Elecciones autonómicas

La comida de Marga Prohens con José María Rodríguez envalentona a la izquierda

La última sesión de control al Govern debía ser un asedio sin ambages por parte de la oposición, pero la noticia del encuentro en Sencelles cambió el tablero - El conseller Miquel Mir fue el primero en lanzar la consigna: «El PP es corrupción»

Miquel Mir, Francina Armengol y Mercedes Garrido, ayer en el Parlament.

Miquel Mir, Francina Armengol y Mercedes Garrido, ayer en el Parlament. / CAIB

Redacción

La última sesión de control al Govern de la legislatura debía ser un asedio constante contra las políticas del Pacto después de ocho años en el poder, con carencias evidentes en vivienda o movilidad, aunque la comida de la líder del Partido Popular, Marga Prohens, y toda la cúpula con José María Rodríguez, el exdirigente de la formación y número dos de Jaume Matas que fue condenado a 3,5 años de cárcel por el caso Over, cambió radicalmente el tablero de juego. Francina Armengol y sus consellers, que iban a sufrir una ofensiva contundente, esperaron a sus oponentes con ganas de réplica e incluso desdeñaban las preguntas con un simple «hacemos una valoración muy positiva, gracias» para aprovechar el segundo turno para arremeter contra el PP.

La presidenta del Govern no pudo contener la satisfacción por la noticia y, con una sonrisa salida de las entrañas, se frotaba las manos antes de contestar al portavoz de los ‘populares’, Toni Costa: «No sé cómo tenemos que pagarles el favor que nos han hecho. No lo sé. Porque ustedes han explicitado de forma muy clara a la población lo que son, ligados a la peor historia de esta Comunidad Autónoma».

La socialista sabía que la publicación de la imagen en la que aparecen Prohens y Rodríguez era oxígeno puro para la izquierda, que en los últimos meses había tratado de vincular al PP actual con su pasado, aunque hasta el momento solo habían sido palabras. «Una imagen vale más que mil palabras», sentenció la dirigente bajo la consigna «el PP es corrupción». La cúpula del Consolat al completo —reinaba la sobreexcitación— se desplazó hasta la Cámara balear para seguir de cerca la contienda.

El conseller de Medio Ambiente, Miquel Mir, fue el primero en hablar de la comida, aprovechando que la pregunta venía del diputado Javier Bonet, presente en el encuentro con Rodríguez: «Lecciones del PP, ninguna. En cambio su partido, después de ocho años, se sigue reuniendo con corruptos». Y envió un requerimiento a «todos» los representantes ‘populares’: «Tienen la oportunidad de mostrar dignidad, si es que la tienen, y de pedir disculpas a la ciudadanía».

Contraofensiva del PP

Costa aprovechó su intervención para recordar algunos casos que han sido noticia durante esta legislatura como los cargos socialistas que se saltaron la cola de vacunación, la autorización del concierto de reguetón en la Plaza de Toros de Palma que acabó en macrobrote o «la más grave de todas: mientras usted aplicaba las peores restricciones, se las saltaba una noche en el Hat Bar». Además recuperó en el pleno una fotografía de la presidenta con Bernat Coll, el exalcalde socialista de Lloseta condenado a 28 años de inhabilitación por prevaricación.

Costa muestra una imagen de Armengol junto a Bernat Coll.

Costa muestra una imagen de Armengol junto a Bernat Coll. / PP

Internamente en el partido asumen que ha sido un gran error porque sitúa a la formación en una posición muy comprometida y ha generado entre una parte de la militancia una actitud de desconfianza respecto a la conformación de las listas electorales por el poder que pueda tener el entorno de Rodríguez.

La diputada Nuria Riera fue más belicosa en su intercambio dialéctico con la consellera de Presidencia, Mercedes Garrido. Acusó a la izquierda de hacer «política del barro» y rechazó las lecciones sobre con quién tiene que comer el PP «cuando su presidenta se va al Hat Bar saltándose las normas que otros cumplían, tomando gin tonic y riendo con sus compañeros del Consolat».

Garrido dedicó sus dos minutos a pedir explicaciones al PP acerca de por qué tienen a un imputado sentado en su bancada —en referencia a Vicent Marí, presidente del Consell de Ibiza y diputado autonómico— y preguntó a Riera si estaba en la comida: «Entró en la política de la mano de Rodríguez, son amigos y se van con un señor que está cumpliendo condena por corrupción por favorecer las campañas electorales y llevarse dinero de la caja común para hacer campaña, esto es volver al peor pasado».

Asimismo puso en duda la «independencia» de Prohens después del encuentro con Rodríguez: «Ustedes defienden la corrupción».

Riera, ante la severidad de la socialista, elevó el tono: «Pensaba que sería más valiente para explicar el caso Multimedia, el caso Puertos, el cese de Juli Fuster al frente del IB-Salut o la familia colocada de Palomino». Todo ello con una acusación lacerante: «Taparon el caso de las menores abusadas tuteladas por ustedes».

La sorpresa vino en la intervención de la portavoz de CS, Patricia Guasp, quien recibió reproches por parte de la bancada del PP al decir que el final del Pacto «no significa que tenga que venir el recambio conservador que no ilusiona y ahora sabemos que es el heredero de la corrupción del PP de Matas y de Rodríguez». Armengol no dejó escapar la oportunidad: «La alternativa no está allí —señalando al PP—, que sabemos que son los de siempre, sino que está aquí».

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