La primera ola de calor del verano se ha hecho notar en Baleares. El martes pasado se superaron los 40ºC en 11 puntos de la geografía mallorquina. Campanet llegó a 42.2ºC, s’Albufera 41.8ºC, Llubí 41.7ºC y 41.4 en sa Pobla y Maria de la Salut según datos de la AEMET y Balears Méteo.
La noche del martes al miércoles fue tórrida con temperaturas mínimas de hasta 27.8ºC en el puerto de Palma y 27.9ºC en Banyalbufar.
Ninguno de estos valores se sitúa entre los más altos registrados en la isla. El calor extremo no es nuevo en Baleares. Los años 1982, 1983, 1984 y 1994 albergaron veranos tórridos con hasta 43.8ºC en Inca y 44.2ºC en Muro. Sin embargo, la frecuencia de estos episodios parece estar aumentando.
De los últimos 10 años en 7 de ellos se han superado los 40ºC en algún punto de las islas. Este es el quinto año consecutivo en que el mercurio pasa de esta marca (2019, 2020, 2021, 2022 y 2023). No hay muchos referentes de algo así (quizás en los años ochenta) pero es algo que no ha sucedido en por lo menos 30 años.
El año pasado, se alcanzó la temperatura más alta jamás medida en Baleares: 44.5ºC en Formentera y Montuïri el 13 de agosto de 2022, un récord que llevaba sin batirse desde 1994. Todo ello son síntomas de un clima más cálido donde los extremos son cada vez más exagerados, especialmente los cálidos.
Mallorca es la isla donde se alcanzan los 40ºC de forma más habitual, debido lógicamente a su mayor extensión geográfica. Cuanto más pequeña es la isla más difícil es llegar a 40ºC por una mayor influencia marítima que tiende a suavizar los extremos térmicos. Pese a ello, existen algunos referentes de temperaturas tórridas en Menorca: 41.3ºC en Sant Lluís (26-07-1983), 40.9ºC en es Mercadal (03-08-2017) e Ibiza: 41.8ºC en la capital (13-08-2022) y 41.7ºC en Sant Joan de Labritja el mismo día.
Julio es con diferencia el mes donde históricamente más veces se han alcanzado los 40ºC en Baleares (unos 47 días desde 1982). La segunda quincena es la más tórrida coincidiendo con el inicio del período canicular. Esto ocurre casi un mes después del solsticio de verano porque, aunque los días ahora ya se empiezan a acortar, la insolación acumulada es muy importante y el mar tiene menos capacidad de regulación térmica.
La cercanía de África también es un punto en nuestra contra. En el rellano de nuestra puerta se erige uno de los mayores desiertos del mundo (el Sáhara), una vasta superficie continental donde el suelo y el aire se calientan incesablemente. Hace unos días se batieron récords en Marruecos (47.4ºC en Kasba Tadla y 46.6ºC en Fez) y Algeria (48.3ºC en Chlef). Iran (Omidieh) alcanzó los 50.8ºC en la jornada de ayer. Estas masas de aire extremadamente cálidas y secas pueden movilizarse hacia Europa si los vientos son favorables.
Dicho esto, las previsiones apuntan a un nuevo episodio de temperaturas extremas a partir del fin de semana en Baleares de la mano de una masa de aire muy cálido que englobaría buena parte del Mediterráneo. Es muy probable a día de hoy que volvamos a ver registros de 40-42ºC en Mallorca, por ejemplo, durante la jornada del próximo martes.