Elecciones autonómicas en Baleares

Solo 100 días para ganar las elecciones en Baleares

Los ciudadanos decidirán dentro de 14 semanas cuál será el destino político de Balears durante los próximos cuatro años entre modelos totalmente antagónicos, por lo que estos comicios se plantean también como un voto de confianza o un voto de castigo a la gestión actual

El próximo 28 de mayo se abrirán las urnas para las elecciones autonómicas y municipales.

El próximo 28 de mayo se abrirán las urnas para las elecciones autonómicas y municipales. / ATIENZA / PERE JOAN OLIVER

Guillem Porcel

Guillem Porcel

Suena un lejano redoble de tambores: solo quedan 100 días para las elecciones autonómicas y municipales. Los ciudadanos decidirán dentro de 14 semanas cuál será el destino político de Balears durante los próximos cuatro años entre modelos totalmente antagónicos, por lo que estos comicios se plantean también como un voto de confianza o un voto de castigo a la gestión actual

Pese a que la campaña electoral aún no ha comenzado de forma oficial, la realidad es que los partidos llevan meses con la maquinaria en marcha. La elevada actividad de los candidatos en redes sociales, principalmente Twitter, evidencia que la política ha dejado de tener plazos. El tablero político actual tiene muchos matices, aunque las líneas importantes están trazadas. La presidenta del Govern y líder del PSIB-PSOE, Francina Armengol, se afana en vender todos los avances conseguidos durante estas dos legislaturas, entre ellos los octavos presupuestos consecutivos o la gratuidad del transporte público, y busca trasladar una imagen de estabilidad presidencial para que los ciudadanos valoren su figura —las repetidas fotografías con patronales, sindicatos y hoteleros son un ejemplo claro—. Paralelamente sus socios de Més per Mallorca y Podemos van elevando el tono para desmarcarse de los socialistas. 

Enfrente estará el PP de Marga Prohens, que anhela una mayoría amplia —absoluta suena más a quimera que a constatación—, después de asumir las riendas de un partido en horas bajas en julio de 2022. La confianza, eso sí, es mayúscula: en la formación creen seguro poder capitalizar el descontento ciudadano hacia las medidas del Govern, aunque desde Vox empiezan a recordarles que ese también es su objetivo y que sin ellos no gobernarán. Por tanto, estos comicios tendrán una doble lectura. En clave autonómica serán un examen sobre las políticas del Pacto durante estos ocho años. En clave estatal permitirán auscultar a la población antes de las generales. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo ya buscan fecha para venir a Baleares. 

El Govern llegará a esta cita electoral con el viento favorable por la recuperación económica, la ventaja de detentar el poder y el mayor presupuesto de la historia de la Comunidad Autónoma. Es decir, con la capacidad de tomar decisiones importantes. Después de encadenar más de 12 meses de cifras históricas en empleo, tanto las empresas como los trabajadores estarán a pleno rendimiento a finales del mes de mayo, con una temporada turística iniciada antes de lo normal y con mejoras en sectores fundamentales como la hostelería gracias a la subida de salarios o la implantación de la reforma laboral

Esta será una de las grandes bazas de los socialistas: el empleo y la creación de riqueza. Además, justo antes de las elecciones se desplegará gran parte del escudo social, con ayudas económicas para miles de trabajadores de las islas.

Esto sitúa en una posición compleja al Partido Popular. Los de Marga Prohens se juegan mucho después de ocho años en la oposición y un Govern con el que no ha conseguido pactar ningún gran acuerdo, ni siquiera la bajada de impuestos que reclaman desde hace meses. En caso de no ganar podría considerarse una debacle para un partido que llegó a obtener 35 diputados en la Cámara balear. Su estrategia es clara: revelar las deficiencias en la gestión del Govern. «Estamos comprometido con desatascar la vivienda, la sanidad y la movilidad», fue su lema en la gran presentación de candidatos. Asimismo Prohens ha sido la encargada de confrontar en el Congreso con las ministras de Igualdad y Justicia, Irene Montero y Pilar Llop, con la ley del ‘solo sí es sí’, una norma que lleva copando portadas y telediarios desde las primeras rebajas de condenas. Incluso consiguió arrebatar a esta última la confesión de que asumía la culpa de lo sucedido.

Aunque existe un factor diferencial llamado Vox. La presidenta de los ‘populares’ insiste en que trabaja para conseguir una mayoría suficiente para gobernar en solitario, algo poco factible según las estimaciones electorales, y posiblemente dependerá de los votos de la extrema derecha. Jorge Campos, candidato de Vox, aprovechó esta misma semana para avisar a Prohens de que «sin nosotros no habrá cambio en Baleares». Todos miran a Castilla y León, sobre todo el PSIB, aunque los ‘populares’ insisten en Andalucía, donde tienen mayoría absoluta.

Quienes también han comenzado la batalla por el voto han sido Més per Mallorca y Unidas Podemos, que han endurecido el tono con los socialistas para marcar perfil propio y, sobre todo, para presentar sus propuestas y líneas rojas de cara a una hipotética negociación a partir de mayo. Ambos partidos ya han definido sus programas electorales, marcados inevitablemente por los deberes pendientes en vivienda, la protección del territorio y la movilidad.

Los morados han dejado la sutileza y han pasado directamente a la crítica. Acusan a los socialistas de no haber sabido gestionar este problema en ocho años —«son más sensibles con el lobby inmobiliario que al problema de miles de familias», manifestó esta semana su líder Antònia Jover— y denuncian el «fracaso del bipartidismo» en este ámbito. La construcción de vivienda pública, admiten, está «muy lejos» de ser la adecuada y buscan centrar el debate en la necesidad de limitar el precio del alquiler, reducir a cinco el número de viviendas para ser considerado gran tenedor o restringir la compra por parte de no residentes.

En el caso de Més, las últimas semanas han servido para reforzar a un partido que renueva los cuatro primeros puestos de la lista al Govern tras la victoria de Lluís Apesteguia en las primarias. La reciente defensa del catalán en la sanidad, una victoria que hizo recular a Armengol gracias a la presión de la Obra Cultural Balear, permitió rearmar a los ecosoberanistas, puede servir para recuperar la confianza de los votantes descontentos. Todo ello sumado a dos logros muy bien recibidos entre los progresistas: la moratoria de plazas turísticas y el frenazo a la edificación en suelo rústico. El reciente acercamiento al GOB dibuja el porvenir.

En un tablero tan complejo como este será donde El Pi deberá jugar sus cartas. Después de una crisis interna muy dura, el partido buscará ser decisivo con sus votos en las autonómicas para decantar el próximo Govern, tal y como apuntan las encuestas. Hace apenas unas semanas la presidenta balear les pidió directamente el apoyo frente a un PP «atado» por Vox. En los últimos meses el Pacto ha aceptado medidas de los regionalistas referentes al turismo o el comercio para evidenciar su acercamiento.

La situación es radicalmente diferente para Ciudadanos. Enfocados en evitar la desaparición que auguran todas las encuestas, la realidad es que los demás partidos han dejado de prestarles atención menos para captar a sus cargos públicos en municipios como Calvià o Llucmajor, que ya están formalizando su inclusión en el PP. Aunque la clave puede estar, paradójicamente, en su fuerza porque los votos que vayan a Cs no irán a los ‘populares’. Esto puede suponer, en caso de no obtener representación, un problema para el principal partido de la oposición: necesitan a sus votantes para conseguir la mayoría. De ahí la insistencia por atraer a todos los descontentos.

{"contestEmbed":{"title":"Quedan 100 d\u00edas para las elecciones en Baleares. Si tuvieses que votar hoy, \u00bftendr\u00edas claro a qui\u00e9n?","id":"83096864"}}

Suscríbete para seguir leyendo