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El TSJB suspende al catedrático de la UIB condenado por coacciones

El profesor Miguel Beltrán se dedicó a instigar a una compañera del departamento de filosofía

El catedrático (a la derecha) fue juzgado en Palma. B. Ramon

El Tribunal Superior de Justicia ha confirmado la sanción disciplinaria impuesta al catedrático del área de filosofía de la UIB, que fue condenado a seis meses de cárcel por un delito de coacciones, cometido sobre una compañera de su departamento. El docente Miguel Beltrán llevó a los tribunales e impugnó la suspensión que el rector de la UIB dictó en el mes de marzo del año pasado, al imponer una sanción de seis meses de suspensión. Esta medida disciplinaria, que tenía su origen precisamente en la condena penal, se justificaba por entender la UIB que el catedrático había cometido una falta muy grave contemplada en el régimen disciplinario.

El profesor alegó ante los tribunales que esta medida de suspensión le ocasionaba unos perjuicios personales de difícil reparación, si bien no los identificó.

Miguel Beltrán es titular de la cátedra del área de conocimiento de filosofía moral, adscrito al departamento de Filosofía de la UIB.

El profesor se dedicó a planificar una persecución contra una compañera de departamento, por un conflicto para impartir una asignatura. Para llevar a cabo su plan utilizó a su pareja sentimental, que a la vez actuaba como secretario personal.

Fue este secretario quien se dedicó a insultar y a perseguir a la profesora por el campus universitario. Además, también recibió decenas de correos electrónicos anónimos, donde se la insultaba. La mujer aspiraba a impartir las clases que hasta ese momento había dado el catedrático Camilo José Cela Conde, que se había jubilado. El mensaje que recibía siempre era el mismo, que renunciara a la asignatura de valores y cognición humana.

Durante el juicio el catedrático rechazó su intervención en los hechos, pero la magistrada que juzgó el caso lo consideró inductor y a la vez cooperador.

La sentencia imponía, además de la pena de prisión, una orden de alejamiento. El catedrático no podía acercarse a su compañera de departamento durante un periodo de dos años. De momento, no podrá hacerlo en estos seis meses en los que dura esta suspensión confirmada por el TSJB.

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