Madre de un niño vegano en Mallorca: «Mi hijo tiene que apartar la carne en el comedor del colegio»

«Es injusto que los niños no tengan menús escolares adaptados», lamenta la madre de un menor que no come alimentos de origen animal en el comedor del CEIP Rafal Vell

Gracia Osuna, madre de un niño vegano en el CEIP Rafal Vell.

Gracia Osuna, madre de un niño vegano en el CEIP Rafal Vell. / Guillem Bosch

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

Una carpeta llena de informes y documentos demuestra que Gracia Osuna lleva casi un año luchando por que su hijo, un menor vegano, tenga un menú escolar adecuado y adaptado a él. «Nació y creció rodeado de algunas personas que no comen carne. Nunca le hemos obligado ni hemos tomado la decisión de que sea vegano. Lo ha escogido él, voluntariamente. En casa ha visto ejemplos distintos y siempre ha comido lo que ha querido», cuenta Osuna a este diario.

El pequeño —a punto de cumplir cinco años— dijo por primera vez que no quería comer animales, como su madre (su padre y otros familiares no son veganos), a principios de 2024. Osuna, sin imaginar que este proceso sería tan difícil, en enero solicitó al centro de su hijo, el CEIP Rafal Vell, que el alumno tenga un menú vegetal, saludable y adaptado a su condición de alérgico a la proteína de la leche. Esa petición fue la primera de una larga etapa en la que se ha reunido con Educación, con psicólogos, nutricionistas, abogados y con los responsables del centro, que hasta ahora solo le han ofrecido dos opciones. La primera es que se adapte al menú musulmán, pero la única carne que suprime esta dieta es la de cerdo. Cabe recordar que por ahora la normativa solo obliga al colegio a cambiar el menú por motivos de salud o religión.

La segunda opción es que se le ponga el mismo plato que al resto (teniendo en cuenta su alergia) y que el menor aparte lo que no quiera. A Osuna no le ha quedado otro remedio: «Necesito que vaya al comedor por conciliación. Cuando come allí intenta apartar la carne, pero es un niño. A veces no sabe que el caldo es de pescado, otras veces se lo come porque se queda con hambre. No le dan alternativa para sustituir los alimentos de origen animal, y tampoco me dejan traer una fiambrera para que coma saludable y se quede saciado. Es injusto», lamenta.

Uno de los informes que aporta es de una psicóloga que recomienda respetar la decisión del menor porque percibe a los animales como seres sintientes, sufre al pensar que les hace daño y esto podría acarrearle «problemas de salud mental a largo plazo» si no se atiende su decisión. El Colegio de Nutricionistas de Baleares se ha posicionado a favor de la familia y asegura que «no hay ningún problema para implementar este tipo de alimentación» y que sea «una dieta saludable, suficiente, segura y sabrosa». Recuerdan que muchos otros colegios de las islas con condiciones similares al centro del pequeño lo hacen sin problemas de organización ni un aumento del precio del menú. El CEIP Rafal Vell se niega a dar esta opción y declina, a petición de este diario, ofrecer declaraciones. Osuna asegura que la próxima vía será la judicial: «Escogí este colegio, igual que otros padres, porque me gustó su proyecto educativo. No es justo que tenga que cambiar por esto».

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