Un nuevo episodio de la denuncia de los pescadores de Baleares de la que se hizo eco este diario el pasado domingo de que barcos de cerco venidos de la península y de otros puntos del litoral Mediterráneo acostumbran a abandonar atunes rojos muertos a la deriva cuando fallecen al ser trasladados vivos en gavias con destino a granjas de engorde, para evitar con esta acción que computen en las cuotas de capturas que tienen asignadas, volvió a producirse ayer.
El arrastrero Marruza, con base en el Port d’Andratx, capturó accidentalmente entre seis o siete túnidos que previsiblemente habrían fallecido en las circunstancias referidas. Esto es, al ser trasladados en gran número y en un estado de hacinamiento, en las jaulas marinas que les conducen a las granjas de engorde situadas en el litoral penínsular donde, una vez que aumentan de peso con piensos, son eviscerados y congelados antes de ser comercializados en los principales mercados del mundo, fundamentalmente en Japón.
Porque se trataría de atunes muertos abandonados por los cerqueros o se estaría ante un caso de inexplicable mortandad de estos túnidos en aguas de Balears cuyas causas los científicos deberían investigar.
Desde la Federación Balear de Cofradías de Pescadores (FBCP) se explicó que el pesquero estaba faenando donde lo hacen los arrastreros de Andratx y Sóller, a unas diez o quince millas de la costa mallorquina, cuando en sus redes izaron varios atunes en avanzado estado de descomposición que arruinaron el resto de capturas que subían en el arte y malogrando asimismo la jornada. Desde la FBCP señalaron que han denunciado estos hechos a una instancia superior, a la directora general de Pesca de la Comisión Europea, Charlina Vicheta.
