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SANIDAD

Dos horas esperando en tu centro de salud para que el médico se marche sin atenderte al acabar su turno

El ambulatorio de Trencadors, pese a actuar como PAC de urgencias de Atención Primaria, no admitió a más pacientes desde las siete de la tarde del domingo

Una imagen tomada ayer en el centro de salud de Trencadors, en s’Arenal de Llucmajor. Diario de Mallorca

Ainhoa A. B. es una joven de 22 años que reside en s’Arenal de Llucmajor y el pasado domingo acudió a su centro de salud de Trencadors con una test de antígenos en la mano que certificaba su contagio por covid, alarmada por la intensidad de alguno de los síntomas que manifestaba y, en definitiva, para conseguir un justificante de la enfermedad que poder esgrimir ante su empresa, un centro de educación infantil de cero a tres años.

Llegó a las seis de la tarde y, tras esperar durante más de horas, vio con estupefacción cómo el facultativo que debía atenderle se marchaba al acabar su turno a las ocho de la tarde sin mirar atrás y comprobar que, aparte de Ainhoa, había otros tres pacientes que habían llegado antes que la denunciante que quedaban sin recibir la asistencia por la que habían esperado varias horas de su tiempo.

Preguntado el Servei de Salut por esta queja, que la propia afectada plasmó en la hoja de reclamaciones que se reproduce en esta información, lamentó la forma de actuar del facultativo por dejar abandonados a los pacientes al concluir su jornada y admitió que el PAC de Trencadors se quedó sin médico al sufrir una baja repentina el que debía reemplazar al facultativo que acababa su turno.

Reproducción de la queja registrada por Ainhoa

Añadieron las citadas fuentes que se envió a una enfermera de refuerzo pese a que admitieron que esta profesional no podía pasar consulta para intentar desatascar el atasco generado.

Una aglomeración de pacientes que no conseguía drenar un médico que se comportaba de manera excesivamente parsimoniosa, dedicando demasiado tiempo a cada visita, siempre según la versión subjetiva de los pacientes que aguardaban a las puertas de su consulta.

La propia Ainhoa, que acudió al centro de salud acompañada por su madre Amparo B., ya percibió el grado de crispación del personal que le atendió en el servicio de admisión que, al referirle su sintomatología, le espetó «pues aguanta, que vas a estar esperando dos horas largas».

«Había mucha gente esperando, entre diez y quince personas, y el médico se demoraba mucho con cada visita», confirmaba la madre revelando que, desde las siete de la tarde, los de admisión ya no admitían a más pacientes, a todo usuario que acudía al centro de salud se le negaba el acceso cuando tiene la calificación de Punto de Atención Continuada (PAC) o, lo que es lo mismo, los centros de salud ubicados físicamente en la part forana que atienden las urgencias de este nivel asistencial hasta las ocho de la mañana del día siguiente. Unos dispositivos a los que las autoridades sanitarias insisten en dirigir a los usuarios con patologías más banales para evitar la saturación de las urgencias hospitalarias.

El relato de Ainhoa concluye revelando que a las ocho de la tarde, cuando aún esperaba ser atendida precedida por otros tres pacientes llegados antes, el médico acabó su turno y se marchó dejando en la estacada a unos usuarios que, ya suspicaces, se habían acercado a admisión para preguntar de forma reiterada: «¿Me asegura usted que me van a atender?».

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