Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Experto en género, diversidad cultural y violencia
Entrevista

David Kaplún: «El patriarcado ha expropiado a los hombres su parte afectiva y emocional»

«El feminismo es la herramienta para deconstruir el machismo» - «Te saludo con un golpe en el pecho porque te quiero, pero no te lo diré»

David Kaplún: "Las nuevas masculinidades están trabajando en grupo, como el feminismo"

David Kaplún: "Las nuevas masculinidades están trabajando en grupo, como el feminismo" G. Bosch

Para ver este vídeo suscríbete a Diario de Mallorca o inicia sesión si ya eres suscriptor.

David Kaplún: "Las nuevas masculinidades están trabajando en grupo, como el feminismo" Jaume Bauzà

David Kaplún visitó Palma el jueves para participar en una formación sobre nuevas masculinidades organizada por FAPA Mallorca. En esta entrevista habla sobre machismo y la actitud de los hombres hacia el feminismo

¿Qué son las nuevas masculinidades?

En realidad no son tan nuevas. Son masculinidades que hemos vivido muchas veces cuando hemos visto a hombres de nuestra familia que no han hecho algo esperado como por ejemplo dar un puñetazo en la mesa. O que dijesen algo para reafirmar su autoridad. Son masculinidades que se anteponen al modelo tradicional de ser un hombre en esta sociedad. Ahora tienen una particularidad, y es que estamos trabajando en grupo, de manera más asociativa, como ha hecho tradicionalmente el feminismo. 

¿La masculinidad hegemónica deriva en violencia contra las mujeres?

No tiene por qué. También se relaciona con proveer, con trabajar o con el liderazgo. Pero gran parte de la masculinidad hegemónica se basa en un modelo tradicional del ser humano que se ha impuesto por sistema; es un modelo violento y jerárquico en el que se cruzan la raza, el dinero y la clase, y que genera privilegios. Con esos privilegios hacemos daño y al final aunque no esté relacionada directamente con la violencia, esa masculinidad hegemónica reproduce mucha violencia. Gran parte de los privilegios que tenemos por ser chicos, al final los ejercitamos haciendo daño.

¿Los hombres hemos interiorizado la violencia en nuestra educación?

Desde luego. Si te conozco, para saludarte te daré dos palmadas en el hombro, y si te conozco aún más, te daré un golpe en el pecho. Y eso significa que te quiero, pero probablemente nunca te lo diré. De pequeño a lo que me enseñan a jugar es a fútbol. Dicen que es un deporte cooperativo, pero estoy cooperando con otros chicos para machacar al otro equipo. Al final incluso los deportes cooperativos tienen un común denominador de violencia en los que nos ejercitamos como personas que estamos haciendo daño. Y como que es bastante complicado salir de ese rol, lo terminamos naturalizando. La respuesta corta es sí, los chicos terminamos reproduciendo mucha violencia en la educación que hemos recibido, pero tendríamos que ser conscientes y reducirlo. No es tanto el hecho de ser chico, sino el hecho de no haberme puesto a pensar en que estoy reproduciendo ese modelo hegemónico. 

¿Cómo se cura el machismo?

Con mucha práctica. Si quiero limpiarme el racismo que la sociedad potencia con anuncios y películas con ejemplos siempre de personas blancas y occidentales, tengo que meterme una dosis importante de antiracismo. Para limpiarme el machismo que tengo, necesito darme una dosis de feminismo, que es la herramienta que nos permite deconstruir el machismo que llevamos dentro. Pero eso hay que ejercitarlo, no es algo que podemos aprender desde lo cognitivo.

«Ni machismo, ni feminismo», dicen muchos hombres. ¿Esa frase es un detector de machistas?

La respuesta corta es sí. Pero esa frase la he escuchado en hombres que son ejemplo para otros hombres y simplemente no se han acercado al modelo de deconstrucción feminista. Que no tengas esa herramienta te hace más propenso a reproducir machismo, pero aún así puedes llegar a reconocer los machismos de otras maneras. Por ejemplo dándote cuenta de que tienes privilegios relacionados con tu condición biológica porque en esta sociedad un cuerpo determina una serie de roles, estereotipos y privilegios. Pero el camino corto es reconocer qué herramientas nos propone el feminismo para llevar a cabo esa deconstrucción de la masculinidad hegemónica que yo llevo ejercitando desde hace mucho tiempo para empezar a desandar lo andado. 

David Kaplún, durante la entrevista con este diario. Guillem Bosch

Hay hombres que sienten el feminismo como una amenaza. ¿Una amenaza contra qué?

Hay un problema de desinformación, una mala interpretación del feminismo. La RAE habla del feminismo como un movimiento que busca la igualdad entre hombres y mujeres. Si entendemos que eso es el feminismo, dicho incluso por organismos tan reconocidos como la RAE, nos resultará antagónico pensar que lo que busca es dividir o atacar. 

¿Ha sido cuestionado o juzgado por otros hombres cuando les habla de estos temas?

Sí mucho, sobre todo me han llamado traidor. Entienden la relación de fidelidad más con el modelo de ser hombre que con las personas que quieren. Imaginemos que soy un tío con privilegios y si me quiero meter con una chica lo hago tocándole el culo. Ella por supuesto se siente mal, pero son conductas que se me permiten socialmente, sobre todo si estamos en un espacio de ocio y llevo tres copas encima. Esas conductas no ocurren en un laboratorio, ocurren en un contexto en el que hay otros chicos que cuando ven que le toco el culo y no tengo una penalización social, se sienten con el derecho a hacerlo a otras chicas. Pero al final le tocan el culo a una tía que a mí sí me importa porque es mi madre, mi hermana o mi hija. Ahí sí me enfrento con ese chico, sin darme cuenta de que esta historia la empecé yo. Esos hombres generan más fidelidad con un concepto abstracto que además les ha sido impuesto que con las personas a las que queremos. Hasta que nos damos cuenta de que no tiene sentido ejercitar ese tipo de daño porque al final va a impactar en mujeres a las que conocemos. 

¿Un hombre puede ser feminista?

Por supuesto. El problema es que a veces confundimos cuáles son nuestros roles dentro del feminismo. Tradicionalmente el feminismo ha buscado el voto, el trabajo o el liderazgo para las mujeres, cosas que nosotros ya teníamos. Ellas las reclamaban porque el patriarcado se las había expropiado. En cambio lo que a nosotros nos ha expropiado es la parte afectiva, emocional o familiar, lo que tiene que ver con la esfera privada. Un chico feminista tiene que reapropiarse de toda esa parte y empezar a ejercitarla. El trabajo que tenemos que hacer no es tanto en la esfera pública, sino volver a la privada: tener una presencia en casa y responsabilizarme por las tareas de casa, por la crianza y por lo afectivo. 

¿Hay un rebrote de machismo entre los adolescentes?

Mucho, todos los que trabajamos en género lo estamos notando. Imaginemos la campana de Gauss, donde la mayoría de la población se concentra en el centro mientras que los extremos están más chatos. Pero ahora los extremos están creciendo, y la parte del medio está bajando. Es cierto que hay un repunte, pero también veo a un montón de gente cada vez más consciente de estas formas de violencia. Y a medida que trabajo en institutos, con chavales en FP o con hombres en prisión, me doy cuenta de que cuando les propones ser una mejor versión de sí mismos, se aferran a ello como a un clavo ardiendo. Están hartos de ser siempre los malos y de construir sus identidades en función de algo que no les hace sentir orgullosos de sí mismos. Todo el mundo es capaz de reparar los daños que ha hecho, incluso hombres en prisión. 

Compartir el artículo

stats