Nueve de cada diez adolescentes de Baleares consumen pornografía

Los jóvenes tienen muy fácil acceder a la pornografía

Los jóvenes tienen muy fácil acceder a la pornografía

El 90 por ciento de los adolescentes de Baleares, entre los 13 a los 18 años, han consumido en alguna ocasión material pornográfico. Y el 30 por ciento de estos consumidores reconocen que acceden a diario a este material sexual que se facilita a través de la red de internet.

Estos preocupantes datos, que no solo se registran en Baleares, sino también en el resto de comunidades, se han obtenido a través de un completo estudio que se ha realizado desde la UIB. Se ha tratado de un estudio de campo, que ha sido coordinado por los profesores de la UIB, Valentina Milano y Lluis Ballester.

Este estudio se ha realizado a petición de la conselleria de Presidencia, que pretendía disponer de una visión global sobre lo que representa la industria del porno y sus consecuencias en la juventud de las islas. La consellera Mercedes Garrido, que ha presentado esta mañana los resultados, se ha mostrado muy preocupada por la realidad de este problema que representa un excesivo acceso a las plataformas que ofrecen pornografía por la red de internet, una situación que después afecta de una forma muy negativa al desarrollo de los jóvenes que consumen este material.

Los autores de este estudio han alcanzado tan preocupantes conclusiones tras haber hablado con 3.600 adolescentes, así como con 2.600 familias. El trabajo también se ha desarrollado en diferentes centros educativos de las islas. La conclusión es que en estos momentos los adolescentes consumen pornografía de forma habitual y que esta obsesión por acceder a este material repercutirá, con toda seguridad, en su desarrollo social y sobre todo sexual. Los adolescentes prefieren consumir escenas sexuales con violencia, donde no se tiene ningún tipo de respeto hacia la mujer, por lo que muchas veces quieren trasladar estas escenas a sus relaciones sexuales.

Estos datos demuestran, según ha señalado la profesora Valentina Milano, que el acceso a la pornografía a través de la red de internet se ha normalizado. Pero el problema es mucho más grave cuando las familias no son conscientes de ello. De hecho, apenas el 25 por ciento de las familias entrevistadas tenían conocimiento de que sus hijos accedían a este material, bien a través del teléfono móvil, o bien a través del ordenador.

Los expertos han explicado que la pornografía es cada vez más violenta, en parte porque es la situación que reclama el usuario. Es un producto que discrimina a la mujer y sobre todo a la menor, que provoca sexismo, que afecta a la salud mental y que acelera las relaciones sexuales poco saludables. Los adolescentes muestran curiosidad por el sexo, pero al abusar de las películas sexuales, ya no se conforman con una relación sexual normal.

Consumo igualado entre chicos y chicas

El profesor Ballester ha detallado que en estos momentos está prácticamente igualado el consumo de porno entre chicos y chicas. El 76 por ciento de los entrevistados reconocen que prefieren mirar escenas pornográficas con violencia, lo que después se traduce en que se normaliza las relaciones sexuales agresivas.

Un elevado porcentaje de los adolescentes reconocen que suelen consumir entre cuatro y cinco horas de material pornográfico por semana y que acceden a diario. Los que más uso hacen de las escenas que ofrece la industria suelen ser los varones. Es decir, el acceso a la pornografía se iguala entre hombres y mujeres, pero existe una diferencia en la intensidad de la visualización de estas películas.

Otro dato significativo del informe señala que la mitad de los entrevistados confiesa que consume porno para satisfacer su curiosidad, pero otra parte lo hace para adquirir conocimiento sobre las relaciones sexuales.

Conductas preocupantes

El abuso en el consumo de pornografía se traduce en varias conductas muy preocupantes, como por ejemplo la reducción del uso del preservativo, mantener sexo con desconocidos o autofilmarse escenas personales mientras mantienen relaciones sexuales. Son vídeos que los propios adolescentes cuelgan a la red, sin ser conscientes de las consecuencias que ello conlleva.

La doctora Valentina Milano explicó que es cierto que la ley prohíbe que los menores puedan acceder a la pornografía, pero que estas medidas restrictivas no se aplican en internet. Es decir, el acceso a las escenas pornográficas es muy fácil a través de las tecnologías. También recordó un dato aún más preocupante y es que el 70 por ciento del material de pornografía infantil es autoelaborado, es decir, son los propios adolescentes lo que se graban mientras mantienen estas relaciones.

El estudio incluye algunas herramientas para intentar solucionar este problema. Una de ellas es que los padres utilicen el control parental que les permite la tecnología y que impide que sus hijos entren en las páginas donde se ofrecen escenas de pornografía. Otra medida sería que las propias plataformas apliquen sus propios controles para los menores no puedan acceder a estas escenas sexuales. Una de las medidas que ya se aplica en Alemania es que es obligatorio realizar un reconocimiento facial de la persona que se interesa por tener acceso a las imágenes pornográficas para poder detectar la presencia de menores.

Los autores del estudio abogan por apostar por la educación para evitar que los adolescentes se muestren tan interesados por el porno, además de que es necesario que en las familias se hable más del tema sexual con sus hijos.