«Cuidan algo que plantan ellos mismos y que dará su fruto»

La Fundación Aldaba celebra un taller de jardinería con sus usuarios con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad

Víctor Martínez, usuario de la Fundación Aldaba, arreglando el huerto.

Víctor Martínez, usuario de la Fundación Aldaba, arreglando el huerto. / B. RAMON

Almudena Luque

La Fundación Aldaba realizó ayer un taller de jardinería en el huerto Ses Garbes, cedido por la Fundación ASIMA, con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad que se celebra mañana. «Trabajan sus habilidades y capacidades a la hora de cuidar de algo que plantan ellos mismos, que llegará a dar fruto y que seguirán atendiéndolo durante su crecimiento», explicó la delegada de la Fundación Aldaba en Balears, Elena Montero.

Mediante estas actividades, la asociación busca «visibilizar los derechos que tienen las personas con discapacidad de cara a su inserción laboral y social». Mantener el huerto, sembrar y crear semilleros son algunas de las actividades que realizaron los participantes. Participaron tres usuarios de la Fundación diagnosticados con esquizofrenia.

Víctor Martínez confesó mientras barnizaba una caseta de madera que él no tiene mano para las plantas porque cuando sus padres se van de vacaciones y se queda solo en casa, se le mueren unas cinco o seis del jardín de su domicilio. Este no será uno de sus talleres favoritos, pero en cambio hacer excursiones le encanta.

Martínez contó que hace unos días fueron a Natura Park y vieron animales. Además, según explicó, hay veces que cogen el tren de Sóller para merendar en el puerto. «Las excursiones están muy bien, pero lo que más me gusta es estar con mis compañeros. Somos todos amigos, es como una gran familia», relató con la brocha en la mano.

«Era adicto al juego, me quedé sin dinero y decidí meterme en la fundación», explicó José Martínez, un usuario que en 2015 hizo una formación de agricultura y jardinería. Dentro del huerto, al que va todos los martes y jueves, se siente realizado. «A mí esto me apasiona, me da vida y me ayuda a moverme», manifestó.

De la tarea de crear semilleros con plantas de temporada se encargaban Francisco Bermúdez y su amigo Mariano. Ayer tocó sembrar rábano, calabacín y col. Con las manos llenas de tierra, contaban que «esta actividad nos entretiene y, psicológicamente, nos calma los nervios». A pesar de ello, Francisco se decanta más por hacer manualidades, sobre todo, pulseras de hilo, resaltó.

Una vez realizadas las actividades, llegó la hora de reponer fuerzas. Plátanos, galletas y zumos fueron algunos de los productos que formaron parte de la merienda.

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