La precariedad laboral, la exclusión residencial y la salud psicoemocional han sido los factores clave de exclusión social para Càritas Mallorca, que presentó ayer en Palma su Memoria 2022. A estas tres causas se le añade la brecha digital, una problemática que la pandemia ha generalizado en algunos sectores. La organización contó el año pasado con 694 voluntarios, el 79% de ellos mujeres y tan solo el 21% varones. Además, 99 fueron de nueva incorporación, y de estos últimos, un 19% son personas inmigrantes.

Càritas Mallorca destinó en 2021 más de 3,8 millones de euros a iniciativas sociales para atender, en total, a 9.249 personas. El 31% fueron demandantes de atención social por primera vez, mientras que el resto ya habían sido atendidas alguna vez por la entidad. Este dato pone de manifiesto, según indicaron los responsables de Càritas Mallorca, la «cronicidad» de las personas que viven en una situación de vulnerabilidad.

Por grupos de edad, de las 9.249 personas acompañadas, el 19,1% eran menores de edad, el 30,5% tenían entre 18 y 35 años, el 46,8% entre 35 y 65 y tan solo el 3,1% eran mayores de 65. Además, el 54% eran mujeres y el otro 46% hombres, según el informe presentado ayer. En concreto, el perfil medio de persona atendida es mujer, de unos 35 años y con hijos.

La organización también proporcionó los datos por nacionalidades; el 70% de los atendidos fueron migrantes, y de estos, el 37,5% estaban en una situación administrativa irregular, una condición que, explicaron desde Càritas, aumenta el riesgo de exclusión y vulnerabilidad. En cualquier caso, la nacionalidad con más demanda fue España (2.588 personas, el 28% del total), seguida por Colombia (1.939 atendidos), Senegal (1.038) y Marruecos (827). También se acompañó a personas de países como Bolivia, Nigeria, Argentina, Perú o Venezuela.

Cabe destacar que el 46,2% del total no contaban con formación homologada, mientras que solo el 1,8% de los que solicitaron ayuda tenían estudios universitarios. Sin embargo, en lo que a situación laboral se refiere, la mayoría de personas activas (58,5%) estaban desocupadas.

De todos modos, desde la entidad han descartado comparar los datos de 2021 con el año anterior, ya que 2020 fue un ejercicio «excepcional» con un fuerte incremento de demandantes de ayuda a causa del estallido de la pandemia.

Por otro lado, Càritas Mallorca destinó en el último ejercicio 3’9 millones de euros en acción social, proyectos de economía solidaria, y Cooperación Internacional en Mali, Mozambique, y Marruecos. Las aportaciones privadas (546 socios y 1.096 donantes) representaron el 66% de los ingresos de la entidad, es decir, 2,4 millones de euros. El financiamiento público fue el año pasado de 1,2 millones. Con todo, la organización cerró el ejercicio pasado con un déficit total de 207.999,27 euros.

La secretaria general de Càritas en la isla, Raquel Ríos, enumeró los retos que se plantea la entidad solidaria de cara al futuro, entre los que está llevar a cabo una redistribución del trabajo para mejorar la atención de los usuarios en el territorio. También buscarán consolidar las políticas públicas de vivienda, una de las problemáticas que más sufren los colectivos vulnerables en Mallorca.