La existencia de reservas marinas y una mayor concienciación social resultan claves para conseguir un mar Mediterráneo más sostenible. Su conservación y protección dependen básicamente de la existencia de una estrategia marina balear con unas líneas de acción definidas; un incremento de la inversión y un debate social sereno para asumir una mayor responsabilidad sobre la necesidad de proteger y conservar los fondos marinos. 

Esta es una de las principales conclusiones de la segunda edición del Foro Mare Nostrum que tuvo lugar el pasado jueves en el Club Diario de Mallorca. El evento, organizado por este rotativo con la colaboración de AENA, Aeropuerto de Palma y Estrella Damm, contó con la participación de expertos en la materia tanto del sector público como privado. En el debate, moderado por Sandra Benbeniste, directora de la Oficina de Sostenibilidad EMEA Grupo Iberostar estuvieron presentes Joan Mercant, director general de Pesca y Medio Marino; Aurora Ribot, consellera Insular de Medio Ambiente; Aniol Esteban, Fundació Marilles y Pere Oliver, científico marino y exdirector general de R+D+I del Govern.

Este año la labor de concienciación del foro se complementará hoy sábado a las 10 horas con una acción de limpieza de costa en la zona del Toro, en Calvià.  

Dos ponencias y una mesa redonda sirvieron para analizar la situación del mar Mediterráneo desde un punto de vista medioambiental y para aportar las estrategias y acciones que deben aplicarse para avanzar en su protección y evitar su degradación.

Pere Oliver abrió el turno de las ponencias advirtiendo de que el Mediterráneo es un ecosistema «pequeño, frágil y cerrado» sometido al cambio climático, la sobrepesca, la contaminación y el turismo insostenible, entre otras amenazas. Reconoció que la solución a esta problemática «resulta complicada» ya que, en su opinión, «no existen actuaciones que reviertan esta situación y se aplican adaptaciones de manera improvisada». Recordó que a lo largo de nuestra historia se han producido cambios climáticos y la población mundial ha estado sometida a regulaciones constantes. «En la actualidad somos 8.000 millones de personas en el planeta y cuesta pensar en un decrecimiento poblacional», aseguró al tiempo que precisó que frente a este incremento los recursos de la Tierra y del mar son limitados lo que genera grandes desigualdades y movimientos migratorios. Reconoció que la solución «es complicada» y mencionó las grandes epidemias y las guerras como vías de reducción de la población. 

Puso como ejemplo la degradación que ha sufrido Portocolom desde la llegada del turismo de masas en los años 60. 

La segunda ponencia estuvo protagonizada por Aniol Esteban, de Fundació Marilles, una entidad privada sin ánimo de lucro, referente en la conservación marina. Durante su intervención titulada Retos y Soluciones en el Mediterráneo, Esteban puso en valor los más de 3.000 millones de euros que esta organización ha invertido para la conservación marina aunque lamentó que exista una «infrafinanciación» por parte de las instituciones.

Los retos de la conservación

Enumeró los retos a los que se enfrenta el Mediterráneo. En primer lugar, el cambio climático y el calentamiento global. Estos dos fenómenos provocan la dispersión de especies invasoras y la alta mortalidad de la posidonia, una planta acuática que ayuda a reducir toneladas de CO2 y evita la erosión de las playas. 

En segundo lugar, citó como reto la sobrepesca. Reconoció que si bien en Baleares la presión pesquera es menor que en otras comunidades, el declive del sector pesquero es una realidad. Según un informe de la FAO, llega al 10%. Por ello, consideró que deben establecerse mejores reservas marinas para fomentar la «pesca de calidad». Esteban definió como «una gran oportunidad para Baleares» la existencia de pocos pescadores y una gran demanda social de pescado de calidad «lo que puede ser aliado de la conservación del Mediterráneo».

Entretanto, la pérdida de biodiversidad es otro de los retos. Esteban consideró que el Mediterráneo es un tesoro en biodiversidad marina que debemos proteger. En su opinión, el turismo de naturaleza está «infradesarrollado en Baleares» y podría suponer un generador de riqueza. 

Como conclusiones resaltó la importancia de las áreas marinas protegidas frente al cambio climático. En estos momentos, solo un 20% del mar balear se encuentra preservado y un 0,2% altamente protegido. «El objetivo debería ser llegar al 50% de protección y considero que el sector turístico también tendría que implicarse en una mejor conservación marina», concluyó. 

La labor de concienciación se complementa hoy con una acción de limpieza en la zona de Calvià

Estrategias de actuación

La mesa redonda posterior sirvió para explicar las estrategias y prioridades para proteger nuestro mar. Joan Mercant puso de relieve que parte de los esfuerzos del Govern en materia pesquera han ido encaminados a concienciar a los pescadores del papel esencial de las reservas marinas.

Por su parte, Aurora Ribot aseguró que las reservas marinas son esenciales porque «dan a la naturaleza la oportunidad de regenerarse» pero por si sola es una medida insuficiente. Según Ribot para luchar contra el cambio climático otra medida esencial debe ser no generar residuos, principal fuente de contaminación marina. «El 95% de los contaminantes del mar son los plásticos», recordó. El Consell de Mallorca se encarga de la gestión de los residuos y la institución concede subvenciones a las empresas para que reduzcan los envases. «Apostamos por un cambio de comportamiento que fomente la protección marina».

Sandra Benbeniste, como directora de la Oficina de Sostenibilidad EMEA Grupo Iberostar destacó la importancia de la participación público-privada y de la sociedad en general para la protección de nuestros mares. «Desde Iberostar trabajamos con indicadores científicos y colaboramos con organismos como la UIB o IMEDEA», manifestó Benbeniste. En este aspecto también coincidió Pere Oliver quien resaltó la relevancia de la implicación social y el papel esencial de las reservas marinas. Sin embargo, lamentó la falta de recursos con que cuenta Cabrera pese a ser un espacio protegido. Aniol Esteban mencionó los puntos esenciales que deben centrar las acciones de conservación del Mediterráneo. En primer lugar, contar con una estrategia marina balear con una líneas de acción definidas. En segundo lugar, una mayor inversión. «Todavía no está claro qué parte de los fondos europeos Next Generation se destinará a la protección marina», precisó. 

En tercer lugar, aludió a la necesidad de un debate sereno en una sociedad que, en su opinión, «está muy polarizada y se siente víctima. Tenemos que asumir responsabilidades». 

Durante el encuentro se analizó la importancia de la vigilancia del cumplimiento de las normas y la capacidad de actuación de las administraciones para hacer posible la conservación. Joan Mercant consideró que la lucha por la conservación marítima debe ser transversal y recordó el papel fundamental de las reservas marinas. Aurora Ribot indicó que una de las medidas del Consell para conseguir un Mediterráneo más sostenible es poner límites a la actividad turística. Como conclusión Aniol Esteban recordó que las industrias clave de las islas como el turismo, la pesca y el sector náutico «están ligadas a la conservación del mar. Todos los participantes coincidieron en la necesidad de implicar a toda la sociedad para desarrollar acciones en positivo para salvar el mar.  

Joan Mercant; Aniol Esteban; Aurora Ribot; Pere Oliver; María Jesús Riera, coordinadora del Club DM y el gerente de Diario de Mallorca, Sebastián Oliver durante el Foro Mare Nostrum. B. Ramon