Talleres de autoestima, representaciones teatrales, charlas, son algunas de las iniciativas que los centros educativos de Baleares llevarán a cabo mañana para celebrar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. El programa, que se inició en 2019, sigue teniendo un papel relevante en los alumnos, puesto que, según el conseller de Educación y Formación Profesional, Martí March, «la escuela es un espacio fundamental para empezar a crear conductas y actitudes que realmente posibilitan la lucha contra la violencia y a favor de la igualdad».

«Desde la educación y formación, con igualdad, respeto y justicia de todos nuestros niños y jóvenes, conseguiremos que, cuando sean adultos, entiendan y respeten a sus iguales, es decir, a las mujeres», señaló la consellera de Presidencia, Función Pública e Igualdad, Mercedes Garrido. Por eso, desde que se puso en marcha el programa financiado con 300.000 euros por el Gobierno central para sensibilizar y prevenir de las diferentes formas de violencia contra las mujeres en las escuelas, la participación de los centros educativos ha ido aumentando.

El año pasado fueron 117 colegios y este curso, 158. De este total, 110 son de Mallorca (105 públicos y cinco concertados), 28 de Menorca (25 públicos y tres concertados), 18 de Ibiza y dos de Formentera.

March, acompañado de la consellera de Presidencia, Función Pública e Igualdad, Mercedes Garrido; de la directora general de Primera Infancia, Innovación y Comunidad Educativa, Amanda Fernández, y de la directora del Instituto para la Convivencia y el Éxito Escolar, Convivèxit, Aina Amengual, aprovechó ayer la presentación de estas actividades para dar a conocer el Protocolo de prevención, detección y actuación delante de las violencias machistas, que dota a los centros educativos públicos de herramientas útiles para poner fin a esta problemática. Construir espacios seguros y respetuosos que fomenten las relaciones sanas, el bienestar personal y de la comunidad; sensibilizar la lucha contra las violencias machistas, y permitir la detección, la intervención y el seguimiento de estas violencias en el ámbito educativo, son los objetivos generales de esta iniciativa.

«Los niños son esponjas y, al final, esto es un protocolo educativo que no solo acompaña a las víctimas, sino que también sirve para reeducar a los agresores», explicó Amengual. Además, las medidas previstas en el Protocolo son flexibles y se adaptan a las circunstancias de cada caso.