Los testigos serán esenciales para acusar al piloto del yate que mató a un joven en Cala Bona

La Guardia Civil quieren reunir la máxima cantidad de pruebas posibles antes de proceder contra el hombre que presumiblemente iba a los mandos del ‘La Luna’ cuando causó la muerte de un joven

Agentes de la Guardia Civil, durante la inspección que realizaron en el yate La Luna el pasado sábado, en el muelle de Porto Cristo. | BIEL CAPÓ

Agentes de la Guardia Civil, durante la inspección que realizaron en el yate La Luna el pasado sábado, en el muelle de Porto Cristo. | BIEL CAPÓ

Xavier Peris

Xavier Peris

De haber sido localizado inmediatamente después del accidente en el que murió el joven Guillem Comamala, de 20 años, en Cala Bona, el patrón del yate La Luna habría sido sometido a pruebas de alcohol y drogas y, casi con toda probabilidad, habría quedado detenido. Sin embargo, el hecho de que la embarcación escapara tras arrollar la barca en la que la víctima estaba pescando junto a dos familiares ha cambiado la estrategia de los investigadores. La prioridad ahora no es arrestar cuanto antes al supuesto responsable del accidente, sino reunir la mayor cantidad de pruebas contra él antes de hacerlo. Y en este momento, cuando los controles de alcohol o drogas son inútiles penalmente, la declaración de los testigos es esencial.

Tras el accidente náutico, ocurrido a las diez de la noche del viernes, el yate que arrolló a la barca siguió su marcha sin pararse a auxiliar a las víctimas. No fue localizado hasta el día siguiente, atracado en el muelle de Porto Cristo. Los agentes del Servicio Marítimo y del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) examinaron la embarcación en busca de señales del impacto, e identificaron a la persona que presuntamente iba a los mandos cuando ocurrió el siniestro. Se trataría del hijo del dueño, de nacionalidad alemana y unos 35 años, que iba acompañado por otra media docena de personas a bordo, hombres y mujeres. Este hombre tiene una residencia en Mallorca y fue contactado ese mismo día por la Guardia Civil.

Pero había pasado ya un día desde el siniestro, lo que hacía inútil someterle a pruebas de alcohol o drogas. En caso de dar positivo siempre podía alegar que lo había consumido después del accidente.

Así las cosas los investigadores del Servicio Marítimo, a los que se unió el Grupo de Homicidios, se han volcado en recopilar la mayor cantidad posible de testimonios para reconstruir las horas que precedieron al accidente. Entre estos testigos están las personas que vieron aquella tarde la embarcación auxiliar del yate realizando maniobras temerarias junto a una barca en la que iban dos menores en Cala Agulla, y otros que habrían visto al La Luna navegar a gran velocidad en el muelle de Porto Cristo. Los agentes tienen previsto tomar declaración también a todas las personas que iban a bordo del yate cuando ocurrió el siniestro y todos aquellos que puedan aportar alguna luz sobre las circunstancias en las que se encontraba el piloto.

Una vez reunidas todas las evidencias posibles está previsto que el piloto sea citado para prestar declaración.

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