El Fiscal Ciertamente es Carrau

Penalva y Subirán declaran como acusados por el caso Cursach

Penalva y Subirán declaran como acusados por el caso Cursach / B. Ramon

Matías Vallés

Matías Vallés

El Tribunal Superior no se distingue por su radicalismo. Si en un auto publicado esta semana acusa a policías, fiscales y juez instructor «prevaricador» de «invadir ilegalmente» los medios de comunicación de periodistas, no cabe hablar de exageración. Los «policías investigadores», por llamarlos de alguna manera, utilizaron «inadmisibles razones de comodidad probatoria», que significa «vagos» salvo indicación en contrario. Su solicitud era «impropia de un Estado de Derecho», no cabe mayor insulto a un funcionario. Utilizaron «atajos», sin importarles que estuvieran «en juego derechos fundamentales de tanta trascendencia». Traicionaron a su Cuerpo.

Es superfluo precisar el nombre que se da a los países donde la policía toma «atajos», y la impropiedad de mantener en un cuerpo democrático a funcionarios armados con este comportamiento. Todo lo anterior es solo el preámbulo del coup de grâce del Superior, al resaltar que los «inadmisibles» atropellos citados gozaron del «visto bueno del Fiscal, ciertamente».

El Fiscal Ciertamente se llama Juan Carrau, que lideró la instrucción primigenia, pasó luego a defender a Cursach junto a los llorones que pidieron perdón a la «trama corrupta» (juez Penalva, ayer), y acabó ovacionado como corresponde por el banquillo de la farsa. Ciertamente, tiene lógica que los hoy acusados se pregunten por qué no les acompaña el fiscal como se llame. 

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