Pescadores de Baleares contra el acuerdo de la UE: "No podemos gastar 70.000 euros en puertas voladoras"

Es una de las medidas que contiene el acuerdo firmado en Bruselas, que se conocerá completo a mediados de enero

PEscadores mallorquines en una imagen de archivo

PEscadores mallorquines en una imagen de archivo / Bernardo Arzayus

Juan Ignacio Orúe

Palma

Uno de los requisitos que deberán cumplir los pescadores de arrastre de Balears en 2025 será instalar puertas voladoras en las barcas cuyo costo oscila entre 70.000 y 100.000 euros, una inversión que consideran desmedida, pero que es parte del acuerdo al que arribó la UE sobre la cuota de pesca en aguas comunitarias para no reducir los días de trabajo establecidos en alrededor de 130 al año. 

El pacto, que no cuenta con el apoyo del sector, también incluye otras medidas -12 en total- como respetar la zona de veda, implementada hace tiempo por los pescadores.

En concreto, las puertas voladoras sustituyen a las tradicionales para evitar que toquen el fondo marino, exigen menos al motor de la embarcación, gastan poco combustible y permiten un mayor control de la profundidad gracias a los sensores que poseen. Además, mantienen el sistema de arrastre en contacto con el lecho marino.

En este sentido, el presidente de la Federación Balear de Cofradías de Pescadores, Domingo Bonnín, califica de «ridículo que te den cuatro días más de pesca» por añadir las puertas voladoras. «En la práctica es imposible. No tenemos créditos para hacer estas inversiones. Tenemos mucha incertidumbre, no hay nada clarificado. Se nos abre un mundo nuevo lleno de inquietudes porque asistimos a la ampliación del reglamento», expresa. De esta manera, los pescadores de Balears cierran el año envueltos en un mar de dudas que con suerte comenzará a disiparse a mediados de enero de 2025 cuando se conozca la letra pequeña del acuerdo. 

 En la misma línea, Bonnín detalla que Balears cuenta con 32 embarcaciones de arrastre en 1.400 kilómetros de costa, la misma cantidad que suman Valencia y Cataluña, pero con más de 400 barcas. «Es injusto que se nos aplique la misma norma. El reglamento no es técnico ni científico, sino que es político. Las empresas resisten pero por los pelos, estamos en el límite», añade. 

Por su parte, Aniol Esteban, director de la Fundación Marilles, manifiesta que el sector pesquero de Balears «ha sido muy maltratado», pese a ser «bastante pionero comparado con el resto de España y del Mediterráneo». 

En un comunicado, Marilles recuerda que en los últimos 18 años Balears redujo un «44% el número de embarcaciones que se dedican a esta modalidad» y que también «ha limitado voluntariamente los días de pesca de 5 a 4 semanales, manteniendo su rentabilidad económica». 

También Esteban considera que la sostenibilidad y la transparencia son clave. Así, destaca el vínculo de confianza y trabajo que ha construido con los trabajadores de la pesca de arrastre, pero señala un matiz. «Ahora mismo es muy difícil saber qué impacto económico tendrán estas medidas. Hay ejemplos que sugieren que algunos segmentos de la flota han ganado mucho dinero. Entonces tienen capacidad de inversión para afrontar estas medidas, pero no es la gran mayoría. La pesca es un sector que está en crisis, no lo minimizamos», ratifica. 

Respecto a las puertas voladoras, Esteban apunta que el costo puede alcanzar los 100.000 euros. «Hay pescadores que las han instalado en Balears, pero también en Andalucía y Cataluña y ahorran entre un 25% y un 30% de gasoil que, como sabemos, subirá”. 

Y añade: «Apoyamos al sector pesquero en estos momentos difíciles y les acompañamos con paso firme para avanzar en la sostenibilidad». Por otro lado, Bonnín alerta que la reducción de la actividad en Balears crece en la misma proporción en la flota sur del Mediterráneo europeo, la zona no comunitaria. Señala que es injusto que el sector esté obligado a respetar una normativa laboral, medioambiental, fiscal y sanitaria. «No la cuestionamos porque estamos hablando de salud. Si tú te pones una gamba o un pescado en la boca, tiene que estar en buenas condiciones. El pescado que viene de la parte sur del Mediterráneo no viene con las mismas condiciones. El coste de producción es mucho menor. Estamos viendo esto. Nos sentimos muy impotentes», concluye. 

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