Sentido y uso de la propiedad

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Para hacerse una idea clara de los modos políticos en boga y de la ligereza de la capacidad de influencia de esta Comunidad sobre la materia, basta fijarse en que han debido ser Esquerra Unida y Bildu quienes han corrido con la responsabilidad de sacar las castañas del fuego a Balears en materia de vivienda. Lo hacen por la vía de desbloquear al Gobierno uno de sus objetivos básicos y permitirle el incremento de alivio de cara a los próximos comicios. El Govern Armengol acepta complacido el desbloqueo estatal en forma de avance propio. «Era absolutamente necesario», dice la presidenta.

Dado que Balears está en disposición de obtener pleno en cuanto a los requisitos para la declaración de zona tensionada, aquí lo primero que importa es que la ley de Vivienda dará un vuelco radical al sentido de la propiedad en un archipiélago en que la privacidad y libre disposición de lo propio está extremadamente arraigado. No lo hará en cuanto a la titularidad de los inmuebles, pero sí en lo referente a sus usos, destinos y administración.

Las casas podrán ser ahora un poco más de quien las alquile al amparo de un incremento del arriendo muy controlado en sus límites y de un IPC que cambia de definición como referente para el caso. Pero, en lo referente a estas islas, queda todavía un grueso apartado por descifrar y afrontar. La ley de la Vivienda bendecida ayer tendrá un efecto muy limitado en Balears si no es capaz de adentrarse de lleno en el alquiler vacacional, uno de los factores más determinantes que han agravado la escasez de residencia estable y han disparado los precios hasta niveles inasumibles para los colectivos trabajadores. El marco legal viene del Estado, pero el trabajo duro y constante por hacer será para el próximo Govern.

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