El mercado inmobiliario agranda la desigualdad social

Se disparan en Mallorca los multipropietarios a la vez que crecen las familias sin piso

Uno de cada tres baleares concentra la propiedad de tres o más inmuebles mientras que uno de cada cuatro hogares ya vive de alquiler al no tener capacidad de ahorro por los bajos sueldos

Vista de Palma con muchas edificaciones.

Vista de Palma con muchas edificaciones. / Gran parte de los inmuebles adquiridos por el Govern están en Palma. 29/01/2018 Palma, catedral, pisos, casas, centro, ciudad, recurso . El precio medio de la vivienda de segunda mano en Baleares ha experimenta en mayo un incremento del 0,6 por ciento, lo que sitúa su valor en 2.380 euros por metro cuadrado al mes, según los datos del Índice Inmobiliario fotocasa. ECONOMIA ESPAÑA EUROPA ISLAS BALEARES

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

 Baleares asiste atónita y sin poner remedio a una concentración de la propiedad de la vivienda en cada vez menos manos mientras aumentan los hogares con hijos y los jóvenes emancipados sin piso propio. El mercado inmobiliario acentúa la desigualdad social en un archipiélago donde los precios no paran de crecer pese a que el pasado noviembre la venta de inmuebles cayó un 3,8%

El resultado de todo ello es que la demanda y el coste del alquiler están disparados en el archipiélago, que ya es la comunidad donde más subieron los precios en el último año. Además de que crecen los multipropietarios con pisos que están o podrían estar en alquiler, un mercado que no tiene de momento los precios regulados, aunque sí hay ahora un límite de hasta el 2% en las actualizaciones de los contratos.

Existen diferentes vías para contabilizar cuántas viviendas hay en las islas y el porcentaje que hay de residencia habitual que es en propiedad o en régimen de arrendamiento. Los últimos datos de la Agencia Tributaria son de 2020. Ese año se declararon a Hacienda un total de 433.644 viviendas. De ellas, 218.726 son viviendas en propiedad cuyo uso es la residencia habitual. Un total de 93.873 son viviendas en alquiler. 121.046 constan como viviendas a disposición, esto es, propiedades que se reparten entre segunda residencia o inmuebles que no se disfrutan y seguramente están vacíos gran parte del año.

El 63,7% de los hogares vive en una vivienda en propiedad

Según la última encuesta de condiciones de vida del INE publicada el pasado junio, el 63,7% de los hogares baleares vive en una vivienda en propiedad, mientras que el 27,2% lo hace en una de alquiler a precio de mercado. Hace más de diez años, en 2011, el 70,4% vivía en un inmueble en propiedad y el 20,2 en un piso de alquiler a precio de mercado. En 2004, la cifra en propiedad es aún mayor, un 71,6%, y la de arrendamiento, menor, un 19,8%. La desposesión se está produciendo sobre todo entre las capas más jóvenes, pero también en familias con hijos. Los bajos sueldos en las islas (el salario bruto medio es de 19.791 euros anuales) no permiten tener capacidad de ahorro para dar una entrada a un piso pese a que las cuotas de la hipoteca serían posiblemente más bajas que las mensualidades del alquiler.

En este mapa de elaboración propia a partir de datos del Índice del alquiler de viviendas del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, es posible ver municipio a municipio cuántas viviendas hay en alquiler, a qué precio está el metro cuadrado, la cuantía media de un piso y sus metros cuadrados. Hay que señalar que los precios que recoge el Ministerio son bastante inferiores a los que hay en el mercado libre en estos momentos.

12,13% de propietarios son grandes tenedores

Si se cruzan los datos fiscales con los del catastro y los titulares catastrales, se pueden extraer algunas conclusiones. Una de ellas es que el 12,13% de propietarios en Baleares son grandes tenedores, es decir, concentran en sus manos cinco o más inmuebles. Los multipropietarios hace diez años eran el 10%, por lo que han subido dos puntos. «Lo que es imposible determinar exactamente es quiénes hay detrás de estas propiedades: en qué porcentaje son particulares, cuántos son de grandes fondos o socimis. Estos datos los sabríamos con el registro de la propiedad pero si los solicitas no te los dan», denuncia la geógrafa e investigadora postdoctoral de la UIB Sònia Vives-Miró.

Sònia Vives-Miró.

Sònia Vives-Miró. / Manu Mielniezuk.

Pese a no poder acceder al registro de la propiedad, el catastro sí indica por dónde van los tiros. En Baleares había en 2022 1.710 titulares de entre 26 y 50 inmuebles y 624 que poseen más de 50. Unas cifras muy elevadas que apuntan sobre todo a empresas o sociedades y cómo van ganando terreno en el archipiélago. En dos años, estas cifras han aumentado de forma importante. En 2020 había 1.038 propietarios de entre 26 y 50 bienes y con más de cincuenta, 492. 

El rentista popular

En cualquier caso, lo que sí puede afirmarse ante estos datos es que en Baleares hay amplias capas de población (clases medias y altas) con activos inmobiliarios que fueron adquiridos como medida de ahorro, inversión y obtención de rentas, aparte de la existencia de sociedades, empresas y fondos de inversión dedicados a la inversión en el ladrillo. Es decir, en las islas es importante tener en cuenta la figura del rentista popular y no sólo la del fondo buitre. 

Si se contabiliza como multipropietario aquel que tiene a partir de tres inmuebles, esta figura alcanza casi al 30% de la población de las islas. Es decir, casi uno de cada tres baleares (sea persona física o jurídica) posee tres o más propiedades. Hace diez años, la cifra era del 25% y había más propietarios con un solo bien. Prueba de que la concentración va in crescendo

Una persona frente a una inmobiliaria.

Una persona frente a una inmobiliaria. / B.RAMON

Nueva brecha social

«Siempre que hablamos de concentración hay que hablar de desposesión. Es un fenómeno que lleva produciéndose desde hace varios años», alerta Vives. «Se está empezando a dar una polarización entre gente que posee viviendas y extrae un beneficio de ellas y gente que no tiene ninguna», señala. En esta línea se pronuncia Pablo Carmona en el libro La democracia de propietarios, donde sostiene que estamos ante una sociedad fracturada entre propietarios y no propietarios, «es una nueva brecha social». El catedrático de Geografía de la UIB Onofre Rullan va más allá: «Incluso determina la clase social. Mi compañera Sònia Vives tiene la teoría de que así como las clases sociales se estructuraban antes en si tenías fábricas o empresas, ahora lo hacen en base a si tienes vivienda o no. Lo que te hace escalar socialmente ya no es si tienes una empresa, sino si tienes una vivienda o más», explicita.

¿Cómo se ha llegado a esta concentración en Baleares? Vives relata que ha sido un proceso largo que arrancó en los años 80 con la financiarización y que continuó con la apropiación de las rentas de la vivienda.

"El franquismo empezó a legislar al servicio de la especulación"

«En los 80 y 90 se produjo el tercer boom inmobiliario. Arrancó el proceso de conseguir una vivienda a través del crédito barato y se produjo la liberalización hipotecaria», cuenta. También recuerda que esto no nace de la nada, sino que hay que retrotraerse a los años 60. «Hay que recordar la famosa frase del ministro de Vivienda de Franco, José Luis Arrese: ‘Queremos una sociedad de propietarios, no de proletarios’». Vives insiste en que los españoles «no llevamos en el ADN ser propietarios en contraposición a otros europeos, sino que desde el franquismo se empezó a legislar al servicio de la especulación inmobiliaria», sentencia.

Fue en esos 80 cuando gran parte de la población se convirtió en propietaria a través de la hipoteca. «Fueron las leyes hipotecarias y las fiscales las que impulsaron los propietarios en España, no que lo lleváramos en el ADN», insiste. «Y entonces también llegó el boom de las segundas residencias», añade. «Esta ha sido la parte del capitalismo popular, del rentismo inmobiliario. Entender la especulación inmobiliaria como forma de vida se promocionó en los años 90», comenta.

vivienda alquiler

vivienda alquiler / AY ALBACETE

Irrumpen las socimis

El cambio llegó con una estrategia nueva del capitalismo hacia 2012 «para salir de la crisis financiera y la burbuja inmobiliaria: fue a través de las socimis, que se quedaron con el stock de viviendas de los bancos. Una ley promocionaba estas sociedades anónimas que tenían que cotizar en bolsa e iban comprando viviendas. La entrada de las socimis para especular con la vivienda de alquiler provocó que se dispararan los precios. «Estas sociedades están comprando pisos y fincas en Son Gotleu y en el Rafal por ejemplo. Compran ahí porque es muy barato ahora. Tienen un modus operandi que se repite: compran donde se vende muy barato y esperan a que haya una rehabilitación o reforma del plan urbanístico, que revaloriza la zona. Y así hacen el gran negocio», apunta.

Para la investigadora, los procesos de concentración de propiedades están directamente relacionados con los de desposesión, ya sean desahucios o las expulsiones de vecinos que se producen cuando hay procesos de gentrificación y turistización

Protesta contra los pisos turísticos en Palma.

Protesta contra los pisos turísticos en Palma. / Guillem Bosch

Suscríbete para seguir leyendo