No todo ha sido malo. La pandemia de coronavirus ha mejorado la calidad de vida de los niños con enfermedades crónicas, según uno de los estudios de la UIB sobre el impacto social de la crisis sanitaria.

La investigación, realizada por el académico Sebastià Verger Gelabert, fue presentada ayer en el edificio de Sa Riera. Según explicaron, las medidas generales que se tomaron para toda la población fueron positivas para los niños enfermos crónicos, puesto que su situación se «normalizó» cuando sus compañeros también tenían que permanecer aislados y lejos de la escuela.

Bajo el título COVID-19 i Pedagogia Hospitalària: solucions inclusives i tecnològiques en temps de confinament’, el análisis también se ha centrado en el proceso de escolarización y en la gestión de la salud de los jóvenes, de sus familias y del personal educativo y sanitario.

El proyecto, iniciado en 2020, se divide en dos fases. En la primera, Verger estudia el bienestar emocional entre los usuarios de la pedagogía hospitalaria en diferentes regiones de Chile y España. Se detectó que el bienestar de los niños, tanto físico como emocional, se agravó por el cierre de los colegios. Sin embargo, la percepción sobre su situación ha mejorado durante la pandemia.

En la segunda fase del trabajo se estudia la adaptación de los alumnos a las clases virtuales. Las conclusiones muestran un indicio de correlación entre la coordinación escuela-familia y la satisfacción ante el proceso educativo. Con todo, la mayoría de estudiantes prefieren volver a la modalidad presencial.

El proyecto forma parte de las 11 investigaciones que ha financiado la Oficina de Cooperación al Desarrollo y Solidaridad de la UIB y la conselleria de Asuntos Sociales.