Francesc Ramis, sacerdote y teólogo: «La ciencia explica las leyes del universo, la teología la profundidad de lo que nos rodea»

Francesc Ramis posa en el patio de la residencia sacerdotal, en Palma.

Francesc Ramis posa en el patio de la residencia sacerdotal, en Palma. / B. Ramon

Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

Biólogo de formación y sacerdote, Francesc Ramis se doctoró en Teología y fue hasta hace poco profesor de Historia Antigua en la UIB. También es canónigo de la Catedral de Mallorca. Defiende que «no hay conflicto entre religión y ciencia», se muestra crítico con el «consumismo desbocado» y reivindica la celebración de la Navidad desde las esencias de la fe cristiana.

¿Cómo es eso de cambiar la bata de científico por la casulla de sacerdote?

(Sonríe) Más que cambiar una prenda por la otra, me las pongo una encima de la otra, pues no hay conflicto entre la religión y la ciencia. Son dos ámbitos diferentes. Uno se mueve por el rigor y el método científico y el otro tiene a la fe como eje para entender el mundo. La ciencia explica las leyes del universo, la teología la profundidad de lo que nos rodea. Ahora bien, en mi caso, los dos ámbitos se superponen y complementan. A medida que conozco más el mundo desde la ciencia le encuentro más su sentido profundo a través de la teología. Comprender el mundo me ha ayudado a contemplarlo desde la fe.

Doctor en Teología. ¿Qué estudia esta materia?

La teología es el esfuerzo que hace la Iglesia para reflexionar sobre la Palabra de Dios. O lo que es lo mismo: Contemplar las Sagradas Escrituras con los ojos del corazón, que es el lugar por el que Dios habla a los que tenemos fe.

Pero, ¿Podemos encontrar todavía hoy cosas nuevas en los libros bíblicos?

Cada momento de la historia ha tenido su manera de interpretar el Antiguo y el Nuevo testamentos. Y le diré más, en cada momento de nuestra vida podemos encontrar maneras diferentes de entender el mensaje. Además, desde el siglo XX, la teología ha incluido elementos provenientes del mundo oriental, con lo que los estudios bíblicos se han abierto a otras maneras; por otra parte, el estudio de los métodos literarios también ha avanzado mucho, cosa que ha permitido entender mejor la manera de redactar los textos sagrados; finalmente, la teología como disciplina ha incorporado la realidad de cada momento, interpretando la Biblia con ojos de nuestra época.

El sacerdote y canónigo de la Seu Francesc Ramis en dos instantes de la entrevista. | B.  RAMÓN

El sacerdote y canónigo de la Seu Francesc Ramis en dos instantes de la entrevista. | B. RAMÓN

Cuando hablamos de teología ¿nos referimos al ámbito cristiano o solamente al católico?

La teología abarca el cristianismo en todas sus formas.

¿La Teología es al cristianismo lo que la Cábala al judaísmo?

No es ninguna tontería establecer esa regla de tres, pues son dos campos que, siendo diversos, combinan muy bien. La teología tiene muy en cuenta la tradición rabínica, aunque, por otra parte, mientras el mundo cabalístico estudia el Antiguo Testamento con ojos próximos al ocultismo, la teología en cambio, si lo hace de esta manera siempre tiene la contemplación como base, pues los teólogos creemos que es a través de nosotros cuando se manifiesta el Espíritu Santo. Así pues, un teólogo debe ser profundamente religioso y a la vez debe estar enraizado en el mundo en el que vive, pues en cada momento encontrará las maneras propias de entender la voz de Dios. En la muerte de un ser querido, en el enamoramiento, en una desgracia o en un hecho alegre, un teólogo podrá ver la implicación divina. Ser teólogo es saber ver en cada momento el aliento de Dios.

¿Pueden los que profesan otras religiones, entender la teología cristiana?

Por supuesto que sí. Y le diré más, creo en la implicación teológica por parte de otras creencias, sobre todo las del judaísmo y las del Islam. Con esas tres maneras de entender a Dios yendo de la mano, vertebraríamos una sociedad más sólida.

«Creo en la implicación teológica por parte de otras creencias, sobre todo del judaísmo y del Islam»

Le noto muy ecuménico.

Es que como teólogo del siglo XXI debo valorar la comunicación con el mundo y abrir puertas a los que practican otras creencias. Si Dios es amor, entonces lo será desde todas las ópticas.

Cristianismo viene de Cristo, no de Jesús. ¿Por qué no Jesusismo?

Jesús y Cristo son la misma persona, pues se nos aparece ya en los primeros escritos cristianos, con nombres diferentes, entre ellos el de Mesías que en griego se corresponde con la palabra Christos. Son maneras diferentes de referirnos al mismo personaje, pero usando Cristo damos a entender que además de hombre es el Salvador. Ya en las primeras sociedades seguidoras de Jesús, en Antioquía, aparece el término cristiano, pues en la palabra Cristo se funde Jesús, el personaje histórico con el Mesías. Por tanto, decir cristianismo es, según la tradición, lo correcto.

«La ciencia explica las leyes         del universo, la teología la profundidad de lo que nos rodea»

«La ciencia explica las leyes del universo, la teología la profundidad de lo que nos rodea»

¿Qué hubiera sido del cristianismo sin San Pablo? ¿Es, San Pablo, el gran jefe de marketing del cristianismo?

Esta cuestión ya fue planteada en el siglo XIX por el teólogo Adolf von Harnak y debo decirle que los escritos del Nuevo Testamento más antiguos de los que se conservan son de San Pablo, situados más o menos hacia el año 54 de nuestra era, y es anterior a cualquiera de los evangelios. En esas cartas, San Pablo ya recoge testimonios de lo que sería el núcleo de la Iglesia más primitiva: habla de la eucaristía, del credo e incluso ya se refiere a Cristo como “Dios bendecido”. Por tanto, antes de San Pablo ya existían comunidades cristianas.

Estamos en tiempos navideños, para la Iglesia, ¿qué es más importante el nacimiento o la muerte de Jesús?

Sin duda la muerte y la resurrección, dos hechos a partir de los cuales se forja toda la fe en una figura que puede hoy actuar en nuestras vidas.

«El día de Navidad no se celebra el cumpleaños de Jesús, sino el hecho de que Dios se humanizó»

En las historias sobre el nacimiento de Jesús ¿què hay de verdad y de leyenda?

Mire, debemos tener claro que el día de Navidad no se celebra el cumpleaños de Jesús, sino el hecho de que Dios se humanizó, independientemente si fue de esa manera u otra. El hecho que en algún lugar nació ese Jesús que conocemos es una realidad. Para situarlo el 25 de diciembre hay dos hipótesis, la primera relacionada con el hecho del solsticio de invierno, cuando aumentan las horas de luz, pues Dios es la luz del mundo. La segunda es la que se relaciona con los escritos de Qumram y el calendario hebreo, que sí hablan de finales de diciembre. De todas maneras, en los evangelios podemos encontrar contradicciones, pues si los pastores dormían al raso, es muy difícil pensar que fuera en invierno, por tanto, bien podría haber nacido en verano o en otra época, cosa que no altera el sentido de la Navidad, el nacimiento de Cristo.

¿Qué evangelistas relatan el nacimiento de Jesús?

Solamente dos de los cuatro canónicos, el de San Mateo y el de San Lucas y con perspectivas diferentes; para decirlo resumido: san Mateo nos lo cuenta bajo la visión de San José mientras que Lucas lo hace desde la óptica de María.

Y si hubiera nacido en Nazaret, hoy no haríamos belenes sino nazarets.

Cierto, ya que se conoce a Jesús como «de Nazaret», pero si seguimos la tradición profética, debemos situar el nacimiento en Belén. Además, tenemos alguna aportación arqueológica: en el siglo I, Poncio Pilatos mandó construir un acueducto que llevaba agua de Nazaret a Belén, en los restos de ese acueducto, que se destruyó en el año 70 se han encontrado fragmentos de unos grabados que representaban una “via natalis”, lo que da cuenta que desde muy al principio del cristianismo se creía en el hecho de haber nacido Jesús en Belén. Pero ya digo, nada cambia según sea un sitio u otro.

Sigamos con la tradición, ¿cómo nace la de hacer belenes?

Parece que fue San Francisco quien inició esa tradición de reconstruir una cueva con San José, la Virgen, el niño y un buey y una mula, cosa que puede parecer curiosa, pero que no hace más que seguir los textos del profeta Isaías, cuando dice que al nacer el Mesías será adorado por esos dos animales para iniciar un tiempo de Paz. Animales que en la tradición egipcia representaban las tierras del norte y del sur, siempre en conflicto. De ahí la metáfora del buey y la mula juntos para sellar el final de los conflictos.

La Biblia bebe pues de las leyendas egipcias.

Y mucho. El Antiguo Testamento está sumamente enraizado en dos culturas, la mesopotámica y la egipcia. De la primera saca la parte de las leyes, siempre a partir del código de Hamurabi y de la segunda todo aquello relacionado con la sabiduría.

Y ¿dónde situamos los árboles de Navidad?

Cuando la Iglesia evangelizó los países nórdicos se encontró con que en esos países se adornaban árboles y por tanto se siguió permitiendo este hecho que, con el tiempo se ha generalizado.

Más creencias, la huida a Egipto, por ejemplo.

Claro, al pensar en Egipto enseguida nos vienen las pirámides, cuando realmente la frontera del país está relativamente cerca de Belén, por tanto, si existió ese hecho de querer escapar de la tiranía de Herodes, que sí era muy tirano y sanguinario, con caminar unos quilómetros ya hubiera bastado para salir de Israel.

Herodes, que no era el mismo que años después aparece en la pasión de Cristo.

En efecto, era otro Herodes, de la misma dinastía. El primero es hoy conocido como Herodes el Grande y murió cuatro años antes de nuestra era, por tanto, es muy posible que Jesús no naciera en el año 1 sino unos siete años antes. La cosa viene de un error de Dionisio el Exiguo, un monje que realizó una especie de cronología o calendario para situar la Pascua.

«Las maitines por la tarde son consecuencia del consumismo, la tradición marca que sean de noche»

¿Cómo ve el hecho de vivir la Navidad como época tan ligada al consumismo?

Existe una Navidad pagana, la que se aboca al consumismo que conduce al hedonismo desbocado, cosa que nada tiene que ver con la fiesta cristiana, que puede ser todo lo festiva que queramos, pero sin olvidar lo que se celebra: que Dios se hizo hombre.

¿Maitines a las seis de la tarde?

Una consecuencia de ese consumismo. Para mí, la tradición marca que se realicen de noche, pues el mismo nombre de maitines va en ese sentido.

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