economista tiene que pensar más en el bien común que en cuadrar sus renglones contables. En este sentido, es importante no perder de vista la inversión pública. Es una pieza esencial. De ahí es donde pueden surgir proyectos interesantes. Por ejemplo, el fondo Next Generation UE es un proyecto interesante desde un punto de vista político y económico. Esto es lo que está permitiendo, por ejemplo, entre otras cosas, que un país como España esté avanzando mucho.

The Economist ha coronado España como la mejor economía avanzada en 2024.

Sí. Nosotros en el Banco de España hemos revisado el crecimiento en tres o cuatro décimas al alza. Y el FMI en octubre también lo hizo.

Algo tendrá que ver la gestión del presidente Pedro Sánchez.

No quiero politizar el tema, porque si no pierdes fuerza en tu mensaje. Pero aquí se está viendo el tema de la inversión pública, que es fundamental, y a partir de ahí, claro, gestionar bien el dinero.

No depender del turismo

¿Qué cambios deberían llevarse a cabo en la economía balear para no ser tan dependientes del turismo?

Primero, incrementar de manera muy importante los recursos en I+D+i. Esto sería fundamental. Estamos en el 0,33% sobre el PIB, cuando deberíamos estar en el 0,6-0,7. España está en el 1 y pico, y la media europea en el 1,8-1,9. Hay que llegar al 3%, pero debe hacerse de forma sensata. Pienso que duplicar en este momento las asignaciones a I+D+i en Baleares sería importante por un motivo muy significativo, que esto es algo que se desconoce mucho de la economía española y de la economía balear, y es que la diversificación económica es más elevada de lo que la gente piensa. Es decir, en Baleares hay diversificación económica efectiva. No es un proyecto teorético. Es decir, tenemos datos. El Parc Bit está aportando el 2% del PIB a Baleares. Solamente el Parc Bit aporta más que la agricultura entera. Y ahí tienes empresas de software, biotecnología, biomedicina, robótica, y que además exportan. El crecimiento de la exportación de servicios no turísticos se ha incrementado mucho en Baleares y en España. Hasta el punto de que los servicios turísticos en España han aumentado creo que cerca del 5% y los servicios no turísticos han aumentado más del 8%. Esto nos da una idea de que aquí hay talento, hay emprendimiento, hay empresas pequeñas y medianas que están trabajando y lo están haciendo con más valor añadido. La clusterización de las empresas es otro nicho, hay que potenciarlos con capital riesgo, dar ayudas a proyectos de chavales jóvenes que tienen buenas ideas pero que no tienen financiación. Ahí tienes la posibilidad de invernaderos de empresas. Y, luego, también tienes otro factor crucial que se ha dejado totalmente abandonado, que es el Distrito Innovador de Nou Llevant en Palma, que parecía que tenía un empuje importante pero que se está convirtiendo en un proceso más bien especulativo de suelo. Todos estos factores suponen diversificar de verdad la economía. Y no fantasmagóricas mesas [las Mesas para el Pacto por la Sostenibilidad del Govern] que no sabemos qué van a decir, o que ya sabemos lo que van a decir.

PALMA, CARLES MANERA ECONOMISTA Y PROFESOR DE LA UIB.

PALMA, CARLES MANERA ECONOMISTA Y PROFESOR DE LA UIB. / B. Ramon

Sus referencias son sobre todo a la tecnología. ¿Y la economía de cuidados o la industria tradicional?

El sector quinario de la economía [incluye salud, educación, tareas del hogar y cuidado de personas] es cada vez más potente. En Escandinavia, de hecho, es un sector motor el cuidado de las personas mayores y las escoletes de 0 a 3 años. Además, ahí la posibilidad de futuras robotizaciones es escasa, por tanto, la intensidad laboral es alta. Y son empleos que implican también a la formación profesional y que deberían ir a más. La administración pública tiene que apoyar este tipo de iniciativas con ventajas fiscales, con ayudas, con subvenciones. En este sentido, el Estado tiene que ser emprendedor. Como dice Mariana Mazzucato, tiene que ser emprendedor porque la historia económica nos enseña una vez más que gracias a ello se han podido desarrollar las economías de una forma eficiente.

El Estado no ha sido emprendedor con el problema de la vivienda.

Es importante crear un parque de vivienda pública, con opción solamente a alquiler y no a compra para no perder esos pisos, que deberían ser un patrimonio público que supusiera el cuarto pilar del Estado de bienestar junto a la educación, la sanidad y la dependencia. Y, claro, ahí el problema es que la dilación temporal puede generar mucha frustración porque tú no puedes construir un parque de viviendas de la noche a la mañana. Lo interesante sería que en España hubiera una inversión anual del orden de 4 ó 5 mil millones de euros para vivienda pública. Esto está estudiado. Luego con la vivienda vacía puedes intervenir para conseguir que salgan a un mercado restringido, es decir, para las personas más vulnerables.

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