Un dentista enriquece el comité de tumores de cabeza y cuello de Son Espases

El fin es que la boca del paciente esté en buen estado y evitar que las irradiaciones le necrosen hueso dental y le obliguen a volver a ser operado

El dentista Nacho García-Moris forma parte desde hace poco del comité de tumores.

El dentista Nacho García-Moris forma parte desde hace poco del comité de tumores. / HUSE

I. Olaizola

I. Olaizola

El odontólogo Nacho García-Moris, que atiende a pacientes con diversidad funcional en el hospital General, ya forma parte del comité de tumores de cabeza y cuello de Son Espases. Un comité que decide sobre qué tratamiento es más conveniente para una persona afectada por este tipo de cánceres y que, hasta la reciente inclusión de un profesional de su especialidad, estaba formado por oncólogos, radiólogos, cirujanos maxilofaciales, otorrinos y expertos en nutrición. Los dentistas se suman a este comité de expertos en el abordaje de estas neoplasias.

García-Moris, que ostenta asimismo la presidencia del Colegio de Dentistas de las Illes Balears, explica que los tumores de cabeza y cuello muchas veces cursan con unos síntomas muy molestos ya que habitualmente surgen en la boca y la garganta e impiden al paciente llevar a cabo una correcta alimentación. Un efecto que se agrava con los tratamientos de quimio y radioterapia y que puede conducir al enfermo a una desnutrición que le acarree posteriormente más problemas. De ahí la obligada presencia en el comité de un nutricionista.

«Después de una intervención quirúrgica en ocasiones muy agresiva, se le puede llegar a quitar al paciente media mandíbula o medio maxilar ocasionándole un problema serio», añade García-Moris para justificar la presencia del nutricionista en este comité de tumores.

Preguntado sobre qué factores nos ponen en riesgo de contraer uno de estos tumores, el experto apunta a los omnipresentes alcohol y tabaco y al virus del papiloma humano causante asimismo del cáncer de cuello de útero que provocaría también tumores en la boca o la garganta por prácticas sexuales orales.

Como no podía ser de otra manera, García-Moris considera fundamental que este comité de tumores cuente con la opinión de un dentista porque, esgrime, «la boca debe estar en buen estado antes de acometer una cirugía agresiva o un tratamiento de quimio o radio».

Un hueso irradiado no cicatriza

«Hay que conseguir que el paciente tenga las menos caries posibles, que no tenga afectadas las encías, que los dientes y los empastes no estén en mal estado. Hay que evitar en la medida de lo posible las infecciones en la boca. ¿Por qué? Porque el hueso irradiado (por los tratamientos radioterápicos) no cicatriza como tiene que hacerlo y se necrosa, lo que puede llevar al paciente por segunda vez al quirófano para que le quiten un buen trozo de mandíbula o maxilar», explica el por qué de su inclusión en este comité de tumores.

«Hasta ahora se salvaba a un paciente de un tumor agresivo pero no se evitaba que las secuelas de la necrosis ósea le dejaran con un trozo de mandíbula menos. Por eso se ha decidido que en estos procesos participe un dentista antes de los tratamientos más agresivos y que la boca no sea un problema», reitera.

Por ello, en primer lugar el paciente afecto por uno de estos tumores ha de realizarse una revisión bucodental exhaustiva que o bien realiza el doctor García-Moris o bien se le deriva para ello al odontólogo del centro de salud que le vaya más a mano para su comodidad y más rápida atención.

El experto admite que en estos momentos la prestación odontológica del Servei de Salut para pacientes adultos se limita a las extracciones y a las radiografías. «Pero a los pacientes que quieren conservar sus dientes podemos asesorarles para que acudan a un dentista privado», contrapone añadiendo que está comenzando una prestación que contempla una rehabilitación posterior con implantes de cirugía oral y maxilofacial para aquellos pacientes que han perdido parte de la boca durante el tratamiento.

García-Moris se congratula asimismo de la inclusión de su especialidad en este comité que, a su juicio, es un primer paso para que exista una «referencia dental» dentro de los hospitales de agudos ya que, subraya, «tener bien la boca reporta salud en general».

Y en este punto recuerda que las bacterias de la boca pueden provocar problemas en los enfermos de alzhéimer, en los cardiópatas y en los pacientes trasplantados ya que, a través del torrente sanguíneo, estos patógenos «pueden hacer fracasar un trasplante», alerta.

Añade que la intervención de un odontólogo también deviene fundamental con los pacientes con problemas hematológicos como los hemofílicos con los que hay que trabajar para que las extracciones dentales coagulen como toca.

Pese a que defiende la labor que llevan a cabo los cirujanos maxilofaciales, García-Moris matiza a modo de conclusión que desde la separación de ambas especialidades estos profesionales carecen de la formación de un odontólogo «y se necesita la visión dental de uno».

Operar a personas con síndrome de Down: «El problema es la comunicación»

García-Moris también atiende la salud dental de pacientes con diversidad funcional, esto es, autistas, personas con síndrome de Down o afectadas por alguna parálisis cerebral.

«El principal problema que tenemos con estos pacientes es la comunicación. Les pides que abran la boca y no lo hacen, entre otras cosas. Por eso trabajamos con ellos sedados con anestesia general», explica revelando que operan en los quirófanos de la Cruz Roja y en los que consiguen reservar por las tardes en Son Espases, el centro de referencia del hospital de la Sang.

«Cuando empecé hace diez años había una lista de espera de más de un año. Ahora las cosas han mejorado y somos tres dentistas que intervenimos a entre diez y quince de estos pacientes cada mes», se congratula.

Preguntado por si estos pacientes especiales gozan de una cobertura más amplia, García-Moris explica que el año pasado, a nivel estatal, se aprobó el nuevo plan de salud bucodental. Un plan que contempla revisiones gratuitas para los pacientes de 0 a 6 años así como una nueva medicación para que la progresión de las caries se detenga.

«También añade información y asesoramiento por parte de los dentistas a los pacientes oncológicos, unas personas a las que suelen inflamárseles más las encías y que tendrán menos saliva que regula el ph bucal y cuya ausencia promoverá la aparición de más caries», revela.

Ya por último, preguntado sobre si este nuevo plan nacional contempla unas prestaciones dentales amplias para las personas con diversidad funcional, el experto sostiene que «todos los tratamientos son gratuitos incluso en la edad adulta. Pero no podemos estar metiéndoles en el quirófano cada dos por tres por lo que impartimos enseñanza de higiene bucal a sus cuidadores, para que les enseñen a adquirir unos buenos hábitos y evitarles entrar en el quirófano tan a menudo», concluye el odontólogo revelando que las personas con síndrome de Down son más propensas a tener problemas en las encías. Asimismo, las grandes dimensiones de la lengua provocan que no puedan cerrar bien la boca y esa respiración bucal conlleva la consiguiente aparición de caries.

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