Vivienda
El drama del alquiler de los jóvenes de los pueblos más turísticos de Mallorca: «Quiero morir en el pueblo donde nací»
Los jóvenes de Valldemossa, Sóller y Deià, tres de los pueblos más bonitos y turísticos de Mallorca, relatan la imposibilidad de poder independizarse en su tierra natal
«Me rompe el corazón, por culpa de los precios desorbitados y la falta de oferta nos tenemos que ir del pueblo donde nos hemos criado, donde tenemos a toda nuestra familia y amigos»

Pau Morey desea poder independizarse en Sóller junto a su familia y amigos, pero lo ve casi imposible. / DM

Las postales más bonitas de Mallorca son también el hogar de miles de residentes que viven el drama del alquiler como un infierno. Durante décadas, en todas las guías turísticas se recomendaba la visita casi obligada de tres pueblos tan bellos que parecían irreales: Valldemossa, Deià y Sóller.
Pueblos tan masificados que parece impensable que sigan viviendo mallorquines. Los jóvenes de los mal llamados «pueblos de ricos» por los ciudadanos de otros rincones de la isla, tienen que sufrir la desgracia de no poder ver un futuro con su familia y amigos, de no poder independizarse en su tierra natal por culpa de la belleza del lugar donde nacieron.
El emblema de la saturación turística este verano ha sido Sóller. La vall dels tarongers, donde cada día hay menos naranjos y más extranjeros, ha vivido una avalancha este periodo estival: «Nunca habíamos visto una masificación así. Había días que las retenciones en la carretera iban desde el Port de Sóller hasta el túnel», explica Albert Salvá.

Albert Salvà vive en Sóller y explica que este año la saturación en el pueblo ha sido descomunal. / DM
El túnel de Sóller registró una punta de tráfico de 16.758 vehículos al día durante el mes de agosto, lo que representa un 4,6% más que en el mismo período del año pasado. Además, hubo momentos que llegó a haber embotellamientos de coches de hasta siete kilómetros para llegar a la vall desde Palma.
«El nivel de adquisición en Sóller está disparado, tanto la compra como el alquiler, yo tengo 26 años y veo inviable independizarme en mi pueblo», asegura Salvà, «Para tener vivienda tendría que tocarme de herencia», relata. El joven reclama que debería haber «regulaciones generales» contra la saturación, tanto por la vivienda como en otros ámbitos. Este año, los sollerics se hartaron de la masificación y centenares de pancartas con el lema SOS Sóller inundaban los balcones para reivindicar un pueblo sin saturación.
«En unos años no se hablará ni catalán ni castellano en Sóller, en mi barriada solo ves a extranjeros últimamente», explica Salvà. «Es triste que con mi edad no pueda tener la opción de un alquiler digno en mi pueblo», se lamenta el joven.
En unos años no se hablará ni catalán ni castellano en Sóller, en mi barriada solo ves a extranjeros últimamente
Salvà explica que el problema en el municipio de Fornalutx «es el mismo», y que la gente de Sóller ha tenido que «salir del valle» para poder vivir: «Muchos jóvenes están viviendo en Bunyola», asegura el hombre.
Una conclusión en la cual coincide Pau Morey, el joven trabaja actualmente en Barcelona y asegura que «los sollerics se han tenido que ir a pueblos menos turísticos para poder vivir dignamente». Morey explica que los precios de los portales inmobiliarios ponen «al mismo nivel a Sóller que Ibiza», lo que dificulta el proceso de emancipación de los residentes.
Los sollerics se han tenido que ir a pueblos menos turísticos para poder vivir dignamente
«Me gustaría independizarme en Sóller en unos años, para estar al lado de mis amigos y familia, pero está muy complicado», se lamenta el hombre. «Tendríamos que destinar más del 40% de nuestro sueldo para poder alquilar una pequeña habitación».
A Salvador Bauça le entristece la falta de oportunidades que tienen los de su generación y asegura que la gente que alquila un piso en el pueblo «no lo suelta, porque sabe que no podrá volver a alquilar en Sóller nunca más, hay mucha cola». El joven tiene claro donde quiera terminar sus días de vida: «Quiero morir en el pueblo donde nací», sentencia Bauça.
El ‘attrezzo’ valldemossí
La postal más bonita de Mallorca es Valldemossa. El pueblo que está lleno todo el año, donde la “temporada turística” nunca existió. Un sitio que también sufre la masificación de los palmesanos durante el invierno, donde oleadas de llonguets vienen dispuestos a devorar sus cocas de patata o a hacer fotografías a la nieve, la cual ilustra al pueblo cuando cae la primera nevada en la isla.
«Valldemossa es un attrezzo increíble», explica Inès Espert. Los jóvenes del municipio sufren las consecuencias de tanta belleza: «No podre independizarme en Valldemossa por culpa de los precios desorbitados, y me rompe el corazón», asegura Espert. La mujer ha trabajado durante años para dinamizar el espacio cultural del pueblo con la intención de conseguir actividades «para la gente que vive aquí, no para los turistas o los vienen a su segunda residencia».

Inès Espert se ha tenido que mudar de Valldemossa a Manacor por el alto coste de la vivienda / DM
La joven se lamenta de que no «podrá disfrutar» de todo por lo que ha luchado y sentencia: «Los jóvenes del pueblo se irán y el pueblo acabará muerto, sin nadie que lo dinamice».
Valldemossa fue uno de los dos únicos municipios de Mallorca, junto a Puigpunyent, que perdió residentes en 2023. «Independizarse aquí es casi imposible si no tienes un familiar con otra casa, la gente que alquila llega a compartir el sitio con seis personas más, esto no es digno», asegura Espert.
Los jóvenes del pueblo se irán y el pueblo acabará muerto, sin nadie que lo dinamice
El hecho de querer vivir dignamente lleva a la gente a tener que irse fuera del sitio donde han nacido y donde han desarrollado toda su vida: «Da mucha pena dejar el pueblo donde has estado toda la vida por un tema económico y no por decisión propia», explica Jose Andrés Mayas.
«Los extranjeros inflan un montón los precios», explica Mayas. «Si no tienes pareja es imposible comprar una casa», relata. El joven confía en que en unos años el tema «se arregle un poco», y explica que aunque el pueblo «viva del turismo», no se tiene que vender a este «de una forma tan exagerada».
«Si se queda un pueblo solo de extranjeros será una desgracia. Tenemos la fama de que por ser de Valldemossa somos todos ricos y no es así, aquí hay gente normal», relata Mayas. «Si no vamos con cuidado esto puede quedarse como Deià, que es un pueblo que solo tiene extranjeros», sentencia el joven.
El drama en Deià
Parece imposible, pero en Deià aún sobreviven unos pocos mallorquines, y su drama con el alquiler es mucho más sangrante que en Sóller y Valldemossa.
La morada de Robert Graves vivió la llegada del turismo como una bendición que salvo del hambre y de la pobreza a los deianencs. Sin embargo, los pactos con el diablo afectan a los hijos antes que a los padres: «Como no tengas una fortuna es imposible independizarse en Deià», explica Jandro. «Solo tenemos un puente en todo el pueblo para irnos a vivir, ni esa opción tenemos», sentencia.
El pueblo con más segundas residencias que viviendas habituales, con más de 200 casas vacías, sin guardia civil, sin cura. «Es el ejemplo de la España vaciada por el éxito turístico», decía el alcalde del municipio, Lluís Apesteguia.
Deià puede presumir de una belleza sin igual, pero no de poder dar un futuro a sus jóvenes: «La única persona que conozco que se ha podido emancipar en el pueblo fue una chica que alquilo un estudio de 40 metros pagando 500 euros al mes», asegura Abel Lobo. Un precio demencial, aunque para los estándares del pueblo es «un chollo absoluto».

Abel Lobo vive en Palma y asegura que nadie de su generación se ha independizado en Deià / DM
«Nadie de mi generación se ha podido independizar en Deià, los precios son desorbitados», asegura. Lobo aclara que si no tienes la suerte de heredar una vivienda «es imposible emanciparte en este pueblo». El joven se marchó de casa y se fue a vivir a Palma para poder vivir dignamente: «A mis 28 años no puedo quedarme en casa de mis padres», sentencia.
Nadie de mi generación se ha podido independizar en Deià, los precios son desorbitados
Tres maravillas de la tramuntana que sufren el precio de ser el emblema turístico de la Mallorca gentrificada. Pueblos que en unas décadas pueden quedarse sin industria, sin trabajadores y sin jóvenes locales. Pueblos donde el silencio se volverá insoportable y eterno.
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