El éxito del chupinazo en Sa Possessió deja claro que la gente quiere olvidar el virus, aunque siga entre nosotros. Más de 1.000 personas se han congregado en el mítico recinto para celebrar la fiesta de San Fermín del bar España. El millar de clones pamplonicas dejaron claro desde el primer momento que habían venido a pasarlo bien. Y así ha sido: desde las 10:30 horas ya eran muchos los que esperaban ansiosos a las puertas del recinto. Incluso alguno llegó preparado, con alguna consumición previa entre el coche y la entrada.

Un clásico de esta celebración, el apretón, también ha estado presente durante toda la jornada, aunque a medida que iba pasando el día se convertía, paradojas de la fiesta, en abrazo. El patio de la finca hizo de anfitrión para el esperado chupinazo, que fue debidamente agradecido por el público con aplausos y hurras. No cabía, como era de esperar dada la expectativa, ni un alfiler, lo que provocó que la fiesta fuera aún más animada si cabe. Así, se repitieron todas las tradiciones pamplonicas. No podían faltar los toros con ruedas, los toreros y la multitud rojiblanca.

La organización trabajó a destajo para que todo saliera bien, sabedores de que volvían a albergar una fiesta muy esperada y que el ambiente sería incluso más festivo que otros años por la «liberación» de la pandemia. Muchos de los asistentes habían estado la noche anterior en la tradicional fiesta del Bar Flexas, pero el disfrute de la noche no impidió que estuvieran presentes en el chupinazo para cantar «A Pamplona hemos de ir». Aunque sea otro año.