Palma talayótica un patrimonio ignorado

Buena parte de los yacimientos arqueológicos de la edad de hierro permanecen inaccesibles en fincas privadas o desperdigados y sin contextualizar en suelo público. un estudio constata su abandono y se acerca a aquellas sociedades que precedieron a la dominación romana.

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

Buena parte del patrimonio arqueológico que nos da pistas sobre cómo era la Palma talayótica permanece oculto en fincas privadas o asoma en suelo público sin señales que lo identifiquen o expliquen su contexto. Son restos de murallas, túmulos, poblados y santuarios erigidos durante los mil años que precedieron a la llegada de los romanos a la isla en el 123 a.C. y que han sobrevivido a siglos de transformaciones, incluida la fiebre por el ladrillo y el asfalto de los últimos cincuenta años.

«Me centré en Palma porque hay un rico patrimonio que no se conoce», introduce Domingo Hernández, graduado en Geografía e Historia por la UNED que ha realizado un Trabajo de Fin de Máster (TFM) titulado ‘Los yacimientos arqueológicos de la Edad de Hierro en el municipio de Palma. Un estudio espacial’.

«Son restos que abarcan la época talayótica y postalayótica o balearica», sitúa Hernández, que para su estudio se basó en los trabajos e inventarios realizados por Josep Mascaró Pasarius y el arqueólogo Javier Aramburu. «El estado de un gran número de los yacimientos es ruinoso. Otros están arrasados por construcciones posteriores y otros han desaparecido. De muchos de los que han aguantado solo quedan pequeños restos y fragmentos, no son grandes monumentos. Y la mayoría están en terrenos privados, así que es complicado acceder para visitarlos y estudiarlos. Este trabajo es un punto de partida, mi idea es ampliarlo y mejorarlo, pero necesito poder acceder a todos esos yacimientos en propiedades privadas y hasta ahora no ha sido fácil», subraya este graduado en Historia y Geografía.

«Es un patrimonio al que apenas se ha dado importancia por parte de las administraciones por una mezcla de desconocimiento y falta de interés. El yacimiento de Son Oms, uno de los más grandes y completos que se conservaban, fue arrasado cuando se construyó el aeropuerto en los años 70. Hoy quedan los restos del santuario que se pudieron salvar, pero están abandonados en un acceso del aeropuerto desde la autopista y es complicado visitarlos», afirma Hernández, que también gestiona el blog Antiqva Baleares, dedicado a la historia, el patrimonio y la arqueología del archipiélago.

Este experto lamenta «la falta de intervenciones arqueológicas» en muchos de los yacimientos que hablan de cómo eran el municipio de Palma y las sociedades que lo habitaron durante los siglos que precedieron a la dominación romana. «Una excepción es el islote de sa Galera, frente a Cala Estància. Este sí se excavó por completo por los arqueólogos Jorge Argüello y Ramón Martín, y es uno de los pocos buenos ejemplos que tenemos en este sentido. Afloró una ocupación desde la Edad del Cobre, en el 2.300 a.C., hasta época reciente. Es el yacimiento más relevante», explica.

Ese patrimonio ignorado pone de manifiesto que las comunidades talayóticas controlaban férreamente su territorio. «El poblado era el núcleo central y desde ahí se levantaban monumentos para tener un control visual de ese territorio y gestionar los recursos. Eran comunidades muy cerradas, pero tenían contacto entre ellas. Vigilaban su territorio y el de las demás», apunta Hernández.

Menos distancia entre poblados en Palma

En todo caso, durante su estudio ha podido constatar que en Palma la distancia media entre los poblados es inferior a la media de la isla. «Por cómo están distribuidos los poblados que todavía se conservan queda claro que están muy cerca unos de otros. Así que me ha surgido la duda de hasta qué punto estas comunidades eran cerradas y se limitaban a establecer contactos comerciales o de intercambios, o realmente tenían más relación entre ellas de lo que pensábamos. Incluso podía haber una relación jerárquica en la que un poblado dominaba a otros a nivel militar o económico», apunta Hernández.

Las sociedades talayóticas «no estaban muy avanzadas, pero sí organizadas», señala este experto. «Eran más agricultores y pastores que comerciantes y marineros, y se basaban en la comunidad. Pero había personas más relevantes que otras y que seguramente estaban al mando a la hora de construir los muros ciclópeos. En la etapa balearica, a partir del 450 a.C., sí hay una jerarquización clara. Es la época de los famosos honderos, y hay más contacto con los púnicos. Hay intercambios y algunos acapararían riquezas. Aunque hay muchos aspectos que se nos escapan», subraya Hernández.

Probablemente los historiadores tendrían hoy algunas piezas más del puzzle si en los años 70 el yacimiento de Son Oms hubiera esquivado la expansión del aeropuerto. «Nos perdimos un centro ceremonial, un talayot circular, un santuario —en parte se pudo salvar—, y una estructura que se bautizó como el laberinto. Y eso es lo que llegó a aquellos años, pero probablemente era más grande. Se salvó lo que se pudo a contrarreloj, pero fue una gran pérdida porque cuando lo desmontaron encontraron estructuras de la Edad del Bronce», recuerda.

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