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El debate sobre la prostitución: 'Proderechos' y abolicionistas, frente a frente

Ruth Maestre, profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia, y Julia Sevilla, profesora honorífica del Departamento de Derecho Constitucional de la misma universidad, enfrentan los argumentos para regular la prostitución en España

Ruth Mestre y Julia Sevilla mantienen un debate sobre cómo abordar legalmente la prostitución. GERMAN CABALLERO

Ya desde la definición de qué es la prostitución se observan las diferencias. Para Julia Sevilla, la prostitución es la venta del cuerpo de la mujer, una pérdida de sus derechos y el escalón que mide el último nivel de igualdad. Ruth Mestre, por su parte, pide diferenciar el "trabajo sexual ejercido libremente" y la explotación sexual, algo que para la primera es impensable. Si se diferencia, califica la prostitución de "actividad económica donde se intercambia sexo por dinero".

Las primeras palabras evidencian ya que los modelos defendidos son distintos. Ruth Mestre, doctora en Derecho, profesora de Filosofía del Derecho e integrante del Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València se considera "proderechos" mientras que Julia Sevilla, también doctora en Derecho y profesora honorífica del Departamento de Derecho Constitucional de la misma universidad y parte del Institut Universitari d'Estudis de la Dona se define como "abolicionista".

Se conocen de antes tanto a nivel personal como por sus posicionamientos. De hecho, al debate le precede el buen rollo entre ambas y alguna broma. "No se ven muchas fotos de personas con posturas contrarias sobre la prostitución ahora", explican insistiendo en el momento "caldeado" en el que se encuentra el debate. Luego, argumentos mediante, la tensión sube, pero al final la despedida es cordial, cariñosa, con un "estaríamos discutiendo hasta el infinito".

"Estamos en un momento importante para la igualdad de las mujeres", arranca Sevilla que recuerda que se está tramitando en el Congreso estatal una proposición de ley para abolir la prostitución y en la Comunitat Valenciana se ha presentado una ordenanza con multas de hasta 3000 euros para clientes. Es el motivo por el que la prostitución está de actualidad. "En todas las propuestas se considera a la mujer prostituida víctima de violencia de género", añade.

El modelo propuesto tanto por la modificación del Código Penal o por las sanciones a los consumidores en la Comunitat Valenciana no convence a Mestre. "Lo único que se está implementando es un sistema prohibicionista, que es el colmo, las que han podido denunciar por explotación sexual ha sido en clubes porque la Policía puede entrar a esos locales, si se cierran, se lleva a la clandestinidad y sin dar ningún tipo de alternativa", desgrana la profesora de Filosofía del Derecho.

Insiste en que actualmente "es mentira que la prostitución no esté regulada" y menciona el Código Penal, la ley de extranjería así como ordenanzas entre otras normativas. "El problema es que está regulado para que el poder lo tenga la policía, los empresarios y los clientes y lo que proponemos es dar derechos para que las mujeres se puedan proteger de esos abusos", desgrana Mestre.

El punto de choque es en si se considera que puede o no puede ser un trabajo. "Yo creo que no puede ser algo regulado", le rebate la integrante del Institut d'Estudis de la Dona de la UV quien insiste en que "no cabe dentro de los preceptos e igualdad de la Constitución porque no se permite ni la venta de órganos ni la esclavitud, la mayor parte de las mujeres que están en la prostitución lo hacen en falta de libertad, que han entrado forzadas y lo estamos viendo con la captación de mujeres refugiadas que vienen de la guerra de Ucrania".

"Depende de qué conceptos de igualdad y libertad estás manejando, en la Constitución también pone el derecho a la libre elección del trabajo o a la constitución de empresa", asegura Mestre quien asegura que le llama la atención "que se quieran aplicar unas normativas sin contar con las mujeres a las que les afecta". "¿Qué porcentaje representan?", le replica Sevilla, "la mayoría entran forzadas". "O no, no lo sabemos, los datos son estimativos y además, la trata con fines de explotación sexual ya está tipificada, el objeto de debate es la posibilidad de la prostitución ejercida libremente", contesta Mestre.

La representante del Instituto de Derechos Humanos de la UV le replica a Sevilla que la diferencia entre la prostitución y vender un órgano es que el órgano "ya no lo recuperas". "Tampoco la dignidad de que un hombre pueda comprar el cuerpo de una mujer cuando quiera y tire al traste todos sus derechos", apunta la defensora del modelo abolicionista. "Lo que es indigno es la situación en la que están: sin derechos, con miedo a que la policía les pare o el casero les eche de casa", reitera Mestre.

Aparecen entonces tres modelos de países distintos. Alemania, "donde la regulación de la prostitución ha traído un aumento de la trata y de la demanda", expresa Sevilla y que Mestre asegura que no es el paradigma que defiende. Lo sustituye por Nueva Zelanda, "donde hay pequeños burdeles autogestionados" y que cree que tiene mejores resultados. Aparece, por otra parte, Suecia, el ejemplo abolicionista con multas a los clientes.

"Es un modelo hipócrita", desgrana la profesora de Filosofía del Derecho que considera que en este país la prostitución "ha acabado la prostitución callejera, pero sigue habiendo prostitución clandestina, ellas están en peores condiciones, en una situación más peligrosa, los clientes como se sienten amenazados si hay trata o cualquier peligro nunca denuncian nada y han conseguido que alrededor de Suecia carguen con toda esa prostitución que ellos no quieren""Supone un camino hacia los derechos humanos, lleva un tiempo de reajuste, pero se prohíbe la prostitución porque trata, explotación sexual y prostitución son inseparables", defiende por su parte Sevilla.

Sin acuerdo sobre el modelo ni el país de ejemplo ni cómo abordar el asunto en la actualidad, sí que coinciden en la problemática que supone la situación actual, donde la prostitución es una realidad y donde, insiste Mestre, se realiza "sin derechos" para las mujeres. Además, ambas reclaman alternativas económicas para quienes forman parte además del coincidente rechazo a quien no la ejerce libremente. No obstante, el debate académico se termina a la espera de cómo se plasme en las futuras legislaciones.

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