Arqueólogos franceses volverán a Cabrera este año en busca de los enterramientos de los 4.000 los soldados de Napoleón fallecidos

La misión que investiga el cautiverio en la isla de 12.000 combatientes de Bonaparte entre 1809 y 1814 regresará para intentar resolver el gran enigma que rodea el episodio histórico

El equipo de arqueólogos en el exterior de la cueva de Cap Ventós, donde hallaron cientos de inscripciones de soldados de Napoleón cautivos

El equipo de arqueólogos en el exterior de la cueva de Cap Ventós, donde hallaron cientos de inscripciones de soldados de Napoleón cautivos / AASCAR

Miguel Vicens

Miguel Vicens

Arqueólogos franceses de cuatro instituciones, el Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP), el colectivo AASCAR, el Museo Nacional de Historia Natural y la Fundación Napoleón, regresaran durante este año a Cabrera en busca de los cuerpos de los más 4.000 soldados de gran ejército de Bonaparte que murieron durante el cautiverio, que se prolongó desde 1809 y hasta 1814. A Cabrera fueron deportados desde  Cádiz 12.000 soldados franceses en condiciones deplorables y abandonados a su suerte sin comida ni bebida tras su derrota en la batalla de Bailén (1808), la primera de ejército Napoleón en campo abierto.

Las misiones arqueológicas en Cabrera de noviembre de 2021 y de noviembre de 2022 del equipo que dirige Frédéric Lemaire, pese a los importantes descubrimientos fruto de las prospecciones realizadas, dejaron un enigma no resuelto que en 2023 se intentará resolver con el inicio de las excavaciones: ¿Dónde están los cuerpos de los combatientes que perecieron en Cabrera durante el cautiverio?

Como ha escrito el propio Lemaire, se sabe que los enterramientos se agruparon en el llamado Valle de la Muerte, pero como él mismo narra "faltaban herramientas para excavar fosas profundas y las lluvias torrenciales a menudo arrastraron los cuerpos de los combatientes fallecidos y también por falta de suficiente combustible los intentos de cremación resultaron catastróficos", apunta. "Desde 1847, cuando el Príncipe de Joinville, Francisco de Orleans, almirante de la marina francesa, levantó en ese lugar un monumento en honor de los solados de Napoléon fallecidos no se han encontrado más enterramientos pese a las numerosas prospecciones, con lo que Cabrera se suma la larga lista de campos de batalla y asentamientos del ejército de Bonaparte donde han desaparecido los cuerpos de los combatientes", constatan el propio Lemaire, Maxelande Jude y François Houdecek en la memoria de las dos misiones en Cabrera que acaba de publicar la Fundación Napoleón.

Fue un terrible cautiverio de cinco largos años marcados por el escaso abastecimiento y la precariedad absoluta. Los soldados fueron desembarcados ya moribundos y abandonados a su suerte en un lugar sin recursos ni guardianes. Los cautivos morían literalmente de sed y hambre. Aislados víctimas de la fiebre, la disentería y el escorbuto, lograron pese a todo organizarse en pequeñas colonias, la más importante en los alrededores de la ensenada del puerto, pero también en cuevas alejadas, como descubrió la misión francesa de 2022, con el objetivo de protegerse de sus semejantes y de las inclemencias del tiempo y obligados a redescubrir en el siglo XIX el modo de vida troglodita, como cazadores-recolectores.

Lemaire ha escrito que tras cinco años de cautiverio, "los emisarios que anunciaron la liberación se horrorizaron e indignaron ante el trato dado a los solados, sus compatriotas, espectros del abismo de la tierra, hombres desesperados, demacrados y harapientos, peludos y sucios, algunos más muertos que vivos, perdidos entre las rocas, encerrados pequeñas construcciones que habían levantado". Y sentencia: "En el registro del desastre humano, el nombre de Cabrera es al cautiverio la batalla de Berezina es al combate", compara. "Además -añade-, los rescatados no sabían nada de los terribles reveses de la invencible Grande Armée, de su aniquilamiento en las nevadas llanuras de Rusia, de su titánico combate en Leipzig, de su épica resistencia contra la invasión de los aliados. Los supervivientes de Cabrera descubrieron la bandera blanca de los Borbones restaurados y para muchos fue una terrible contrapartida de su liberación. En última instancia, fruto de la derrota de su emperador y no de la gloria de sus ejércitos, como esperaban".