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SANIDAD

Metges del Món denuncia más trabas para que las personas sin recursos accedan a la sanidad balear

La organización humanitaria ha tenido que intervenir en 97 denegaciones de asistencia en el primer semestre de este año, más del doble que en las 41 en las que actuó en todo el ejercicio de 2021

Imagen de archivo de una protesta por el escándalo de Alpha Pam. Mario Vera

Metges del Món en Balears ha denunciado a este periódico que en este último año están detectando que se producen más denegaciones de asistencia y de acceso a las medicaciones prescritas a las personas sin recursos por parte del Servei de Salut. 

Así, revelan, mientras en 2021 tuvieron que intervenir en 41 casos de diferente índole, en los seis primeros meses de este año lo han hecho con 97 personas a las que se les habría denegado la asistencia sanitaria o se les habría presentado una factura por el servicio prestado pese a que en este país la sanidad es universal y gratuita.

Pese a que en la mayoría de los casos el problema se acaba arreglando, desde Metges del Món lamentaron que solo el hecho de presentarles una factura a estas personas, muchas de ellas en situación administrativa irregular, sin dominio del idioma y temerosos de ser expulsados del país, ejerce un efecto muy disuasorio en estos colectivos que se traduce en que no vuelvan a aparecer por sus centros de salud o por los hospitales donde estaban recibiendo la asistencia.

La organización humanitaria señaló que ya han puesto en conocimiento de estos hechos al que es su interlocutor en el Servei de Salut, los responsables de su departamento de facturación, y que estos les habrían explicado que facturan todas las asistencias que se prestan con el objeto de evitar el «turismo sanitario» que algunos ciudadanos comunitarios o extracomunitarios realizan con el objeto de recibir de forma gratuita prestaciones a las que no tendrían acceso en sus países de origen. 

«Están haciendo un Alpha Pam»

«Nos han dicho que facturan todo tipo de asistencias pero que a estas personas sin recursos finalmente no se les cobra. Lo que no saben es que el solo hecho de presentarles la factura ya tiene un tremendo efecto amedrentador que puede hacer que esas personas no acudan nunca más al hospital que les estaba dando tratamiento o que dejen de tomar la medicación que les habían prescrito. Están haciendo un Alpha Pam», denunció Belén Matesanz, coordinadora de Metges del Món en Balears aludiendo al inmigrante senegalés que falleció de tuberculosis tras ser deficientemente atendido en el hospital comarcal de Inca. 

Como se recordará, aunque la justicia finalmente absolvió a los dos sanitarios que atendieron al inmigrante sin papeles, de este escándalo hizo bandera el actual Govern cargando contra un Servei de Salut en esos momentos dirigido por el PP de José Ramón Bauzá. De hecho, una de las primeras medidas del actual Ejecutivo, adoptada en julio de 2015, nada más acceder al poder, fue la devolución de la asistencia sanitaria universal a todas las personas residentes en este archipiélago con independencia de su nacionalidad o situación administrativa.

La coordinadora reveló que dónde se están encontrado con más denegaciones de asistencia de esta índole son en el hospital de Son Espases y en Atención Primaria, sobre todo en centros de salud con un elevado número de usuarios inmigrantes como el de Son Gotleu. Por contra, resaltó la buena labor que se lleva a cabo en el servicio de admisión del hospital comarcal de Manacor donde, elogió, se da información tranquilizadora a sus usuarios de cómo actuar y a qué recursos recurrir.

Aunque Matesanz admitió que el jefe de facturación del Servei de Salut está «solucionando caso a caso», consideró que con la actual forma de actuar «se están poniendo tiritas» para intentar solucionar un problema grave.

Un problema grave que escenificó con el relato de uno de los últimos casos en los que han tenido que intervenir. «Es un ciudadano húngaro sin hogar que tuvo que ser intervenido por un problema cardiaco en el hospital de Son Llàtzer el pasado 19 de septiembre. Le pusieron dos stents (muelles que desobstruyen las arterias coronarias) y le dieron el alta al día siguiente instándole a que fuera a un centro de salud para requerir la medicación que ha de tomarse tras estas intervenciones e instándole a que regresara para una revisión a las tres semanas», relató la coordinadora.

En el centro de salud le pusieron trabas por carecer de tarjeta sanitaria y se le intentó tramitar un documento europeo pero su país, Hungría, se negó a hacerlo alegando que ni vivía en su territorio ni nunca había trabajado ni cotizado allí. «Finalmente se consiguió que una trabajadora social de Atención Primaria redactara un informe confirmando su situación de extrema vulnerabilidad y se le facilitó su tarjeta sanitaria individual así como el acceso a la medicación que precisaba», concluyó la historia Matesanz.

Una historia que acabó bien pero que retrasó una asistencia normalizada durante más de un mes, lamentaba la coordinadora. «Se ha puesto en riesgo su vida (por no tomar la medicación necesaria tras una intervención tan delicada) y se podía haber malogrado el enorme coste que supone poner esos dos stents. Cuando el cardiólogo que le atendió en Son Llàtzer se enteró, montó en cólera», terminó Matesanz revelando que muchos médicos de cabecera se encuentran preocupados porque pacientes extracomunitarios que antes acudían regularmente a sus consultas han dejado misteriosamente de hacerlo. «Las barreras para impedir que personas sin escrúpulos se beneficien de nuestra sanidad universal les está metiendo el miedo en el cuerpo a otras que verdaderamente la necesitan», concluyó.

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