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Lletra menuda: Una 'torrentada' de lentitudes

Cuando el desarrollo de proyectos y ejecución de infraestructuras públicas no fluye de forma constante, ordenada y eficaz durante toda la legislatura, existe el serio peligro de taponar el torrente de las causas y obligaciones pendientes al avistar la desembocadura de las elecciones. Entonces, lo más probable es que, con tanto vertido de última hora, se produzca una inundación de incredulidad y desencanto, a lo que se deberá añadir la inseguridad, porque nunca se sabe si los gobernantes que vendrán después asumirán las causas retrasadas como propias.

Es el efecto torrentada que en Mallorca, en sentido físico y administrativo, siempre colapsa en el Llevant.

Dos pactos de Pogrés consecutivos no han bastado para recuperar el tren de Artà. El Govern lo da por seguro ahora sin saber todavía cómo se cruzará Manacor o se alcanzará Cala Millor y Cala Rajada.

Hace cuatro años que la tragedia encalló en Sant Llorenç dejando un lodazal de deficiencias por reparar y urgencias por prevenir. No es un riesgo ocasional. Solo hace dos semanas que hubo otra seria amenaza.

Se han presentado diversos proyectos de correcciones imprescindibles para que el agua de las zonas de riesgo pueda escampar más rápido. Govern y Consell las visten de inminencia. Es un traje engañoso.

Para justificar la elevación de los puentes de la rotonda del desvío entre Sant Llorenç, Son Servera y Son Carrió era imprescindible disponer de un Plan de Riesgos de Inundaciones. El Consell lo aprobó ayer. Las obras no podrán licitarse hasta el próximo año. Las inundaciones de la lentitud pueden ser tan dañinas como las de la lluvia alocada.

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