Borrasca Juliette en Mallorca | Miles de olivos de la Serra sufren destrozos a causa del peso de la nieve

Los propietarios no pueden cuantificar los daños porque muchas fincas son inaccesibles

Uno de los árboles dañados por la nieve en la Serra de Tramuntana.

Uno de los árboles dañados por la nieve en la Serra de Tramuntana. / J.Mora

Joan Mora

Pérdidas millonarias. Miles de olivos de la Serra de Tramuntana han sufrido importantes destrozos como consecuencia de la nevada que azotó buena parte de la isla. El peso de la nieve acumulada acabó por romper las ramas de los árboles y otros muchos acabaron tumbados en el suelo.

Esta es la principal consecuencia que acarreó la nevada asociada a la borrasca Juliette que ha dejado muchos olivares de la Serra con un aspecto completamente desolador. En algunas zonas no hay olivo que no registre daños. En las zonas boscosas se acumulan numerosas encinas y pinos en idéntica situación, algo que todavía no ha podido ser cuantificado por los propietarios de las fincas de la Serra ya que algunas zonas todavía son inaccesibles. Además del daño que supone para los árboles y la más que probable merma en la producción de aceituna de cara a la próxima temporada, los propietarios deberán asumir los costes de troceo y retirada de ramas y troncos.

El presidente de la cooperativa de Sóller y propietario de un olivar en la zona del Marroig no oculta su pesar por los cuantiosos daños que deja tras de sí la nevada registrada en la Serra. Miquel Gual asegura que «los daños hubiesen sido más catastróficos aún si la nevada hubiera cuajado a cotas más bajas», en tanto que además de los olivos se hubieran tenido que computar daños en los cultivos de limón y aguacate, unos árboles cuya madera tolera aún menos el peso en sus ramas.

Los daños «más catastróficos», según explica Gual, se registraron a partir de los 400 metros de altura donde además de precipitarse nieve en abundancia en muy poco tiempo es la altura donde cuajó sobre los árboles. El peso de la nieve hizo que muchas ramas acabaran por desplomarse por el peso que acumulaban. Se da la circunstancia que muchos olivos acabaron en el suelo totalmente resquebrajados y otros fueron arrancados de raíz. Además de la nieve, se le sumó el factor del viento, que colaboró activamente en arrancar muchos árboles del suelo. Además de los olivos, también acabaron por ceder numerosas encinas y pinos, además de algarrobos y almendros que también proliferan en la zona de olivar de la Serra.

Para Miquel Gual, el problema vendrá una vez que la nieve se haya fundido. Los propietarios de los olivares tendrán que trabajar en retirar la leña y las ramas de olivo. Estas últimas, además, deberán ser quemadas para evitar la aparición de la plaga del barrenillo del olivo (el conocido como brom), un pequeño escarabajo que suele reproducirse en abundancia entre las leñas de poda y que acaba por afectar a los árboles sanos. 

Gual señala que «si se da esta plaga, sería un problema añadido» al que se ha creado con la caída masiva de árboles, por lo que asegura que «será urgente trabajar en retirar toda la leña de los olivares para evitar esta plaga». Gual apunta además que, desde la cooperativa de Sóller, intercederán ante el Govern balear para buscar ayudas para los propietarios de las miles de fincas de la Serra de Tramuntana que se han visto afectadas por la caída masiva de árboles que han dejado un panorama dantesco en los olivares. 

Además de los árboles, las lluvias también han provocado el desplome de numerosos ‘marges’ por la Serra.

El Barranc de Biniaraix, cortado pero repleto de visitantes

La caída de numerosos árboles provocó que la principal ruta senderista que conecta Sóller con Escorca se haya visto afectada, en tanto que el camino de montaña está cortado en numerosos puntos por árboles atravesados. La situación se convirtió estos días en peligrosa, ya que pese a las advertencias de las autoridades, centenares de personas acudieron al Barranc de Biniaraix para sortear las prohibiciones y acercarse a la nieve. Familias enteras, con niños y perros sueltos, acudieron a la zona a pesar del peligro que suponía atravesar los puntos donde había árboles arrancados sobre el camino. En el Barranc se produjeron algunos incidentes entre senderistas debido a los perros sueltos, por el peligro que entrañaba al resto de usuarios y por ser una zona donde hay rebaños de ovejas.

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