Govern y Consell aceptan las condiciones para comprar la residencia de las Hermanitas de los pobres en Mallorca
El acuerdo está muy avanzado y las dos administraciones se harán cargo de los trabajadores que pasarán a ser públicos y de los residentes
Govern y Consell de Mallorca han aceptado las condiciones para adquirir la residencia geriátrica que gestiona la congregación religiosa de las Hermanitas de los Pobres, situada en la calle General Riera de Palma. Según ha podido saber este periódico, el acuerdo entre ambas administraciones y los representantes de la congregación religiosa está muy avanzado para asumir la gestión y hacerse con el emblemático edificio.
Ante la falta de vocaciones, la congregación religiosa, fundada en 1839 en Francia, anunció el pasado mes de noviembre que abandona el edificio de General Riera después de 82 años y de 145 años de presencia en Palma.
Las condiciones que pusieron desde la congregación religiosa es que se mantenga el cuidado de los residentes actuales y el contrato de los trabajadores.
En estos momentos hay unos 35 trabajadores y 12 hermanas que se encargan del cuidado de las personas mayores. El Govern ha aceptado la condición de que los empleados pasen a depender de la red pública de residencias, al igual que el edificio. Govern y Consell ya han comunicado a la congregación que aceptan estas condiciones. Ambas administraciones han actuado de forma rápida, ya existía la posibilidad de que entidades privadas intentaran hacerse con la gestión de la residencia geriátrica y del emblemático edificio de la calle General Riera de Palma.
Según fuentes cercanas a la negociación, no se ha hecho pública la cantidad que las administraciones abonarán, ya que falta por cerrar el acuerdo definitivo que está muy próximo, apuntan. En cualquier caso, indicaron que el dinero no seria un problema.
El hogar de las hermanitas de los pobres acoge actualmente a 76 residentes y cuenta con una capacidad para 90 personas. El perfil de residente en esta residencia es el de una persona mayor de 65 años con pocos recursos. Además, el centro tiene unas plazas destinadas a usuarios con alguna discapacidad.
Los ancianos aportan el 85% de su pensión al centro, pero el mantenimiento de las instalaciones y su manutención obliga a las hermanas a realizar campañas de recaudación de fondos y de recogida de alimentos. La congregación no mantiene convenios con instituciones ni recibe subvenciones públicas. Ante la falta de vocaciones religiosas, la congregación anunció a finales del pasado año que no podía seguir con la gestión de un geriátrico con más de 70 mayores a su cargo.
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