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El número de personas sin hogar aumenta un 12% en Mallorca

La covid, la inflación desbocada y los elevados precios de la vivienda arrastran cada vez a más ciudadanos a la pobreza y la exclusión

Un asentamiento en los alrededores del antiguo velódromo, ubicado en la zona de sa Riera en Palma. J.B.

Para la pandemia de la pobreza no hay vacuna. No existe una inyección que inmunice contra las desigualdades económicas, aunque aumentan cada año, ni una fórmula sencilla para traducir la situación de las personas sin hogar en cifras oficiales.

El Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS) calcula que en la isla hay cerca de 150 personas viviendo en la calle. Sin embargo, es un dato aproximado que podría cambiar cada día, advierte la propia institución. También se sabe que en Mallorca, el ‘sinhogarismo’ varía de forma significativa en función de la estación.

Este invierno ha sido duro y ha llegado a haber cerca de 175 personas en la calle, calcula el IMAS. Una cruda realidad que durante el verano, con la llegada de la temporada turística, suele experimentar una ligera mejoría. Ahora mismo, señala la entidad, parece que el número de personas sin techo se está estabilizando respecto a 2019. No obstante, en 2021, el último año contabilizado en su totalidad y con las cifras ya definitivas, la crisis económica derivada de la covid provocó un aumento de personas sin hogar de entre el 10% y el 12%. La mayoría de ellas están en Palma, aunque puntualmente habitan otras zonas de la Part Forana, como Calvià.

La crisis económica derivada de la sanitaria, los precios de la vivienda, la inflación desbocada y las consecuencias de la guerra en Ucrania arrastran a cada vez más personas. Además de las 150 que pernoctan en la calle, el IMAS cifra en unos 600 los habitantes de asentamientos de chabolas, infraviviendas o edificios ocupados, como la antigua prisión de Palma.

Viven expuestos al hambre, a la suciedad y a las enfermedades, en muchos casos entre la basura o en lugares insalubres. El IMAS trata de ofrecer soluciones: unas 490 personas acuden a los centros de la red de inclusión social, ya sea para comer, dormir o asearse, en función del tipo de servicio que se preste. En 2021, estos centros, como Ca l’Ardiaca, Casa de Familia o el albergue de Manacor, atendieron a más de mil personas. También hay tres centros temporales en Ruberts (Sencelles), en Son Ribes y en es Molinar, en Palma.

El ‘sinhogarismo’ es la cara más extrema de la vulnerabilidad y la exclusión social. Pero no hace falta irse tan lejos para constatar cifras alarmantes: en Baleares, estas opulentas y paradisíacas islas reivindicadas como la capital del turismo, el 17,6% de los ciudadanos estaban en riesgo de pobreza en 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Esto es, más de 200.000 residentes del archipiélago con dificultades para llegar a fin de mes, afrontar gastos imprevistos o incluso con carencias materiales y sociales severas.

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