Sònia Vives-Miró: "El franquismo empezó a legislar al servicio de la especulación inmobiliaria"

La investigadora de la UIB señala que cuando se habla de un proceso de concentración de la propiedad hay que hablar de desposesión

Sònia Vives-Miró.

Sònia Vives-Miró. / Manu Mielniezuk.

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

«Siempre que hablamos de concentración hay que hablar de desposesión. Es un fenómeno que lleva produciéndose desde hace varios años», alerta la investigadora postdoctoral de la UIB Sònia Vives-Miró. «Se está empezando a dar una polarización entre gente que posee viviendas y extrae un beneficio de ellas y gente que no tiene ninguna», señala. En esta línea se pronuncia Pablo Carmona en el libro La democracia de propietarios, donde sostiene que estamos ante una sociedad fracturada entre propietarios y no propietarios, «es una nueva brecha social». El catedrático de Geografía de la UIB Onofre Rullan va más allá: «Incluso determina la clase social. Mi compañera Sònia Vives tiene la teoría de que así como las clases sociales se estructuraban antes en si tenías fábricas o empresas, ahora lo hacen en base a si tienes vivienda o no. Lo que te hace escalar socialmente ya no es si tienes una empresa, sino si tienes una vivienda o más», explicita.

¿Cómo se ha llegado a esta concentración en Baleares? Vives relata que ha sido un proceso largo que arrancó en los años 80 con la financiarización y que continuó con la apropiación de las rentas de la vivienda.

Liberalización hipotecaria

«En los 80 y 90 se produjo el tercer boom inmobiliario. Arrancó el proceso de conseguir una vivienda a través del crédito barato y se produjo la liberalización hipotecaria», cuenta. También recuerda que esto no nace de la nada, sino que hay que retrotraerse a los años 60. «Hay que recordar la famosa frase del ministro de Vivienda de Franco, José Luis Arrese: ‘Queremos una sociedad de propietarios, no de proletarios’». Vives insiste en que los españoles «no llevamos en el ADN ser propietarios en contraposición a otros europeos, sino que desde el franquismo se empezó a legislar al servicio de la especulación inmobiliaria», sentencia.

Fue en esos 80 cuando gran parte de la población se convirtió en propietaria a través de la hipoteca. «Fueron las leyes hipotecarias y las fiscales las que impulsaron los propietarios en España, no que lo lleváramos en el ADN», insiste. «Y entonces también llegó el boom de las segundas residencias», añade. «Esta ha sido la parte del capitalismo popular, del rentismo inmobiliario. Entender la especulación inmobiliaria como forma de vida se promocionó en los años 90», comenta.

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vivienda alquiler / AY ALBACETE

Irrumpen las socimis

El cambio llegó con una estrategia nueva del capitalismo hacia 2012 «para salir de la crisis financiera y la burbuja inmobiliaria: fue a través de las socimis, que se quedaron con el stock de viviendas de los bancos. Una ley promocionaba estas sociedades anónimas que tenían que cotizar en bolsa e iban comprando viviendas. La entrada de las socimis para especular con la vivienda de alquiler provocó que se dispararan los precios. «Estas sociedades están comprando pisos y fincas en Son Gotleu y en el Rafal por ejemplo. Compran ahí porque es muy barato ahora. Tienen un modus operandi que se repite: compran donde se vende muy barato y esperan a que haya una rehabilitación o reforma del plan urbanístico, que revaloriza la zona. Y así hacen el gran negocio», apunta.

Para la investigadora, los procesos de concentración de propiedades están directamente relacionados con los de desposesión, ya sean desahucios o las expulsiones de vecinos que se producen cuando hay procesos de gentrificación y turistización

Protesta contra los pisos turísticos en Palma.

Protesta contra los pisos turísticos en Palma. / Guillem Bosch