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Delegada del Gobierno contra la violencia de género
Entrevista

Victoria Rosell: "Los cánticos en el colegio mayor de Madrid son terror sexual contra las mujeres"

«La viñeta del juez machista retirada denunciaba una realidad que está ahí» - «La ultraderecha abona el silencio de las víctimas»

Victoria Rosell: "Los cánticos en el colegio mayor de Madrid son terror sexual contra las mujeres"

Victoria Rosell: "Los cánticos en el colegio mayor de Madrid son terror sexual contra las mujeres" G. Bosch

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Victoria Rosell: "Los cánticos en el colegio mayor de Madrid son terror sexual contra las mujeres" Jaume Bauzà

Feminista y jueza en excedencia, Victoria Rosell ha visitado Palma para participar en unas jornadas sobre violencia machista organizadas por el Consell. Carga contra las actitudes machistas que «generan miedo, desigualdad y subordinan a las mujeres».

¿Los cánticos proferidos por residentes del colegio mayor Elías Ahúja de Madrid son violencia machista?

Son gran parte del problema. Contienen un relato de terror sexual, como los pinchazos, que puedes menospreciar si no ves el significado que encierran de disciplina y control hacia las mujeres. La base de la violencia machista y de la violencia sexual no es el sexo, si no el control sobre las mujeres. Es ese control que disciplina, que hace que tengas miedo. Eso subordina y crea desigualdad y violencia. Con la brocha gorda de la derecha y la ultraderecha es solo una payasada, pero no lo es en absoluto. Como los pinchazos, contribuyen a crear terror sexual y a disciplinar a las muheres. Pero no solo a las del Colegio Mayor de enfrente, si no a todas.

¿Qué ha fallado en la educación de esos jóvenes para que al llegar a la Universidad hayan hecho eso?

Es frustrante. Las mujeres se declaran más feministas que antes y que incluso ellos rechazan estereotipos dañinos como la media naranja, y pensábamos que iban a estar más libres de violencias machistas. Pero frente a los avances del feminismo, están los avances de los reaccionarios. Los mensajes de la ultraderecha y de la derecha que la cobija van en la dirección de negar las violencias machistas, difundiendo bulos sobre denuncias falsas y ridiculizando a las víctimas. Y esos mensajes calan en las mentes más frágiles, que son las más jóvenes. Alimentan un machismo violento que pone en peligro a toda la sociedad.

¿El Colegio Mayor debería expulsar a todos los alumnos que participaron?

La dirección del colegio y la universidad [Complutense] deberían dar una respuesta. La ultraderecha promueve la falacia de la culpa individual: puedes expulsar a quienes formaron parte de esto, que sería toda la fachada del colegio. Pero sobre todo hay que contrarrestar lo que hay de sistémico en esta cultura del terror sexual. Y adoptar medidas contra las mal denominadas novatadas, que en realidad son torturas sexuales. Y educar, asumir tu responsabilidad social como universidad y colegio mayor. 

¿Esos gritos pueden ser delictivos?

La responsabilidad social se basa en que no todo es un delito individual. Probablemente esto queda fuera del Código Penal. El feminismo no es punitivista, pero ante unos hechos como esos nos tiene que hacer reaccionar como país y como sociedad. El mensaje tiene que ser de igualdad y de no subordinación de las mujeres a los hombres, y de tolerancia cero. 

Hay un problema con respecto a los jóvenes. Uno de cada cinco niegan la violencia machista, y un número significativo consideran que no es un problema tan grave. ¿Cuál es la razón de este retroceso?

No son inmunes al relato que constantemente dan algunos medios de comunicación, canales de redes sociales y algunos políticos desde sus escaños. Hay una ofensiva reaccionaria contra el progreso social que hemos alcanzado. En todo caso no veo tanto crecimiento del machismo como un gran impacto porque se les da mucha voz. Sobre todo en redes sociales, donde el algoritmo premia el escándalo, la violencia y la agresividad. El machismo es un virus de transmisión social, la única vacuna es la educación y con la pandemia hemos aprendido que no se puede vacunar al cincuenta por ciento de la población, esto no es solo una cuestión de niñas y mujeres. 

¿A más ultraderecha, más machismo?

Sin duda. Promueven el machismo y abonan el silencio de las mujeres. Si humillas y cuestionas constantemente a las víctimas de violencia sexual y machista, abonas su silencio. Y romper el silencio era el principal eje del pacto de Estado contra la violencia de género porque es la condición para salir de la violencia. 

A finales de septiembre se conocieron tres asesinatos machistas en el intervalo de pocas horas. ¿Qué es lo que sigue fallando?

El asesinato machista es la punta del iceberg, debajo de esos 1.164 asesinatos machistas desde 2003 hay un millón de llamadas al 016 y unas 150.000 denuncias al año. Bajo ese iceberg hay un montón de violencia no revelada, silenciada. Pero también es verdad que estamos en el mínimo de la serie histórica. Cuando se empezaron a computar en 2003, había 76 asesinadas al año. Y estos dos últimos años no han pasado de cincuenta. Por supuesto solo una ya es muy grave. Pero las políticas de prevención y sensibilización que ha puesto en marcha este Gobierno funcionan. 

En marzo el Tribunal Superior de Justicia de Balears forzó al Govern balear a retirar una viñeta de una exposición que retrataba a un juez machista que no se creía el testimonio de una víctima de maltrato. Usted es juez, ¿también habría pedido retirarla?

No. Hay que tener mucho cuidado con limitar libertades, especialmente la libertad de expresión. La viñeta podía ser de mejor o peor gusto, pero no es el gusto de un juez o de otra persona el que tiene que imperar. Comenté al Institut Balear de la Dona que siendo jueza escribí un artículo titulado 'Muerta sí te creo'. Venía a decir que hay mujeres vivas y denunciando a las que hay que escuchar. Y que conforme se incrementan lo síntomas vitales de la víctima, decrece su credibilidad. Esa viñeta quería denunciar una realidad que está ahí. 

¿A los jueces todavía les falta más sensibilización y formación en violencia de género?

A toda la sociedad. Pero es verdad que cuando los jueces aplican estereotipos y prejuicios machistas el daño tiene un impacto directo en la vida de las víctimas. Un prejuicio judicial siempre ha sido que en una separación los niños y las niñas tienen que estar el máximo tiempo posible con cada uno de ellos. También cuando el padre era un agresor. Nos hemos creído que un agresor, un violento, puede ser un buen padre. 

El Gobierno ultima una ley de prostitución de corte claramente abolicionista. ¿Hay que abolir o regular?

Yo soy abolicionista, pero abolir no es prohibir. No hay institución patriarcal tan arraigada en nuestra cultura como la prostitución, que manda el mensaje de que las mujeres somos un objeto que se puede comprar en un mercado. Abolir es poner puertas de salida para estas mujeres con papeles en el caso de personas extranjeras en situación irregular, facilitar la vivienda y su autonomía para salir de ahí. Por mucho que se quiera señalar las diferencias dentro del feminismo, entre posturas más regulacionistas y otras más abolicionistas, estamos todas mucho más cerca entre nosotras que de quienes abonan la mercantilización de la mujer como objeto de prostitución o como objeto de explotación reproductiva, los mal llamado vientres de alquiler que en realidad son mujeres de alquiler. 

¿Toda la prostitución es explotación sexual?

Hay mujeres en contexto de prostitución que según ellas dicen, no están explotadas sexualmente. Pero creo que son una minoría. El sistema prostitucional quita derechos y discrimina al tratarlas como objetos de compra y venta. Cuando todas tengan papeles, derechos y una autonomía económica, creeré de verdad que algunas ejercen libremente. 

Los pinchazos a mujeres en discotecas generaron mucha alarma en verano, pero han caído en el olvido. ¿Qué ha pasado?

Los pinchazos son un fenómeno de control y disciplina de las mujeres porque tú tienes que estar pendiente de tu copa. Hubo una alarma y el mensaje a las mujeres era no salgas, o sal con hombres que te van a proteger. No hay que decir a las mujeres 'vigila tu copa, ten cuidado'. Sí hay que decirles a los chicos 'no pongas nada en copas ajenas, no pinches, ni agredas'. Al final culpas a las victimas por disfrutar del espacio público por la noche, en un bar o un concierto. No se detectó una relación directa con la sumisión química, pero era lo que querían que pensaras. Y al final las víctimas se preocupaban, también sus amigas, o tienes que ir al médico por el temor a que te hayan inoculado una sustancia química. Qué sencillo es aterrar y amargar una noche a las mujeres. 

En Irán hay mujeres reclamando la libertad de quitarse el velo. ¿Se puede ser feminista y defender el velo?

Hay debates no resueltos dentro del feminismo. Algunas ven el velo como un signo de opresión y otras como un signo de identidad. Es un debate en el que no he entrado nunca, pero es importante señalar que lo que hacen las mujeres iraníes y los hombres que las apoyan. Llevo una pulsera que me hicieron unas juezas afganas: una de ellas era del tribunal de violencia de género, otra del Supremo y otra del tribunal antiterrorista. Tenían ley de Violencia de Género desde 2009 y de un día para otro todo se vino abajo. Quienes tontean con el negacionismo, el machismo violento o con disculpar el terror sexual, algunos saben lo que hacen y otros se dejan llevar. Pero es un ejemplo de que de un día para otro todo se puede venir abajo. Estas mujeres eran juezas y después se les negó hasta su condición de personas. En Irán se resisten a que pase lo mismo que en Afganistán y es una lucha heroica.

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