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BOULEVARD

Francina Armengol es más importante que Félix Pons

Además de encabezar el Congreso en tiempos revueltos y no hegemónicos, la farmacéutica ha presidido Mallorca y Baleares (2), aparte de humillar al PP que casi siempre derrotó al jurista

En efecto, la discípula favorita de Félix Pons era Aina Calvo, arrinconada por una Armengol que arrasa con sus predecesores. MIQUEL MASSUTI

Al comparar a Félix Pons con Francina Armengol, ocurre lo mismo que al balancear a Roger Federer con Rafael Nadal. No importa cuántos torneos gane el mallorquín, los puristas y los tenistas semiprofesionales siempre decretarán la superioridad estética del suizo. El relojero contra el picapedrero. También se observa una cierta displicencia al aquilatar a los dos presidentes mallorquines del Congreso, a los juzgadores incluso les molesta escribir ambos nombres en un mismo párrafo. Y no es solo por machismo.

A mí también me gustaría que Pons aventajara en importancia a Armengol, pero acertar es más apetecible. La presidenta del Congreso supera con creces en currículum a su predecesor, y solo se queda en la Historia por detrás de Antonio Maura. La preeminencia del socialista derrotado repetidamente por Gabriel Cañellas no solo es falsa, es insostenible. El hombre de máxima confianza de Felipe González era y es el favorito de los intelectuales, pero carecía del mínimo tirón electoral en su tierra que es esta.

Es honroso celebrar los títulos de Manolo Orantes, pero cruel situarlo junto a Nadal. Conviene recordarlo por si alguien piensa que llegar hoy a tercera autoridad del Estado como candidata «votable» por más de veinte partidos políticos es menos arduo que cuando González proponía y disponía según su santa voluntad, al margen de algún gruñido de Fraga. Además de encabezar el Congreso en tiempos sanchistas revueltos y no felipistas hegemónicos, Armengol ha presidido Mallorca y Baleares por dos veces consecutivas, aparte de humillar con reiteración al PP que casi siempre derrotó al jurista. La farmacéutica puede presumir de cuatro victorias autonómicas (1999, 2007, 2015, 2019), así como de la única ocasión en la historia en que el PSOE aventajó a los populares como lista más votada, en 2019. Para entonces ya habían dejado de votarla los entusiastas de Pons, lo cual no afectó a sus expectativas. Lo mismo sucede en las generales, con tres triunfos armengolistas (2008, con bises en 2019).

La exaltación de Pons sobre Armengol obliga a omitir la trayectoria balear del primero, muy deslustrada. ¿Por qué habría de ser lógica la victoria iniciática de Cañellas en 1983 sobre el futuro presidente del Congreso, cuando Ramon Aguiló conquistó Palma en 1979 y mejoró resultados el mismo día de 1983, por no hablar de las victorias baleares de González en 1982 y 1986? Conclusión, el abogado mallorquín ganaba reforzado por el sevillano, nunca a la inversa.

El secreto de los diez años de presidencia de Félix Pons era Xesca Vidal, su directora de comunicación y mucho más que nos tenía enamorados y atemorizados a la vez. El magnetismo que se adjudica retrospectivamente al extraordinario político no impidió que el PP arrasara en las autonómicas de 1987, 1991 o 1995. Tampoco su liderazgo en las generales amortiguó el hundimiento de los socialistas baleares en las generales de 1989, 1993 y 1996.

Armengol es más que Pons, pero no sucede a Pons en contra de sus pretensiones. En la imagen que hoy nos ilustra, se comprueba que la discípula muy amada del abogado era Aina Calvo, arrinconada sin contemplaciones por una presidenta del Congreso implacable al suprimir a predecesores y sobre todo a sucesores. La devota de Rubalcaba debería recordar la frase del entonces vicepresidente del Gobierno, cuando le azuzábamos que multiplicaba la calidad de su jefe. «Sí, pero Zapatero gana elecciones». Una sentencia para la historia.

Pons es Rubalcaba en cardenalicio, Armengol es Zapatero más la crueldad sonriente. Me rindo por supuesto ante la erudición de quienes sobrepujan al presidente del Congreso durante una década, pero tengo el inconveniente de haber estado allí. En la sede del PSOE tras las derrotas interminables, en el Pueblo Español cuando Aznar puso por las nubes a Pons, utilizándolo como palanca contra los socialistas humildes de Antich y Armengol. Sí, eran los tiempos del «joder, qué tropa», dedicado al Pacto de Progreso por el refundador de un partido que hoy ansía una alianza con el prófugo Puigdemont. No existe ningún riesgo de que Feijóo exalte a Armengol como parangón, por fortuna.

Para acabar por dónde empezábamos, Rafael Nadal supera en importancia a la suma de Pons, Armengol, Matutes y de todos los políticos baleares incluido Antonio Maura. Los pretéritos y los por venir. Cést la vie.

Reflexión dominical impensable: «Lo improbable solo necesita más tiempo».

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