Cuando un ciudadano deposita un envase en un contenedor de color amarillo no puede imaginarse el complicado proceso de reciclaje que se inicia a partir de ese momento. Todo este material usado llega a la planta de Son Reus, donde la empresa Tirme dispone de una moderna planta, con la que se consigue darle una nueva vida a este residuo. Una planta que permite separar los residuos en función del material con el que están fabricados, ya que no se pueden mezclar los envases de plástico con los de metal.

Otra vida para los plásticos

Este proceso permite darle una vida casi infinita a estos materiales empleados, ya que una vez reciclados se vuelven a utilizar para fabricar nuevos envases. Esta labor la realiza Tirme con la colaboración directa de la empresa Ecoembes. Es una empresa a nivel nacional, sin ánimo de lucro, que se encarga de la recogida de los contenedores y también de la venta del material seleccionado. Lo compran empresas de la península, que convierten el material reciclado en nuevos envases.

Otra vida para los plásticos

Todas las empresas que distribuyen productos de un solo uso abonan un canon por el reciclado. Pagan en función de los envases que distribuyen. Este dinero lo cobra la empresa sin ánimo de lucro Ecoember, que tiene firmado un acuerdo con el Consell para recoger los residuos y después venderlos a empresas especializadas, que le dan una nueva vida. Todos los residuos se convierten en nuevos materiales, lo que contribuye a la economía circular. El residuo no se destruye, sino que se le da un nuevo uso. Para conseguir este objetivo los materiales que se recogen en estos contenedores tienen que atravesar un complejo trayecto dentro de esta planta especial de Son Reus. Como los residuos llegan a la planta mezclados, hay que separarlos. Y es que, por ejemplo, los plásticos no son todos iguales. Están fabricados con diferentes materiales y para que puedan tener una nueva vida deben separarse para que después se puedan reutilizar. Esta labor de separación es muy importante, porque es habitual que el ciudadano abandone residuos en el contenedor amarillo que deberían dejar en otro depósito. Y es que en estos contenedores se llega a lanzar de todo, desde piedras, botellas de cristal e incluso se han detectado en las cintas pistolas y una bomba de la guerra civil.

Otra vida para los plásticos

La tecnología que utiliza esta planta permite separar los materiales cuando pasan por las cintas. Esta separación supera varios procesos, pero el más complejo es la última fase, en la que se utilizan unas ópticas o unos imanes, para el material transite por la cinta que corresponde. Los residuos más frecuentes son los plásticos de las botellas de agua o de refresco, o el que se utiliza para envolver los alimentos. Después están los envases más duros, como por ejemplo los bidones. Y a todo ello también se reutilizan las latas fabricadas con aluminio. Gracias a esta separación se consigue reutilizar todos estos residuos que se depositan en la basura.

Otra vida para los plásticos