Tribuna

Denuncia al IES Porreres por mostrar un "cómic pornográfico" a los alumnos | Hay muchos azules y es bueno hablar de ello

Perejoan y Rafa Vaquer

En principio sería mejor evitar según qué polémicas, pero ya puestos veamos si sirven para clarificar conceptos y ampliar el campo de nuestra mirada hacia una realidad que, por más que alguien quiera ocultarla, existe.

La denuncia de la Asociación Abogados Cristianos contra el instituto de Porreres por la difusión de un cómic que la entidad tacha de pornográfico es algo que parte del malentendido sobre lo que es cualquier narración, sea un libro o un cómic. Una obra creativa no es una doctrina. Es una visión particular de un autor o autora que generalmente incide en un tema y ensancha la percepción que tenemos de las cosas. Lo que los personajes hacen y dicen no son doctrinas o normas que la gente debe seguir. Responden a lo que alguien entiende como el reflejo de la sociedad. Constituye un inmenso error ocultar lo que a alguien no le gusta.

Exponer situaciones en una obra creativa da opción a la valoración personal y, en este caso, de comentario y discusión posterior donde un grupo de estudiantes tratan el tema y lo valoran. Tampoco es creíble que gracias a un cómic estos jóvenes hayan descubierto que el amor entre mujeres existe. Y que además hay personas que fuman y que, encima, alguien toma drogas. Son realidades que los adolescentes conocen, mejor que sus adultos.

El enfoque de un tema siempre es determinante. Si la visualización de aspectos que en generaciones anteriores estaban ocultos y ahora se tratan desde la sensibilidad y sin separar lo afectivo de la sexualidad, estamos ante un avance. Si una novela gráfica puede ayudar a entender que hay relaciones que antes se negaban, bienvenido sea el debate.

Aprovechando la calentura y por si alguien quiere saber más sobre cómo el cómic ha tratado temas similares, aquí les recomendamos un par de cómics dirigidos a adolescentes que abordan sexualidades no hetereonormativas desde la más absoluta naturalidad y con éxito de público. Desde la colección Heartstopper de la británica Alice Oseman y que ya tiene versión como serie de éxito en Netflix, al imprescindible Género Queer, de Maia Kobabe, que en España edita Astronave, un cómic juvenil que según aseguran es el libro más perseguido de Estados Unidos. Todo sin olvidar el manga El marido de mi hermano, del normalmente muy para adultos Gengoroh Tagame. Como es habitual, el sector editorial sigue por delante de muchos otros.

(El azul es un color cálido, de Jul Maroh, no es cualquier tontería. Esta novela gráfica de obligada lectura ganó el Premio del Público en el prestigioso festival Internacional de la Historieta de Angulema, en 2011. Editada en España por Dibbuks, fue adaptada cinematográficamente en 2013, con el título La vida de Adele.)