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Las entidades sociales de Mallorca esperan un aluvión de trabajadores precarios pidiendo alimentos este invierno

Entidades sociales de Mallorca creen que en los próximos meses habrá un aumento de la demanda de ayuda debido al fin de la temporada turística, el inicio del curso escolar, la inflación y la crisis energética

José Vicente Clemente, miembro de los Hermanos Menores Capuchinos. MARÍA PUJALTE

La crisis energética y la inflación han afectado en especial a los ciudadanos con menos poder adquisitivo. Esta situación se ha visto reflejada en las puertas de las diferentes fundaciones de Palma dedicadas a proporcionar alimentos a las familias necesitadas: «El perfil de persona que solicitaba ayudas hace unos años estaba muy marcado, pero desde 2020 cada vez son más los usuarios que acuden por primera vez», afirma Ramón Montis, presidente del Banco de Alimentos de Mallorca (BAM).

Por otro lado, desde su sede de la calle Bastió d’en Sanoguera –junto a la plaza de España de Palma–, la orden religiosa de los Hermanos Menores Capuchinos entrega «entre 180 y 200 bocadillos diarios, además de agua o leche y alimentos frescos y conservas para quien lo necesite», cuenta a este diario el padre José Vicente Clemente, uno de los frailes que junto a voluntarios laicos coordina y ofrece su servicio para llevar a cabo este proyecto.

«Un perfil nuevo de solicitantes de donaciones o ayudas a diario son aquellas personas que disponen de trabajo pero siguen viviendo en la precariedad, sin poder llegar a fin de mes», lamenta Clemente, y añade que «muchas de estas familias vienen con niños pequeños».

La subida de los precios ha puesto a prueba al Banco de Alimentos de Mallorca (BAM), que se ha visto afectado de forma directa debido a la disminución de donaciones recibidas, tanto por parte de particulares como de entidades privadas: «Las donaciones económicas de personas de a pie han disminuido un 68% y las donaciones empresariales han bajado un 67%», comenta la tesorera del BAM, Genoveva Fontenla, a lo que añade que «en la actualidad, la fuente principal de donaciones son las instituciones que colaboran con la entidad».

En cambio, para los Hermanos Menores Capuchinos, es en los periodos en los que se vive una situación límite de la economía en los que «reciben más apoyo de los negocios de la zona, que ofrecen productos a diario para que puedan ser distribuidos entre los más necesitados», destaca Clemente, e incluye que «el tejido del barrio se ha construido sobre la solidaridad, pero con mucha discreción».

Al mismo tiempo, Montis categoriza la situación actual como «muy complicada», y asegura que el BAM puede seguir ofreciendo su servicio gracias a las subvenciones del Govern: «En años anteriores, recibimos donativos de empresas, pero este año algunas han reducido sus donativos a la mitad y, en otros casos, no hemos recibido ninguno».

Por ello, asegura que aunque podrán «terminar el año sin quedarse a cero», este invierno será el más complicado de los últimos años: «Se intuye que a finales de este año habremos recibido, aproximadamente, 500 toneladas menos que en 2021».

Desde la Cruz Roja, Xavier Pozo asegura que se ha notado «una disminución en nuevas personas que colaboran con la entidad», hecho que relacionan con la reducción de gastos de la población: «Si las personas tienen más dificultades para llegar a fin de mes, es normal que recorten gastos, y la solidaridad en estas situaciones siempre se ve afectada», por ello afirma que los ciudadanos prefieren «colaborar en donaciones puntuales, en causas con programas finalistas, sin tener un vínculo permanente con la Cruz Roja», sostiene, y asegura que esta es la tendencia que han visto en los últimos meses.

Una situación parecida se ha producido en las donaciones recibidas por Cáritas, el organismo de acción sociocaritativa de la Iglesia Diocesana, ya que han notado que en campañas concretas, «sobre todo las relacionadas con catástrofes a gran escala» (internacional o nacional) obtienen «mejores resultados» de participación. «Al solicitar alimentos para ayudar a los afectados por el conflicto de Ucrania, se categorizó la campaña como urgente y obtuvo un incremento del 800% de donaciones», relata Joana Adrover.

La pérdida de poder adquisitivo de un gran sector de la población ha generado, además de una disminución de las donaciones, un aumento del número de familias que necesitan ayudas para poder obtener alimentos.

Adrover prevé que en los próximos meses, «debido a la finalización de la temporada turística y al inicio del curso escolar», acudirán más personas que en los últimos meses a solicitar ayudas. Adrover relaciona este suceso de forma directa con la temporalidad del empleo en Balears y con la vuelta al cole, que tendrá lugar mañana.

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