Elecciones autonómicas

El PSOE mete en un brete a Francina Armengol

La jefa del Ejecutivo afrontó ayer un pleno duro y largo después de que los socialistas votaran en contra de limitar el alquiler

Francina Armengol, ayer en el Parlament.

Francina Armengol, ayer en el Parlament. / CAIB

Guillem Porcel

Guillem Porcel

La presidenta del Govern vivió ayer un pleno difícil y largo en el que tuvo que responder hasta nueve preguntas de los grupos de la oposición. Todo apuntaba a que sería una carrera de fondo de la que podía salir muy debilitada después del flaco favor que le hicieron sus compañeros del PSOE en Madrid a solo dos meses de las elecciones.

La socialista, que afronta las terceras elecciones con una lista hecha a su medida y la experiencia de varios lustros de lucha política, era consciente de la imposibilidad de justificar la decisión de los socialistas en el Congreso y afrontó la jornada con una estrategia a caballo entre la confesión y el envite, donde sacó su vena más izquierdista frente a la oposición.

Francina Armengol quiso transmitir desde el primer momento que el Pacto goza de buena saludlas duras críticas de Podemos por su gestión en vivienda no han cesado— y se mostró orgullosa de compartir Govern con la formación morada y, por ende, con Més per Mallorca: «Estos cuatro años hemos gobernado como nunca, con más vivienda pública que nunca». Este alegato se produjo justo después de las críticas del Partido Popular por «seguir exactamente» las políticas «intervencionistas y populistas» de sus socios. Además, el portavoz de los ‘populares’, Toni Costa, calificó de «inquietante» que la socialista coincida con los postulados de la ministra de Asuntos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, quien el pasado sábado anunció que presionará a Pedro Sánchez para que Baleares pueda limitar la venta de casas a no residentes. Sobre esta medida el PP guardaba un as en la manga en forma de discrepancia interna: «Su número dos al Consell de Menorca y ex director general de Vivienda, Eduardo Robsy, ya le ha advertido de que tendría un impacto mínimo y va contra la normativa europea».

La jefa del Ejecutivo aprovechó su réplica para tratar de dar la vuelta al argumento: «¿Les preocupa mi alianza con Podemos? Lo que a mí me preocupa es que ustedes estén entregados a Vox, a la extrema derecha, y que solo aspiren a gobernar con ellos». La estrategia de «que viene el lobo» con Vox no sirvió a sus compañeros de Andalucía —el partido de Jorge Campos se siente cómodo en la confrontación—, aunque movilizar al electorado progresista será clave para las aspiraciones de la izquierda, como evidencia el manifiesto firmado por personalidades progresistas hace pocos días.

En los minutos previos, la socialista había cargado contra Vox por «utilizar el dolor de las menores tuteladas y revictimizarlas» y contra su candidato, Jorge Campos, por realizar la intervención «más chapucera que he visto en política». Denunció su discurso «fascista», sobre todo con los temas referentes a la memoria histórica, y lamentó que el PP haya roto la unanimidad en esta cuestión al «entregarse» a los postulados de la ultraderecha. En este sentido, arremetió contra la misión del Parlamento Europeo que visitó las islas hace unos meses: «No era gente enterada, sino una comisión absolutamente política instigada por un representante de Vox, una representante de las Nuevas Generaciones del PP y capitaneada por Dolors Montserrat»

La sesión de ayer confirma la tendencia: la presidenta ha intensificado las críticas al PP por su vinculación con Vox a las puertas de los comicios. Por ello, también se acordó de Marga Prohens, líder del PP balear y adversaria política, a quien recriminó que haya votado en contra de la subida del salario mínimo, del aumento de las pensiones y del régimen fiscal.

La posibilidad de restringir los alquileres —las islas cerraron el 2022 con el precio más alto de toda España y con cuantías medias que no bajan de los 1.000 euros— se antoja casi una obligación para las expectativas de un Govern que se afana por vender los importantes pero insuficientes avances en vivienda pública respecto a la legislatura del PP de José Ramón Bauzá. Aunque estos ocho años pesan como una losa.

La presidenta del Govern admitió que «claro que me preocupa» esta problemática y expresó que «a veces no estoy totalmente de acuerdo con lo que vota mi partido», en referencia a la decisión del PSOE. En un tono más reivindicativo aseguró que defenderá los intereses de los ciudadanos de Baleares «gobierne quien gobierne en Madrid», pero no quiso acabar la sesión de control sin elogiar a Pedro Sánchez: «Los datos son muy contundentes y claros: nunca se han conseguido tantas cosas para esta Comunidad Autónoma».

El portavoz de Més per Menorca, Josep Castells, quien impulsó la iniciativa en la Cámara balear, preguntó en la sesión de control acerca del voto en contra de los socialistas en un tono menos contundente de lo habitual. Calificó la decisión de «decepcionante» porque «no puedo ser tan optimista» con la ley de vivienda estatal: «La excusa de que no pasa nada por rechazar nuestra iniciativa porque ya se aprobará otra normativa me parece muy osado, hemos perdido una gran oportunidad».

La socialista aprovechó la réplica para hablar de «una revolución en la política de vivienda» en la que defendió que se ha avanzado «muchísimo en las medidas que competencialmente podemos llevar a cabo» y reivindicó que la ley de vivienda balear fue pionera: «Hemos destinado más recursos que nunca para construir vivienda pública». Según Armengol, la ley estatal incluirá bonificaciones de hasta el 70 por ciento para los propietarios que pongan sus inmuebles en el mercado en zonas tensionadas.

Costa intuyó con inteligencia que en el desmarque de Madrid existía una oportunidad de oro para tratar de arrinconar a la presidenta del Govern. Cargó contra ella por «hacer el ridículo más absoluto» y le exigió que abandone la «deriva populista e intervencionista». Aunque Armengol ya tenía la respuesta preparada: «Entre unos y otros la diferencia es abismal».

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