Mujeres 'albañilas': tirando tabiques y prejuicios

La presencia femenina en la construcción y en los módulos de FP del sector va creciendo, pero sigue siendo excepcional ver mujeres a pie de obra

VÍDEO | Mujeres a pie de obra: las chicas tiran tabiques y prejuicios en la construcción

Pere Joan Oliver

Mar Ferragut Rámiz

Mar Ferragut Rámiz

Es el final del Ramadán y Rokaya Ben Hakka trae unos dulces para compartir con sus compañeros. Ella es la única alumna del ciclo de FP de Construcción y es consciente de que ha elegido un sector muy masculinizado: «Pero eso ni me para ni me frena», asegura. 

Ahora mismo está estudiando primero (con las mejores notas, destacan sus profesores) de este ciclo de grado medio que ofrece el IES Politècnic en colaboración con la Fundación Laboral de la Construcción. El curso que viene le tocará hacer las prácticas en el mundo real. «Seguramente habrá algún comentario de qué hace ésta aquí», prevé, «pero si demuestras que tú puedes y quieres hacerlo, no tienen nada más que decir, es cuestión de demostrar y que se callen».

LOCAL/ Necesitamos un par de fotos haciendo una sesión de prácticas (colocando ladrillos) a la única alumna que hay en el FP de Construcción.

Rokaya Ben Hakka, única alumna del FP de Construcción / Pere Joan Oliver Orell

El padre de Rokaya ha trabajado en el sector y ella comenta cosas con él. En su casa están muy contentos de ver que está haciendo algo que le gusta (y que además tiene unas cifras de inserción laboral altísimas).

Antes de Rokaya, Dahiana Hernández ocupó el puesto de ‘única alumna en el ciclo de Construcción’. También tiene una vinculación con el sector por la vía paterna: «Desde pequeña mi padre me ha llevado a hacer trabajos de albañilería o jardinería», narra la joven en un vídeo realizado por la Fundación, «siempre me ha gustado más el trabajo manual que ir con mi madre a limpiar, soy muy activa y necesito hacer algo que me apasione». Hoy Dahiana cursa el FP superior de Edificación en el Politècnic y su deseo es constituir su propia empresa de aparejadores y «tocar mucha obra». 

 Además del ciclo de Técnico en Construcción, con predominio masculino, en Balears también se oferta el de Obras de Interior, Decoración y Rehabilitación y en éste las chicas incluso superan a los chicos. 

Muchas llegan atraídas por la palabra ‘decoración’ que incluye el nombre, pensando que es algo más vinculado al diseño de interiores. Algunas abandonan al ver que el ciclo implica hacer reparaciones, colocar pladur y baldosas, rellenar juntas... pero a otras les engancha el tema y siguen adelante, como le pasó a Laura Alguacil, que hoy cursa 2º y ya está haciendo las prácticas en una empresa: «Decidí seguir porque es algo que se tiene que saber, todo el que trabaja en la obra debería tener estas nociones». Entiende que «es muy raro» ver a una mujer en una obra y cree que el mundo de la construcción en general puede ser «muy machista», pero en su caso su experiencia está siendo muy positiva y sus compañeros «son increíbles».

María Belén Pascual aterrizó en esta formación por interés propio, para poder ser autosuficiente: «Para cuando tenga una vivienda quiero poder hacer yo las cosas». Ahora que ya está en 2º, y tras «aprender un montón», cree que «lo más seguro» es que éste sea su futuro laboral. Sabe que es un sector ‘de hombres’ pero no le preocupa y su experiencia con las prácticas de empresa está siendo muy buena. «Todo es cuestión de actitud», opina, «creo incluso que a las mujeres nos tienen más respeto, no sé por qué; entre ellos hay más testosterona y les cuesta menos discutir».  

María Belén Pascual, alumna de FP de Obras de Interior, Decoración y Rehabilitación

María Belén Pascual, alumna de FP de Obras de Interior, Decoración y Rehabilitación / B.RAMON

Pascual y el resto de sus compañeros de segundo acudieron hace unas semanas a la sede de la Fundación Laboral de la Construcción en el polígono de Can Valero para contar a los de primero cómo les estaban yendo las prácticas. «Las chicas, ¿habéis notado alguna diferencia en el trato?», les preguntó Juanan Rodríguez, uno de los profesores. Todas dijeron que no, salvo «algún comentario sobrado», indicó una. «Siempre hay algún tonto disperso por ahí», lamentó otra riendo.  

Belén Pascual, tomando medidas para una reforma en una vivienda en Palma.

Belén Pascual, tomando medidas para una reforma en una vivienda en Palma. / B.RAMON

Núria Carrió está muy contenta con su trabajo en la obra. Asegura que a ella nunca le han puesto trabas ni le han hecho ningún comentario fuera de lugar, aunque sí es cierto que al principio, cuando había que subir una carretilla o mover piezas pesadas, le decían ‘deja, ya lo hago yo’. Ella replicaba: «Déjame intentarlo y si no puedo ya te pido ayuda». Asume que no tiene tanta fuerza como sus compañeros varones, pero de primeras ella quiere intentarlo todo y, vista su capacidad, ahora ya lo hace todo.

Núria Carrió,  trabajando en el marco de las prácticas en empresa que hacen los alumnos de 2º.

Núria Carrió, trabajando en el marco de las prácticas en empresa que hacen los alumnos de 2º. / N.C.

El tema de la fuerza es uno de las barreras mentales que se encuentran. «Es un error seguir pensando que la fuerza es imprescindible», razona Claudio Calleja, jefe del departamento en el Institut Politècnic, que recuerda cómo se ha mecanizado el trabajo y resalta además que ellas sobresalen en capacidad organizativa y en «usar la maña». 

Otro freno es la falta de referentes, considera Alicia Leal, una de las profesoras, algo en lo que se ha mejorado, cree, pero que ella misma ha vivido, cuenta, rememorando por ejemplo un curso de soldadura en el que apenas eran tres chicas.  

Ellas son un 11% del sector

El 11% de los trabajadores del sector son mujeres, según un informe realizado por la Fundación en 2022 y Balears es la quinta comunidad con más féminas ocupadas en este campo. La cifra va creciendo año tras año (un 5% respecto a 2021), pero sigue siendo baja y la gran mayoría de trabajadoras siguen concentrándose en los puestos administrativos y de cara al público y en los altamente calificados (arquitectas, topógrafas...). 

La entidad percibe que la identificación de las mujeres con el sector es «muy minoritario» y que no es una salida laboral que se les recomiende a las chicas (algo ligado al tema de la fuerza física y «la creencia de la dureza de las condiciones de trabajo», señala el informe). 

El estudio revela además que la incorporación de mujeres en trabajos de mantenimiento y rehabilitación «generaba desconfianza en el cliente final» por el prejuicio de que ellas «no están lo suficientemente capacitadas» (pese a despuntar respecto a sus compañeros de clase masculinos, como señala el gerente de la Fundación en Baleares, Mario Guillén: «Las empresas nos piden chicas»).  

Rokaya Ben Hakka posa en las instalaciones que la Fundación Laboral de la Construcción tiene para realizar las sesiones prácticas

Rokaya Ben Hakka posa en las instalaciones que la Fundación Laboral de la Construcción tiene para realizar las sesiones prácticas / Pere Joan Oliver Orell

Rokaya cree que igual le tocará esforzarse más que el resto, para demostrar su valía y eliminar suspicacias, pero está más que dispuesta a ensuciarse las manos, levantar paredes, manejar maquinaria, tirar tabiques y demoler prejuicios. 

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