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Més se vende caro, pagan los mallorquines

El Consell mantiene el compromiso con el Real Mallorca pero lo desligará de la promoción turística G. Bosch

Si se necesita ser iluso para imaginar que el PSOE iba a dar marcha atrás en su política de regalar millones de euros a un club privado en una isla donde la mitad de la población tiene dificultades para acceder a una vivienda, incurrían en ingenuidad dolosa quienes le suponían a Més per Mallorca el coraje mínimo de mantener una pseudoamenaza con la que solo han engañado a sus militantes. El resto de la sociedad conoce de sobras su complejo de inferioridad ante los socialistas.

Para disfrazar los dos millones regalados al Mallorca, no se necesitaba la humillante astracanada que ha montado Més, el partido que nunca se planteó ni como hipótesis la ruptura del Pacto y la pérdida de los empleos. La incógnita de una reunión en que la Mallorca Real se jugaba más que el Real Mallorca no era el futuro de la isla que deja tan indiferente a los nacionalistas como al PSOE, según demuestra su hermanamiento en la autopista de Campos. Se trataba únicamente de averiguar el precio de Més.

Cerca de la medianoche, se supo que Més se vende caro, pero no importa porque pagan los mallorquines. Los mentirosos dirigentes de ese partido no llevan una semana lloriqueando para romper un Pacto languideciente, sino para lograr de nuevo que el PSOE les permita postrarse ante ellos. De Podemos no hace falta ni hablar, en la tierra que inventó la palabra bàmbol. Su reino no es de este mundo, su sueldo sí.

A nadie puede extrañar que hasta la Federación Hotelera se atreva a insultar a Més y Podemos, en la convicción de que no tienen ni el coraje de revolverse, y de que la mayoría de la isla coincidirá con el diagnóstico empresarial. Los presuntos izquierdistas no solo han robado a los mallorquines al mantener al patrocinio, puesto que se empleaban en estos términos cuando el PSOE desveló el regalo al fútbol profesional, es muy probable que ayer se sustentara una victoria abrumadora de la derecha con etapas en Palma-Mallorca-Balears. ¿Qué diferencia hay entre los partidos citados hasta ahora y el PP, que también apoya el obsequio?

Durante estos días, muchos jóvenes que desconocían el entreguismo de Més creían haber descubierto una nueva sensibilidad de izquierdas, que no se plegaría ante mamarrachadas como pagar por un estadio público situado en la isla. Su decepción es otro crimen de un partido ecosoberanista que ayer quedó hermanado con Vox y Ciudadanos, sendos avalistas de la aportación de dinero a un club privado. El famoso ultimátum con aires de bravata se lo dio Més a sí mismo, y se ha derrumbado al primer soplido. La entereza nunca fue su virtud más sobresaliente, pero su salida de escena de ayer se produjo reptando. Los han ultimado, sin duda.

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