El verano del tráfico aéreo lastrado por las protestas de los trabajadores del sector que luchan por mejorar sus condiciones laborales sigue esta semana con la huelga de los tripulantes de cabina (TPC) de Ryanair. El paro, que seguirá hasta el jueves dejó ayer dos vuelos cancelados en el aeropuerto de Palma y 39 vuelos retrasados.

Según los datos del sindicato USO, que junto con el Sitcpla lideran la protesta contra la compañía irlandesa, ayer hasta las siete de la tarde se produjeron en total seis cancelaciones y 192 demoras por el paro de los tripulantes de cabina de sus bases en España.

En Son Sant Joan los vuelos anulados fueron uno de ida y otro de vuelta a Hamburgo. Además de que se produjeron demoras en 15 salidas y 24 llegadas, con lo que el aeropuerto mallorquín resultó el más afectado por la huelga.

También se cancelaron vuelos en Barcelona en la ruta con Bérgamo y Fumicino, a la ida y al regreso. El Prat, tras Son San Joan, fue el aeródromo con más retrasos, 38 en total, seguido por el de Málaga, con 33 demoras y Barajas, con 22, además de que la huelga afectó al tráfico de Girona, Sevilla, Valencia, Alicante y Santiago de Compostela. En el aeropuerto de Ibiza USO informó de 8 vuelos con retrasos.

Lidia Arasanz, secretario general de USO-Ryanair, recordó que en esta huelga que va a ser «muy larga, con cinco meses de duración» con la que los trabajadores tratar de conseguir los derechos mínimo y básicos laborales de la legislación española, Ryanair debe «tener claro que no vamos a desfallecer por mucho que sigan presionando y vulnerando nuestros derechos».

«Llevamos 22 trabajadores despedidos por el único motivo de ejercer un derecho» de la legislación española, denuncia Arrasanz. Han interpuesto demandas para apoyar a los TPC y que un juez declare que ha sido «nulos». Además hay casi 200 expedientados. «Ryanair prefiere dejar a pasajeros en tierra y vulnerar derechos antes que acatar la legislación española» añade. Critica que «el Estado socialista sigue mirando a otro lado ante una multinacional que se ha quedado con el tráfico aéreo del país».