«La conflictividad laboral de cara al inicio de la próxima temporada turística parece inevitable», según afirma el secretario general de la federación de hostelería de UGT en las islas, José García Relucio, que no oculta que las posturas de partida entre sindicatos y patronales están demasiado distanciadas como para que el acuerdo vaya a ser fácil, de ahí la necesidad de convocar movilizaciones, que podrían comenzar en Semana Santa. Su homóloga en CC OO, Silvia Montejano, añade que, sin dejar de apostar por el diálogo, es cierto que se prevé una negociación muy tensa en relación al próximo convenio colectivo del sector.
En este sentido, se reconoce que las relaciones con las actuales responsables de la Federación Hotelera de Mallorca no han sido fáciles, y se espera que éstas esgriman la caída de ingresos que registraron durante la pandemia, mientras que los sindicatos recuerdan que en 2020 aceptaron que no se elevaran los salarios y que muchos trabajadores se han visto afectados por los ERTE.
Además, se esgrime que el convenio balear de hostelería es un referente en otros sectores del archipiélago y en el conjunto de España, por lo que su negociación es clave.
