Primeras 'llampugues' en los mercados del Olivar y Pere Garau: «Estamos bajando el precio para que se vendan»
Los vendedores del Olivar y Pere Garau remarcan la diferencia de precios entre ambos mercados: en el primero se venden entre los 14,80 y los 18 euros el kilo; en el segundo, no superan los 12, aunque la cifra más repetida es la de 9,90
La llampuga es uno de los pescados más identificativos del verano mallorquín. Los comerciantes de los mercados de l’Olivar y de Pere Garau, los más simbólicos de Palma, señalan que el martes empezaron a llegar las primeras y notan que entre sus clientes hay ganas, pero aún se resisten a dar el paso definitivo. «Esta mañana la teníamos más cara, pero a última hora hemos bajado el precio para acabar de venderlas», expresa Toni Bonnín detrás del mostrador de Peixos Toni en el mercado de Pere Garau.
La diferencia en el precio de la llampuga en ambos mercados es notoria y los placeros remarcan la diferencia en las cifras: «L’Olivar es más turístico y atrae a otros tipo de cliente», subraya Manu Hernández, que regenta una pescadería en Pere Garau. Asimismo, dependientes de l’Olivar explican que «poco a poco» la gente se acerca a comprar las primeras llampugas de la temporada.
En el mercado de l’Olivar los precios se mueven entre los 14,80 y 18 euros el kilo de llampuga. En algunos casos bordea los 12. Mientras que en Pere Garau el más caro no supera los 12 euros. La cifra más repetida es de 9,9 euros. Pep Unill es pescador y confía en que durante las próximas semanas el precio se estabilice. «Hay dos tipos de clientes: los que esperan a que sean más grandes y los que ya la compran, pese a ser más pequeñas», narra mientras destripa una langosta frente a sus clientes.
Temporada de calamares
«También vendemos muchas langostas, la mayoría la cocina frita», apunta. Algunos compradores reniegan de la llampuga por su «sabor demasiado fuerte», pero resaltan que cortada de forma laminada y fina «es deliciosa». En su negocio ubicado en l’Olivar destaca que se ha abierto la pesca de la llampuga y el cupo máximo por barco es de 150 kilos. «Según la demanda y el precio ponemos a la venta más o menos llampugas», comenta.
Al lado de Unill, Elvira Polo se presenta con energía a la vez que atrae a los clientes a la Pescadería Gracia. «Los primeros días cuestan, pero la gente las compra para quitarse la gola», expresa. Las primeras son más pequeñas y quizá no atrae a tantos compradores, pero la clientela ya llega a la pescadería para hacerse con las primeras llampugas. «La gente se va enterando y las piden con ansia», explica. Además, manifiesta que los calamares y los calamarines van al alza y los clientes los demandan aprovechando que es temporada.
Ginés Manuel sostiene que las primeras, que llegaron el martes, son más caras y ahora los precios ya van bajando. «Durante las primeras semanas de septiembre la gente se animará», menciona. En este sentido, añade que la gente mallorquina «es fiel» y le gusta la llampuga. Manuel continúa narrando que, aparte de la llampuga, el pàmpol y el verderol son de los más solicitados entre la clientela del mercado de l’Olivar, al igual que los calamares. «Los biólogos prevén una buena temporada de llampuga, pero los pescadores siempre nos quejamos por todo», bromea.
Con pimientos y en escabeche
Hay muchas formas de bordar la llampuga. Sea de la forma más tradicional o reinventando la gastronomía popular y sorprender a los comensales. «Lo más común es cocinarla frita con pimientos y salsa de tomate», recomienda Bonnín. La temporada de la llampuga coincide con el mejor tiempo para cocinar y comer pimientos. Tanto en Pere Garau como en l’Olivar hay unanimidad y coinciden en que la mejor forma de degustar el conocido pescado es acompañado de pimientos.
Como alternativa a la llampuga con pimientos, Polo, de la misma forma que Manuel, alza la voz y comenta que mucha gente la prepara en escabeche. «También la vendemos fileteada en rodajas para que las puedan cocinar al horno o para que las puedan freír», narra. Asimismo, añade que varios compradores la piden cortada de forma muy fina para cocinarla en forma de ceviche. Toda una innovación. Unill prefiere la vertiente más tradicional y opta por la llampuga con pimientos o para acompañar el tumbet. Uno de los platos que define la gastronomía veraniega. Las primeras que venden son pequeñas y las espinas son una constante. «La fileteamos y se las quitamos. La juventud no va de espinas», sentencia sonriendo.
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