Su declaración debía servir, sobre el papel, para afianzar las acusaciones que todavía pesan sobre una docena de agentes de la Policía Local de Palma en el caso Cursach. Pero la antigua inspectora del grupo de Blanqueo de la Policía Nacional, autora de varios informes sobre las supuestas ilegalidades cometidas en las inspecciones a locales nocturnos para beneficiar a Cursach, apenas dio detalles sobre estas pesquisas durante las seis horas de su declaración como testigo. «No lo recuerdo», repitió cientos de veces, apelando a los «más de 2.000 días» transcurridos desde entonces. Dijo ser «exhaustiva y rigurosa» en su trabajo y se remitió a las conclusiones de sus informes para acabar admitiendo «fallos garrafales» en algunos de ellos. Su desmemoria desesperó al tribunal. La presidenta, Samantha Romero, la llamó al orden en varias ocasiones, llegó a plantearle una imputación por falso testimonio, le advirtió de los «efectos gravísimos de su conducta» y sentenció: «Su interrogatorio tendrá la validez de una persona que dice que no recuerda».
La antigua inspectora del grupo de Blanqueo está apartada del servicio desde hace tres años y medio e imputada en la causa abierta en el Tribunal Superior de Justicia por las presuntas irregularidades de la investigación. Los abogados defensores siguieron intentando este martes poner de manifiesto las deficiencias y falsedades que, según sostienen, hay en sus informes. Pero una y otra vez, la testigo respondió que no recordaba qué gestiones y comprobaciones concretas realizó para llegar a atribuir delitos a los agentes investigados, atribuyendo su falta de memoria al tiempo transcurrido y a un «mecanismo de defensa de la mente humana».
Con todo, la policía defendió con uñas y dientes su labor. «Si lo he plasmado en un informe es porque lo consulté», «yo no me invento ningún dato», «si no hubieran sido rigurosos no los habría presentado en el juzgado», replicó ante la ofensiva de las defensas. «Como consecuencia de estos informes fue mucha gente a prisión», le espetó uno de los abogados, que le hizo ver después que uno de los documentos carecía de la información que analizó para implicar a su cliente en la trama: «Es un fallo garrafal», reconoció entonces la agente.
La falta de concreción de la antigua inspectora de la Policía Nacional exasperó al tribunal y la presidenta, Samantha Romero, acabó acusándola de «impedir a las partes hacer su trabajo, especialmente a las defensas». «Usted está diciendo a los abogados que comprueben lo que usted ha hecho. Es inaudito. No alcanzo a entender su conducta en modo alguno. La que tendría que venir a concretarnos es usted», la reprendió. «No es de recibo que responda que no lo recuerda o no lo sabe. Que alardee de ello no se lo puedo consentir. No se jacte de ello. Es la primera vez en 22 años de carrera que veo algo así», le dijo en otra ocasión. Romero le recordó que su actitud podría tener unos «efectos gravísimos» que no concretó y una acusación de falso testimonio contra ella: «Estamos en la cuerda floja». La presidenta del tribunal avanzó ya cómo valorará su testimonio para redactar la sentencia: «Su interrogatorio tendrá la validez de una persona que dice que no recuerda».
En defensa de la Patrulla Verde
El segundo testigo que compareció fue un agente de la Patrulla Verde que llegó a ser detenido por esta causa y acabó exculpado. El policía defendió la labor de su unidad y de varios de sus compañeros que se sientan ahora en el banquillo de los acusados. «Gabriel Torres nunca dio órdenes de no inspeccionar determinados locales», señaló sobre el antiguo jefe del grupo policial. «En 24 años de servicio no recuerdo haber tenido nunca la percepción de que se había preavisado de inspecciones al Grupo Cursach», dijo. El policía explicó que sí hubo una instrucción de servicio para que la Patrulla Verde informara a sus superiores cuando fueran a intervenir en la Playa de Palma, pero no acerca de los locales concretos a los que acudirían.
El testigo cargó contra Penalva y Subirán y acusó al exfiscal de haber «guiado» su declaración cuando fue arrestado. «Es una declaración sesgada. Hay cosas que dije que no están y cosas que se ponen en mi boca que dijo Subirán», afirmó para desdecirse de algunas de las afirmaciones que hizo entonces. Calificó la instrucción del caso Cursach como «la época del terror» y aseguró que los miembros de la Patrulla Verde eran entonces «unos apestados». «Nos sentíamos acosados y perseguidos», dijo.
El juicio continuará el próximo lunes con más declaraciones testificales. Dos de ellas se aplazaron ayer por falta de tiempo.