Baleares se sitúa en el furgón de cola de España y Europa en innovación

Trece comunidades aventajan al archipiélago, que es la 171 región continental en factores como digitalización o sostenibilidad según el Marcador Europeo

El monocultivo turístico ha frenado la innovación de Balears. | DM

El monocultivo turístico ha frenado la innovación de Balears. | DM

Matías Vallés

Matías Vallés

Los nubarrones que se divisan en el futuro económico de Baleares amenazan con descargar una tormenta, de acuerdo con las valoraciones llevadas a cabo por las instituciones continentales. En el capítulo decisivo de la innovación, la comunidad se sitúa ahora mismo en el furgón de cola de España y Europa. Así se desprende del último Marcador Europeo (European Innovation Scorecard), que sistematiza los datos correspondientes a 2023.

La doctrina de la botella medio llena permite leer que Baleares mejoró su ubicación innovadora durante el pasado ejercicio. En concreto, ocupa actualmente la posición número 171 entre las 239 regiones europeas exploradas, equivalente a un suspenso de gravedad acentuada por la situación de privilegio que había disfrutado la comunidad en el seno de la UE.

El Marcador Europeo correspondiente a 2022 colocaba a Baleares en la posición 178, siete puestos inferior a su actual ubicación pero dentro del mismo rango deficiente. Además, tampoco puede garantizarse una evolución sostenida, dado que la evaluación de 2021 implicaba el lugar 175 en la clasificación. Cabe hablar a lo sumo de una inversión de la tendencia negativa. En la traducción a datos concretos, el archipiélago se sitúa a un modesto 71 por ciento de la media europea en el capítulo de la innovación.

La mejoría relativa de Baleares en 2023 también queda empañada al contemplar que ha sido uniforme entre todas las regiones españolas. También en esta sintonía se observa la pérdida del liderazgo atribuido tradicionalmente al archipiélago en los parámetros macroeconómicos. De hecho, hasta trece comunidades españoles obtienen puntuaciones superiores a la balear.

En una tabla que sería impensable a comienzos de este siglo, Baleares se ve superada en innovación por Galicia, Murcia o Castilla y León. Empata asimismo con Andalucía. Dado que el Marcador Europeo mide las plataformas de despegue social y económico, las perspectivas de futuro no son halagüeñas.

De hecho, Baleares se ve absorbida en cuanto a innovación por una tendencia a la homogeneización. Canarias sigue a la cola en esta faceta, pero se están estrechando los márgenes hasta el extremo de que el archipiélago atlántico es la única región a distancia apreciable del mediterráneo. En la cumbre de la clasificación, ya se cuentan cuatro autonomías por encima de la media europea, a la que se asigna el cien a efectos de baremación. Las agraciadas son Euskadi, Madrid, Cataluña y Navarra. Tradicionalmente, Baleares se codeaba con las tres primeras como representante española mejor acreditada frente a las medias continentales. Por tanto, el Marcador Europeo constata un declive.

La innovación valora la digitalización y la sostenibilidad, pero también el capital humano, un sistema de investigación atractivo o la inversión y colaboración empresariales. Una posible traducción de los datos muy mejorables es la obsesión por el beneficio inmediato del monocultivo turístico, y una despreocupación sobre la continuidad de la única fuente de riqueza sólida de Baleares. Los datos de visitantes en auge reflejan una explotación cada vez más intensa y menos rentable. El Marcador Europeo augura además un futuro no demasiado próspero.

La incapacidad innovadora de Baleares no solo contrasta con el nivel de renta que constituye uno de los bastiones habituales de justificación del modelo, sino que contribuye a explicar una degradación progresiva que tiene su origen en el siglo pasado. El indiscutible liderazgo balear evolucionó hacia una competencia abierta con Madrid, Cataluña o Euskadi. El empobrecimiento comparado ha conducido en la última década a la pérdida de fuelle frente a comunidades inesperadas como Aragón o La Rioja. Encontrarse ahora en el pelotón de Castilla-La Mancha o Extremadura, cuando la segunda ha perdido incluso abruptamente seis posiciones en el Marcador, obliga a plantearse los errores cometidos durante el trayecto descendente.

En los años noventa no abundaban los barómetros que registraran la innovación. Sin embargo, Baleares superaba la media regional europea en todos los índices de riqueza, donde es preciso recordar que no se habían llevado a cabo las ampliaciones que han debilitado al conjunto de la Unión. El archipiélago superaba incluso a Länder alemanes, ninguna autonomía soñaba con alcanzarle y superaba en más de un cincuenta por ciento la media estatal.

En plena euforia, aunque no existía la pasión por los datos macroeconómicos ahora vigentes, la entonces Comunidad Europea ya advertía contra algunos vicios de la economía balear. A Bruselas le preocupaba la excesiva concentración en una sola actividad. En las instituciones continentales también llamaba la atención que la elevada riqueza contrastara con la débil titulación académica de los residentes. Son carencias que han contribuido a la baja innovación actual.

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